Los cinco y el tesoro de Airbnb
En la plataforma de alquiler ya hay 1.000 casas donde pasar las vacaciones en Cuba
Netflix, MasterCard, Coca-Cola¡ A estas alturas del a?o, los cubanos tenemos los o¨ªdos anestesiados a fuerza de escuchar cu¨¢ntas empresas estadounidenses van a abrir oficina en La Habana. Todos quieren poner su pica en Flandes, aunque de momento se trate de una acci¨®n simb¨®lica y de buen posicionamiento para cuando lleguen tiempos mejores.
Sin embargo, Airbnb ha conseguido pasar a los hechos. En su plataforma ya se pueden encontrar unas 1.000 casas donde pasar las vacaciones en Cuba, un destino que, seg¨²n The New York Times, ser¨¢ el m¨¢s popular entre los turistas estadounidenses durante el verano de 2015.
?C¨®mo consigue Airbnb operar en un pa¨ªs sin apenas Internet ni comercio electr¨®nico? En Cuba la econom¨ªa funciona casi absolutamente con dinero en efectivo y, seg¨²n Freedom House, solo el 5% de la poblaci¨®n se conecta a diario a Internet. Hasta 2008 un particular ten¨ªa prohibido comprar un ordenador, no existe banda ancha, los m¨®viles conectados son una quimera y todav¨ªa es posible encontrar a una persona de 35 a?os que nunca ha visto c¨®mo es Internet.
Nacida en San Francisco en noviembre de 2008, Airbnb no estaba preparada, al menos en teor¨ªa, para un mundo desconectado. Precisamente, su negocio consisti¨® en valerse de las prestaciones de Internet para eliminar la figura del intermediario en cualquier transacci¨®n entre inquilinos y propietarios. Bien lo saben las agencias de viajes y las grandes cadenas hoteleras. ?Pero qu¨¦ margen de maniobra queda cuando Internet es testimonial? Pues en un inesperado malabarismo Airbnb ha resucitado al intermediario para el caso Cuba. Al menos eso opina Ted Henken, profesor del Baruch College y coautor de libro Entreprenurial Cuba: Landscape.
Seg¨²n su versi¨®n, Airbnb ha centralizado en tiempo r¨¦cord la informaci¨®n sobre ¡°las casas particulares¡± que se alquilaban en Cuba desde los a?os noventa. Un sistema de recomendaci¨®n que ha circulado de boca en boca o en listas manuscritas que unos turistas pasaban a otros y, en el mejor de los casos, estaba dispersa por diferentes webs. Hasta el 17 de diciembre de 2014, d¨ªa en que se anunci¨® el deshielo de las relaciones bilaterales, Airbnb bloqueaba a quienes desde Cuba intentaban anunciarse en su plataforma. El embargo lo prohib¨ªa, pero desde ese d¨ªa la plataforma registr¨® un aumento del 70% de las b¨²squedas de casas en Cuba desde Estados Unidos.
A partir de ah¨ª, Airbnb cambi¨® de estrategia. Durante varios meses, sus agentes recorrieron la isla hasta identificar a una serie de personas capaces de gestionar las casas que estaban fuera de Internet. Es decir, la inmensa mayor¨ªa. Les ense?aron c¨®mo usar su plataforma, cu¨¢les eran las fotos que mejor funcionaban y c¨®mo venderse en el mercado online. ¡°Nuestro equipo hizo un gran trabajo hablando con los anfitriones, d¨¢ndoles confianza y asegur¨¢ndose de que proporcionaran la mejor informaci¨®n sobre sus casas¡±, dijo un portavoz de la compa?¨ªa a la revista Fast Company. Todo en orden, salvo que los anfitriones no ten¨ªan acceso a Internet.
As¨ª que Airbnb, cuya misi¨®n era, entre otras, hacer desaparecer los intermediarios del negocio de alquiler vacacional, resucit¨® su cad¨¢ver.
Lo curioso es que si se rastrean los alojamientos de Cuba en Airbnb, de momento en torno a 1.000, se comprueba que la mayor parte est¨¢n controlados por un escaso n¨²mero de personas. Por ejemplo, est¨¢ Michel, que se ubica a s¨ª mismo en Vi?ales, al oeste de La Habana, y que gestiona 227 casas en Varadero, Cienfuegos o Bayamo; o Jorge, que desde Suiza se ocupa del alquiler de 172 casas; o F¨¢tima, que desde Trinidad, en el centro de la isla, administra 148 alojamientos. Seg¨²n las cuentas de la web Mart¨ª Noticias, de los 1.000 alojamientos disponibles en Cuba, 600 est¨¢n controlados por cinco personas. ?Cinco! As¨ª empiezan a construirse los millonarios en una econom¨ªa emergente. ?Su principal ventaja? Tienen Internet.
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