El silencio agrava el c¨¢ncer de pr¨®stata
Casi la mitad de los afectados no hablan con los sanitarios de s¨ªntomas de un empeoramiento, como cansancio o dolor
El mayor estudio realizado hasta la fecha en el mundo con hombres con c¨¢ncer de pr¨®stata avanzado ha determinado un peligroso factor de empeoramiento: el 47% de los afectados ignora ¨Cen ambos sentidos, desconoce y no le da importancia- s¨ªntomas tan indicativos como el dolor o la fatiga. Por tanto, no los comunica a los sanitarios y se pierde un tiempo precioso de tratamiento. El estudio ha reclutado a casi 900 pacientes y 360 cuidadores de 10 pa¨ªses (Alemania, Reino Unido, Francia, Espa?a, Italia, Holanda, EE UU, Jap¨®n, Singapur y Taiw¨¢n). Lo ha realizado la Coalici¨®n Internacional para el C¨¢ncer de Pr¨®stata (IPCC por sus siglas en ingl¨¦s), en la que participa el Grupo Espa?ol de Pacientes de C¨¢ncer (Gepac), y lo ha financiado Bayer, que ha invitado a EL PA?S a su presentaci¨®n en Viena el viernes en el marco del Congreso de la Sociedad Europea de Oncolog¨ªa M¨¦dica (ESMO).
El c¨¢ncer de pr¨®stata afecta cada a?o a 1,1 millones de hombres en el mundo, expuso Brian Tomlinson, de la ONG brit¨¢nica Cancer Care, y causa 307.000 fallecimientos al a?o. En Espa?a, los datos de la Sociedad Espa?ola de Oncolog¨ªa M¨¦dica son que se diagnostican 27.500 casos al a?o, y se registran 5.500 defunciones, siendo el primero en incidencia en el pa¨ªs. Es la segunda neoplasia m¨¢s frecuente en hombres despu¨¦s de la de pulm¨®n. La fase m¨¢s peligrosa de la enfermedad es cuando aparecen met¨¢stasis (es lo que se denomina c¨¢ncer avanzado), que suelen ser, mayoritariamente (un 90% de las veces, seg¨²n Tomlinson), de huesos. Por eso es muy importante detectar cu?ando un tumor primario (circunscrito a la pr¨®stata, que se puede tratar con mucha facilidad) empieza a extenderse.
Esto sucede en un 30% de los casos aproximadamente, dijo Joe O¡¯Sullivan, del Centro para el C¨¢ncer de Irlanda del Norte. A este n¨²mero hay que a?adir el alrededor del 10% de los pacientes que llegan a consulta por primera vez con un tumor ya diseminado.
El c¨¢ncer de pr¨®stata afecta cada a?o a 1,1 millones de hombres en el mundo
El empeoramiento del pron¨®stico que sigue al proceso de met¨¢stasis hace fundamental detectar a tiempo cu¨¢ndo aparecen los primeros s¨ªntomas. El problema es que estos son bastante inespec¨ªficos. Ken Mastris, de la organizaci¨®n Europa Uomo, los resume en fatiga (la sufre el 86% de los afectados), dolor en ¨¢reas concretas, como la espalda (el 82%), dolor generalizado (70%), debilidad (67%) y dificuktad para dormir (62%), aparte de otras como problemas de incontinencia urinaria. De hecho, el dolor es ¡°el principal biomarcador de este proceso¡±, dijo O¡¯Sullivan. No hay, como para detectar el tumor por primera vez, un marcador biol¨®gico equivalente al de la prote¨ªna PSA.
La vaguedad de los s¨ªntomas y una cierta actitud entre los hombres que consideran que deben aguantarlos o que es algo normal a su edad o por otras enfermedades que tengan, dijo Mastris, hace que hasta el 39% los soporte sin acudir al m¨¦dico (o sin relat¨¢rselos) durante al menos siete meses, muchos de ellos incluso un a?o.
El estudio se centra en ese aspecto del miedo o recelo a comunicar a los profesionales de unos s¨ªntomas que son clave para detectar un cambio en el estadio del tumor. Por ejemplo, como expuso Maqbul Jamil, de Bayer Healthcare, el 34% afirma que ¡°hablar de su dolor les hace sentirse d¨¦biles¡±; un 38% dice que ¡°es dif¨ªcil hablar del dolor en que se encuentran inmersos¡±; el 57% cree que ¡°el dolor o las molestias diarias son algo con lo que tienen que aprender a convivir¡±, y el 59% afirma que ¡°no sabe si el dolor que siente est¨¢ relacionado con su c¨¢ncer¡±.
El 34% afirma que ¡°hablar de su dolor les hace sentirse d¨¦biles¡±
Idealmente, este bloqueo deber¨ªa romperse en la consulta con m¨¦dicos u otros sanitarios, pero eso implica una relaci¨®n fluida entre todos. ¡°El 84% de los pacientes va al m¨¦dico al menos cada tres meses, pero no dice nada. ?Qu¨¦ va mal para que no comuniquen sus s¨ªntomas?¡±, expuso el enfermero Lawrence Drudges-Coates, del Hospital King's College de Londres.
Los especialistas no dudan de que hay un claro componente cultural en este ocultamiento involuntario. Entre las opciones para superarlo, O'Sullivan es partidario de que los pacientes vayan acompa?ados por su cuidador a consulta. ¡°Muchas veces el enfermo dice que est¨¢ bien, pero la cara de su esposa dice claramente que no¡±, afirma. Otras veces no sirve la pregunta directa -?tiene dolor?-, sino que se puede obtener la informaci¨®n por v¨ªas m¨¢s indirectas -?sigue jugando al golf, poniendo el friegaplatos, sacando al perro?-. Si el paciente ha dejado de hacer algo de esto puede ser que le ha aparecido o aumentado el dolor o la fatiga, y habr¨¢ que estudiar si hay met¨¢stasis, dijo Drudges-Coates.
La psicoonc¨®loga Tania Escap¨¦, que hab¨ªa acudido a la presentaci¨®n del estudio, afirma que esa actitud del hombre de ocultar el dolor o negarlo es com¨²n en otros c¨¢nceres, pero que este estudio ha medido sus consecuencias en los afectados por el de pr¨®stata por primera vez.
El trabajo no acaba con la recopilaci¨®n de datos. Tambi¨¦n incluye una web, Men Who Speak Up (hombres que hablan alto), que es una gu¨ªa did¨¢ctica para los involucrados. El objetivo es aprovechar el enrome avance terap¨¦utico que ha experimentado el c¨¢ncer de pr¨®stata, tambi¨¦n en su fase avanzada, para reducir su impacto.
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