Tengo 30 a?os y fui a un concierto de Abraham Mateo
Soy adulta, asidua a festivales, coleccionista de discos. Y tambi¨¦n soy 'abrahamer'
Hay cosas que empiezan con tu sobrina pidi¨¦ndote un favor. Y terminan en un concierto de Abraham Mateo.
Ni?as locas, ni?as no tan ni?as a¨²n m¨¢s locas... Casi todas acompa?adas por madres m¨¢s enloquecidas todav¨ªa. Una de las grandes verdades de la humanidad es que todo el mundo sabe que la madre de un fan es peor que el fan en s¨ª, porque claro, su ni?a no se puede quedar sin esa foto, ese mech¨®n de pelo o ese chicle que nuestro ¨ªdolo acaba de tirar al suelo.
Madrid. 30 de Julio. 40 ?. Cada uno me coge de una mano mientras nos derretimos cruzando la plaza que nos lleva al Barclays Center de Madrid. No hay sillas, as¨ª que hay que coger al peque?o que solo tiene siete a?os y, claro, no ve, salvo en las pantallas y de puntillas. Un factor que dificulta la ingesta de cerveza que ten¨ªa en mente para poder unirme al enemigo y ser una m¨¢s. Hasta tal punto que consigues que las ni?as te miren y piensen: ?no eres demasiado mayor para comp¨®rtate as¨ª?¡±. No me hab¨¦is visto en el S¨®nar, queridas¡
Despu¨¦s de una cuenta atr¨¢s acompa?ada de gritos, aplausos, padres mirando el m¨®vil intentando que todo pase r¨¢pido y madres zarandeando a sus ni?as para que vean mejor, comienza el espect¨¢culo.
Oye, pues esto tiene ritmo. Pienso. Sus bases chunda chunda logran que quieras cantar y bailar ¡°hoy vas a ser mi girlfriend¡± a cualquier edad. Total, a nosotros nos lo cantaba Jet hace a?os en Are you gonna be my girl.
Abraham es cercano, educado y hasta entra?able. Es lo que tiene llamar a las chicas se?orita. Adem¨¢s, consu spanglish ense?a idiomas a la audiencia, e incluso da a conocer a John Lennon en uno de sus temas. Otros ni siquiera hacen eso. Un punto a su favor.
De todo se aprende: Abrahamers. Un concepto nuevo. Hacia tiempo que no me dec¨ªan algo tan bonito acompa?ado de un movimiento de cadera y una coreograf¨ªa bien flu¨ªda. Como si de Val Kilmer en Top Secret se tratase, Abraham y su gorra se contonean para la satisfacci¨®n de un p¨²blico enloquecido y ya con principio de afon¨ªa. Ay, as¨ª lo hac¨ªan los Backstreet Boys hace a?os, cuando una era peque?a (no tanto como mis acompa?antes). Ellas bailan como nosotros bailamos con Roman Flugel. Y Abraham sigue contone¨¢ndose como Jamal Lyon en Empire. Y sube a ni?as al escenario como si se fuese a hacer un Magic Mike. Y dice cosas como ¡°me gusta c¨®mo eres reci¨¦n levantada¡±. ?Perdona? Este ni?o est¨¢ creciendo muy deprisa.
La m¨²sica sigue sonando y las caderas se te van, como en aquella canci¨®n lenta que bailabas en la disco light del baile de fin de curso de BUP. Porque no lo olvidemos, todos hemos sido peque?os, hemos bailado pachanga y hemos tenido un Abraham en nuestra vida.
"Hacia tiempo que no me dec¨ªan algo tan bonito acompa?ado de un movimiento de cadera y una coreograf¨ªa bien flu¨ªda."
Los m¨¢s peque?os se quedan atontados, haciendo playback, inm¨®viles. Las mayores ya llevan pancartas y se insin¨²an un poco m¨¢s, deseando que el de San Fernando les diga mamasita, mi garita, pretty lady, mi ragazza, mademoiselle, se?orita¡ Todo dentro de una misma canci¨®n. En cuanto a la voz... bueno, es lo que tiene el sonido en madrid. Total, The Strokes tampocon sonaron bien en la ¨²ltima edici¨®n del Primavera Sound.
Conclusi¨®n: ser una abrahamers tampoco est¨¢ tan mal.
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