Ni es Viagra ni se le parece
La p¨ªldora para estimular el deseo sexual de la mujer no incide en el sistema vascular, debe tomarse durante semanas y tiene una eficacia modesta
Que la p¨ªldora sea de color rosa no es ninguna casualidad. Sprout Pharmaceuticals ha recurrido a este manido artilugio para establecer un paralelismo m¨¢s f¨¢cil con la famosa ¡°p¨ªldora azul¡± y proclamar as¨ª que llega la Viagra femenina. Ya se sabe, rosa para la ni?a, azul para el ni?o. Pero ni es Viagra ni se le puede comparar. La pol¨¦mica que ha rodeado el lanzamiento mundial de la nueva p¨ªldora que promete levantar el deseo sexual de las mujeres premenop¨¢usicas no est¨¢ en absoluto injustificada. La aprobaci¨®n de la flibanserina (Addyi) por parte de la Food and Drug Administration (FDA) ¡ªla agencia que regula los medicamentos en Estados Unidos¡ª ha sido acogida con valoraciones antag¨®nicas. Hay quienes la consideran el medicamento m¨¢s revolucionario para la salud sexual de las mujeres despu¨¦s de la p¨ªldora anticonceptiva, y quienes afirman que no deber¨ªa haberse aprobado porque su eficacia es dudosa y son m¨¢s los riesgos que los beneficios.
Con posiciones tan distantes no resulta f¨¢cil aclararse pero hay unos cuantos elementos que conviene conocer antes de encomendar la libido a la p¨ªldora rosa. En primer lugar, que no tiene nada que ver con el Viagra. Aunque comparten un nacimiento azaroso ¡ªlas dos eran mol¨¦culas que se ensayaban inicialmente para otras indicaciones¡ª su mecanismo de acci¨®n es completamente diferente. La sildenafilo del Viagra act¨²a sobre el sistema vascular, facilitando el aporte de sangre al miembro masculino y con ello, la erecci¨®n. En el caso de la flibanserina, no incide sobre el sistema vascular vaginal, que ser¨ªa el equivalente, sino sobre el cerebro, potenciando e inhibiendo ciertos neurotransmisores que intervienen en muchos procesos vitales. En concreto, aumenta los niveles de dopamina y norepinefrina y disminuye los de dopamina.
Para que el Viagra tenga efecto basta con tomarlo poco antes de la relaci¨®n sexual, mientras que la p¨ªldora rosa se ha tomar durante semanas y hasta meses antes de que surta ¡°alg¨²n efecto¡±. La expresi¨®n ¡°alg¨²n efecto¡± debe tomarse en sentido literal, pues los estudios realizados hasta ahora muestran, seg¨²n reconocen los propios evaluadores, una eficacia ¡°modesta¡±. La cifran en un ¡°ligero incremento de eventos sexuales satisfactorios¡±. Tan ligero como un evento m¨¢s al mes, lo que tal vez no diste mucho del efecto placebo que se obtendr¨ªa con cualquier otra sustancia de herborister¨ªa tomada con cierta convicci¨®n. Cuando el panel de expertos de la FDA descont¨® el posible efecto placebo en los resultados que mostraban los ensayos cl¨ªnicos, result¨® que la p¨ªldora del deseo solo hab¨ªa aportado mejoras en el 10% de las mujeres.
En todo caso, tienen raz¨®n quienes afirman que para las mujeres que no experimentan ninguna apetencia sexual, una relaci¨®n satisfactoria al mes es ya una gran mejora. Pero en ese caso, la cuesti¨®n crucial es determinar en qu¨¦ casos el f¨¢rmaco est¨¢ indicado y, sobre todo, en qu¨¦ casos el beneficio compensa el riesgo. Porque la p¨ªldora rosa tiene importantes efectos adversos. Hasta el punto de que la FDA solo ha autorizado su comercializaci¨®n bajo prescripci¨®n m¨¦dica y tras firmar la mujer una especie de ¡°consentimiento informado¡± en el que deja constancia de que conoce y asume los riesgos (y de paso libera a la farmac¨¦utica de posibles responsabilidades). De momento, los ensayos realizados en 2.400 mujeres muestran que provoca mareos, somnolencia, fatiga, insomnio y sequedad de boca en m¨¢s del 10% de los casos, un porcentaje considerable. Pero lo m¨¢s grave es que tambi¨¦n puede provocar ca¨ªda de la presi¨®n arterial e incluso p¨¦rdida de conciencia, y que su interacci¨®n con el alcohol puede ser peligrosa, algo a tener muy en cuenta en un tratamiento de larga duraci¨®n.
La FDA rechaz¨® el aval a la p¨ªldora rosa en dos ocasiones. Ahora lo hace por las presiones recibidas
Todos estos inquietantes elementos son los que llevaron a la FDA a rechazar en dos ocasiones la aprobaci¨®n de la flibanserina. ?Por qu¨¦ a la tercera ha cambiado de opini¨®n si la mol¨¦cula es la misma? Por las presiones que ha recibido. Entre otras, de la plataforma Even the Score (Igualar el marcador), integrada por una veintena de grupos de mujeres, que lanz¨® una estridente campa?a acusando a la FDA de discriminaci¨®n. Argumentaba que la agencia exig¨ªa para aprobar el tratamiento de la disfunci¨®n sexual femenina m¨¢s seguridad que la para la masculina. Even the Score consigui¨® incluso la intervenci¨®n de una decena de congresistas y forz¨® una audiencia p¨²blica a mujeres con bajo deseo sexual para mostrar el trato discriminatorio. Luego se ha sabido que Sprout Pharmaceuticals ha dado soporte financiero y log¨ªstico al grupo.
No es, pues, dif¨ªcil deducir que estamos ante un nuevo cap¨ªtulo de la estrategia que desde hace alg¨²n tiempo siguen las farmac¨¦uticas para promover sus productos, especialmente cuando las ventajas no est¨¢n del todo claras. Consiste en vender primero la enfermedad y luego el f¨¢rmaco. Se trata de crear primero conciencia de que existe una necesidad no atendida, ofrecer la soluci¨®n y promover una demanda social de tratamiento mediante la movilizaci¨®n de m¨¦dicos y pacientes. Con esta estrategia se han logrado dianas comerciales tan exitosas como la de la p¨ªldora de la timidez (paroxetina), que se lanz¨® en 1992 para el ¡°s¨ªndrome de ansiedad social¡±, la del antidepresivo Prozac (fluoxetina), que sigue tom¨¢ndose muy por encima de las necesidades reales, o el propio Viagra, en cuyo lanzamiento se lleg¨® a decir que el 70% de los hombres de m¨¢s de 50 a?os sufr¨ªa disfunci¨®n er¨¦ctil.
La flibanserina se promueve ahora para tratar el llamado ¡°desorden de deseo sexual hipoactivo¡±. Pero ?cu¨¢ndo y c¨®mo comienza ese desorden? ?En qu¨¦ consiste exactamente? ?Cu¨¢les son sus causas? El sexo es algo muy psicol¨®gico. El estr¨¦s, por ejemplo, tan com¨²n en nuestros d¨ªas, provoca inapetencia sexual. Muchos otros factores la provocan tambi¨¦n. ?Qu¨¦ es lo que se ha de tratar exactamente?
Estas preguntas no tienen una respuesta clara. Pero s¨ª parece claro que hemos cambiado de paradigma. Si antes era ¡°enfermedad en busca de tratamiento¡±, ahora estamos en el de ¡°tratamiento en busca de enfermedad¡±.
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