Una derrota para la cooperaci¨®n fiscal internacional
Es decepcionante que los pa¨ªses desarrollados hayan impedido la creaci¨®n de un organismo tributario intergubernamental
La mayor¨ªa de los gobiernos del mundo (necesitados de m¨¢s ingresos impositivos para financiar el desarrollo y combatir extendidos esquemas de evasi¨®n como los revelados el a?o pasado en el esc¨¢ndalo de los acuerdos secretos de Luxemburgo) tienen buenos motivos para colaborar en materia tributaria. Pero el impulso en pos de fortalecer esa cooperaci¨®n encontr¨® un abrupto final en la Tercera Conferencia Internacional sobre la Financiaci¨®n para el Desarrollo, celebrada el mes pasado en Addis Abeba.
Los pa¨ªses desarrollados impidieron que se aprobara una propuesta de la conferencia para establecer un organismo tributario intergubernamental dentro de las Naciones Unidas en reemplazo del actual Comit¨¦ de Expertos de la ONU, e insistieron en que la cooperaci¨®n fiscal tenga lugar exclusivamente bajo direcci¨®n de la OCDE, un organismo que controlan.
Al resto del mundo s¨®lo le queda esperar que esto no sea sino una pausa y no el final del progreso en cooperaci¨®n fiscal internacional, que comenz¨® hace 13 a?os en la primera Conferencia Internacional sobre la Financiaci¨®n para el Desarrollo en Monterrey, M¨¦xico. Dos a?os despu¨¦s (en 2004) el Consejo Econ¨®mico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC) convirti¨® su grupo ad hoc de expertos tributarios en un comit¨¦ regular con reuniones peri¨®dicas y un mandato ampliado que exced¨ªa la mera actualizaci¨®n de un tratado modelo de doble imposici¨®n.
La OCDE no alcanza a ser un aut¨¦ntico foro intergubernamental con representatividad global
Cuatro a?os despu¨¦s, en la Segunda Conferencia de Financiaci¨®n para el Desarrollo, en Doha, Qatar, se reconoci¨® la necesidad de hacer m¨¢s en cuesti¨®n tributaria, y se pidi¨® al ECOSOC analizar la posibilidad de fortalecer los mecanismos institucionales. Y luego, durante el a?o que culmin¨® con la conferencia de Addis Abeba, el secretario general de la ONU aval¨® la necesidad de ¡°una comisi¨®n intergubernamental sobre cooperaci¨®n fiscal, bajo los auspicios de las Naciones Unidas¡±.
Este aval, sumado al firme apoyo de organismos no gubernamentales y de la Comisi¨®n Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional, dio m¨¢s fuerza a la demanda de los pa¨ªses en desarrollo, organizados en el Grupo de los 77 m¨¢s China, de tener voz igualitaria en la fijaci¨®n de las normas impositivas globales. Hasta el ¨²ltimo minuto de las negociaciones de Addis Abeba, insistieron en reclamar un organismo intergubernamental con mandato y recursos que permita crear un marco global coherente para la cooperaci¨®n fiscal internacional.
Pero no sirvi¨® de nada: los pa¨ªses desarrollados, liderados por Estados Unidos y el Reino Unido (de donde proceden muchas de las multinacionales implicadas en el ¡°esc¨¢ndalo de Luxemburgo¡±) lograron impedir este muy necesario avance en la gobernanza internacional. Al final, la Agenda de Acci¨®n de Addis Abeba estipula que el actual Comit¨¦ de Expertos seguir¨¢ funcionando seg¨²n su mandato de 2004, con tres d¨ªas de reuni¨®n m¨¢s por a?o, todo ello financiado mediante aportes voluntarios. Es un hecho profundamente decepcionante.
El Comit¨¦ de Expertos seguir¨¢ funcionando seg¨²n su mandato de 2004
Los pa¨ªses desarrollados tienen un argumento, pero no es convincente. Es cierto que la OCDE, cuyos miembros son en esencia los 34 pa¨ªses m¨¢s ricos del mundo, tiene capacidad para fijar normas de tributaci¨®n internacionales. Pero el dominio de un peque?o grupo de pa¨ªses sobre esta normativa llev¨® a que, en realidad, la arquitectura tributaria internacional no se mantuviera a la par de la globalizaci¨®n.
El Consenso de Monterrey alcanzado en 2002 incluy¨® un llamado a mejorar ¡°la voz y participaci¨®n de los pa¨ªses en desarrollo en el proceso de adopci¨®n de decisiones y el establecimiento de normas sobre cuestiones econ¨®micas a nivel internacional¡±. Pero aunque la OCDE invita a algunos de estos pa¨ªses a participar en sus discusiones normativas, no les da poder en la toma de decisiones. As¨ª pues, la OCDE no alcanza a ser un aut¨¦ntico foro intergubernamental con representatividad global.
Un organismo de tal tipo deber¨ªa actuar bajo los auspicios de la ONU, que tiene la legitimidad institucional necesaria para responder con eficacia a los desaf¨ªos de la globalizaci¨®n con est¨¢ndares globales coherentes para combatir las pr¨¢cticas tributarias abusivas y asegurar una tributaci¨®n justa de los beneficios corporativos en todo el mundo.
A pesar de la decepci¨®n de Addis Abeba, el reclamo de una reforma del sistema impositivo internacional dif¨ªcilmente ser¨¢ acallado. Por el contrario, se alzar¨¢ cada vez m¨¢s fuerte en todas partes, conforme la contraproducente resistencia de los pa¨ªses desarrollados a hacer concesiones en materia de cooperaci¨®n internacional provoque un tsunami de medidas tributarias unilaterales fuera del control de la OCDE.
?Traducci¨®n: Esteban Flamini
?Jos¨¦ Antonio Ocampo, profesor en la Universidad de Columbia y presidente de la Comisi¨®n Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional, fue ministro de finanzas de Colombia y secretario general adjunto de las Naciones Unidas para asuntos econ¨®micos y sociales.
Copyright: Project Syndicate, 2015.
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