Tontear en la oficina beneficia a su pareja (la de verdad)
El coqueteo con terceros refuerza la autoestima y enciende pasiones que luego llevamos a casa
Ya hab¨ªamos desayunado con datos sorprendentes sobre la infidelidad, como que el 39% de los espa?oles ha enga?ado alguna vez a su pareja. Y que, adem¨¢s, el 64% de ellos no se arrepiente del acto. Las cifras se extraen del estudio realizado por el Instituto IFOP en 2014 para la agencia Gleeden, especializada en encuentros extraconyugales. Seg¨²n otra investigaci¨®n de la misma compa?¨ªa, en colaboraci¨®n con el instituto IPSOS Observer, el 30% de los encuestados afirmaron que una aventura extraconyugal podr¨ªa resultar beneficiosa para la pareja.
Los nuevos datos, sin embargo, no llegan a las s¨¢banas. El reciente estudio Women's Experiences With Feelings and Attractions for Someone Outside Their Primary Relationship, de las doctoras y acad¨¦micas estadounidenses Margo Mullinax, Katie Jo Barnhart, Kristen Mark y Debby Herbenick, publicado en el Sex & Marital Therapy, avisa de que las f¨¦minas que intervinieron en ¨¦l tienen claro que los meros flirteos extraoficiales no solo no perjudican su relaci¨®n sentimental oficial (el 33,8%), sino que incluso les ayudan a aumentar el deseo hacia su pareja (15%).
A veces, el hecho de flirtear con una tercera persona puede desencadenar en nosotros un estado de excitaci¨®n que tal vez no hayamos sentido durante mucho tiempo con nuestra pareja Kristen Mark, profesora
?Pura exageraci¨®n? Tal vez no. Seg¨²n la propia Kristen Mark, profesora y directora del Laboratorio para la Promoci¨®n de la Salud Sexual del College of Education de la Universidad de Kentucky: ¡°A veces, el hecho de flirtear con una tercera persona puede desencadenar en nosotros un estado de excitaci¨®n que quiz¨¢s no hayamos sentido durante mucho tiempo con nuestra pareja. Si el coqueteo no va a m¨¢s, y nuestra relaci¨®n es s¨®lida, lo que puede ocurrir es que seamos capaces de transferir esos sentimientos de emoci¨®n hacia nuestra relaci¨®n oficial¡±. Es hasta, de alg¨²n modo, productivo, ya que, como explica la psic¨®loga Silvia Congost, experta en autoestima y dependencia emocional y autora del libro Autoestima Autom¨¢tica (Editorial Zenith), estos coqueteos tienen ligeras consecuencias positivas para nuestra personalidad. ¡°Cuando flirteas con alguien y eres correspondido, vives una experiencia muy placentera a nivel psicobiol¨®gico y el hecho de sentir que gustas a otra persona, que alguien de fuera piensa en ti, que te desea, nos hace sentir importantes y valiosos. En cierta medida, podemos decir que nuestra autoestima mejora¡±, anota.
Sin tiempo de reacci¨®n
A pesar de todo, los psic¨®logos advierten de que un tonteo continuado es un deporte de riesgo. Pero, lo quiera o no, esas atracciones intensas hacia terceras personas suceder¨¢n. Y no podr¨¢ controlarlo con racionalidad. Ni aunque usted lleve a?os practicando meditaci¨®n Vipassana. ¡°Efectivamente, es as¨ª¡±, responde una de las cient¨ªficas expertas en temas amorosos, Donatella Marazziti, profesora de Psiquiatr¨ªa de la Universidad de Pisa y miembro de la AOU Pisana, directora de los seminarios Masterclass on Love y autora de los libros La naturaleza del amor y Celosos y contentos. ¡°La atracci¨®n sexual y el deseo hacia una persona surgen sin que nosotros lo queramos, son emociones que se escapan al control de nuestra voluntad¡±, zanja.
Todo ocurre demasiado deprisa. Seg¨²n Marazziti, se necesitan simplemente seis mil¨¦simas de segundo para activar la am¨ªgdala y otras seis mil¨¦simas de segundo m¨¢s para entender qu¨¦ ha sucedido. ?Tengo miedo? ?Me he enamorado? El proceso es veloz, un complejo sistema de diferentes reacciones qu¨ªmicas en nuestro cerebro. ¡°Cuando nos sentimos atra¨ªdos por alguien, en nuestro cerebro se origina una tempestad bioqu¨ªmica en el sentido de que cambia el estado habitual de diversos neurotransmisores. En concreto, la serotonina disminuye, la dopamina y la noradrenalina aumentan, igual que los p¨¦ptidos opioides", explica la psiquiatra. ¡°La am¨ªgdala cerebral comienza a trabajar a un ritmo vertiginoso y orquesta una serie de activaciones y desactivaciones de numerosas zonas. Por un lado, activa el ansia y el miedo (que nosotros percibimos como la sensaci¨®n de estar enamorados) y, por otra parte, desactiva el ¨¢rea que regula la racionalidad. Lo que significa que cuando nos enamoramos, ?acabamos estando un poco locos!¡±, puntualiza.
Coqueteos sanos
Si se pregunta si existe alguna caracter¨ªstica espec¨ªfica en la otra persona que desencadene semejante y abrumadora revoluci¨®n neuroqu¨ªmica descrita anteriormente, qu¨¦dese con la respuesta de Marazziti: ¡°Si lo supi¨¦ramos, ya habr¨ªamos resuelto los problemas amorosos de toda la poblaci¨®n mundial¡±, bromea. Lo ¨²nico que se sabe es que esa atracci¨®n nos vuelve vulnerables, ¡°como cuando cambiamos de ambiente, de casa o comenzamos un nuevo proyecto¡±.
El 22,5% de las mujeres emparejadas suele sentir atracci¨®n por un colega de la oficina, el 21,3% hacia un ex, y el 18,8% se decanta por un amigo ¨ªntimo
Ahora bien. Lo importante es saber qu¨¦ pasa despu¨¦s. ¡°Desde que el cerebro tiene la primera reacci¨®n hasta prever si ser¨¢ amor, pasi¨®n o solo un flirteo, hay un abismo¡±, aclara. Es decir, que ponerle ojitos a un antiguo novio, re¨ªrle las gracias al mejor amigo heterosexual o ronronear como un adolescente con el compa?ero de trabajo no tiene por qu¨¦ acabar en un asunto serio, ni fuera ni dentro de las s¨¢banas. De hecho, como anota el estudio de Mullinax, el 22,5% de las mujeres emparejadas suele sentir atracci¨®n por un colega de la oficina, el 21,3% hacia un ex y el 18,8% se decanta por un amigo ¨ªntimo. Con una sola consecuencia: convertir este deseo en algo de sal y pimienta para su relaci¨®n de pareja.
A pesar de las aparentes bondades de estos pensamientos er¨®tico-rom¨¢nticos hacia una tercera persona, har¨¢ bien en estar alerta para intuir cu¨¢ndo echar el freno, sobre todo si no quiere ver c¨®mo su relaci¨®n estable, que tantas y tan buenas experiencias le ha dado y tanta felicidad le aporta (a pesar de los cotidianos rifirrafes), se va al garete por algo que, para usted, ni siquiera tiene valor emocional. ¡°Cuando vemos que estamos en un punto en el que podemos perder el control, en el que el deseo crece y ansiamos m¨¢s, mejor retirarse¡±, aconseja Silvia Congost.
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