Cocina no tan f¨¢cil
Una rebanada de pan con aceite y jam¨®n se considera un plato sencillo porque se prepara r¨¢pido combinando productos ya listos
Los seres humanos contamos entre nuestras competencias con la habilidad de acomodar nuestra capacidad de asombro para normalizar r¨¢pidamente lo admirable. Es l¨®gico que lo extraordinario, en el momento que deja de ser excepci¨®n y entra en el espacio de lo frecuente, pase a ser algo corriente. Pero a menudo olvidamos que no por ello deja de ser notable y valioso. As¨ª, se naturalizan realidades y circunstancias que se sustentan en toda una trama de contribuciones y situaciones que por lo general desconocemos o, directamente, eludimos. Nos parece evidente tener luz cuando apretamos un interruptor; que corra el agua al abrir un grifo; que la basura desaparezca por arte de magia de un d¨ªa para otro de nuestras calles, o disponer de alimentos cuando precisamos de ellos.
En esa suerte de banalizaci¨®n a la que se somete todo, llama la atenci¨®n c¨®mo muy habitualmente se califica de f¨¢cil la cocina de ensamblaje, esa que se prepara en poco tiempo combinando productos que adquirimos ya preparados o que, sencillamente, hay que extraer de sus estuches, latas y botes antes de colocarlos en bandejas y fuentes para despu¨¦s servir. Puede que sea r¨¢pido y funcional acomodar conservas de pimientos o esp¨¢rragos, cu?as de queso Idiaz¨¢bal o una selecci¨®n de embutidos ib¨¦ricos en nuestros platos. Pero de f¨¢cil no tiene nada. Obviamos que el tiempo y el trabajo que acumulan tras de s¨ª hasta que llegan a nuestros hogares es much¨ªsimo m¨¢s del que nos costar¨ªa elaborar la receta m¨¢s sofisticada de un restaurante, por muy compleja que sea esta. Pensamos que unas lonchas de jam¨®n sobre un trozo de pan untado con tomate y aceite son cocina f¨¢cil, o que unas l¨¢minas de salm¨®n ahumado servido con una crema de queso ¨¢cido y encurtidos no tienen trabajo. Y, sin embargo, se nos olvida que esto es as¨ª porque alguien lo ha realizado por nosotros.
El aceite, el pan o el jam¨®n ocultan procesos complejos y prolongados, arduos incluso. Si tuvi¨¦semos que llevarlos a cabo en nuestros hogares emplear¨ªamos d¨ªas, semanas e incluso meses. Sembrar el trigo, cosecharlo, molerlo para transformarlo en harina requiere, adem¨¢s de conocimiento t¨¦cnico, tecnolog¨ªa y muchas horas. Al elaborar pan sucede otro tanto. El aceite nos llega a la mesa tras tratar los olivos, recoger las aceitunas y procesarlas en la almazara. Y el jam¨®n ib¨¦rico de bellota llega al mercado despu¨¦s de una selecci¨®n gen¨¦tica de los animales, que se deben alimentar a base del fruto de la encina y pastos naturales antes de ser sacrificados y diseccionados; tras sumergir en sal marina la pieza durante tantos d¨ªas como kilos tenga esta, dar un post salado a una temperatura de entre los 2 ?C y los 6 ?C y a una humedad relativa descendente del 90% al 80% entre 60 y 90 d¨ªas; colgar en secaderos naturales, y madurar en bodegas entre 18 y 30 meses a temperaturas estables de entre 12 ?C y 16 ?C, para que despliegue los compuestos responsables del sabor y aromas t¨ªpicos. Despu¨¦s hay que laminar y envasar al vac¨ªo para que nos llegue listo para consumir.
Todo esto nos parece simple porque hay quien lo ha hecho por nosotros. Es l¨®gico entonces que frente a una elemental receta tradicional de m¨¢s de tres pasos sintamos lo mismo que al enfrentarnos a un manual con instrucciones para construir un barco. Que algo sea din¨¢mico y c¨®modo no quiere decir que sea f¨¢cil. Si trivializamos la magnitud que encierra lo que nos llega a las manos listo para comer, le restamos el valor de lo que representa. Que es mucho.
Aguacate cocido y semillas de mostaza
Ingredientes
Para 4 personas
Los aguacates
- 2 aguacates
- 3 litros de agua
- 20 gramos de harina
La vinagreta de mostaza
- 200 gramos de semillas de mostaza
- Una cebolla morada
- Un pimiento rojo
- 2 limas
- Cilantro
- 18 gramos de aceite de oliva virgen extra
- Sal
- Hojas de cilantro
- Flor de sal
Instrucciones
1. Los aguacates
Poner en una olla el agua junto a la harina. Introducir los aguacates y llevar a ebullición. Bajar el fuego al mínimo y dejar cocer durante 5 minutos. Retirar los aguacates de la olla y dejar enfriar a temperatura ambiente.
2. La vinagreta de mostaza
Cocer las semillas de mostaza en abundante agua hirviendo con sal durante 45 minutos. Pasado el tiempo, colar, enfriar y reservar. Cortar la cebolla morada y el pimiento rojo en cuadrados muy pequeños. Exprimir las limas. Lavar las hojas de cilantro. En un bol emulsionar el zumo de las limas con el aceite de oliva.
Agregar la cebolla y el pimiento a la emulsión. Añadir las mostazas cocidas; sazonar y mezclar. Finalmente, agregar las hojas de cilantro. Reservar en nevera.
4. Acabado y presentaci¨®n
Pelar y cortar el aguacate por la mitad. Retirar el hueso y dividir en cuartos. Servir el aguacate en un plato. Sazonar con unos granos de flor de sal. Aliñar con la vinagreta de mostazas. Terminar con unas hojas de cilantro.
El aguacate
El aporte cal¨®rico del aguacate, unas 137 kilocalor¨ªas por 100 gramos de porci¨®n comestible, es superior al de otras frutas debido a su contenido en grasa. La mayor parte de la grasa que contiene es monoinsaturada, entre las que destaca el ¨¢cido oleico. Entre las vitaminas podemos destacar la B6, E, C y minerales como el potasio y el magnesio.
elpaissemanal@elpais.es
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