El dinosaurio que conoci¨® la nieve
Una nueva especie hallada en Alaska revoluciona el conocimiento que exist¨ªa de la fisiolog¨ªa de estos animales
Alaska, en Estados Unidos, ha escondido durante millones de a?os un mundo perdido, el de una especie de dinosaurio que viv¨ªa en un clima fr¨ªo, contrario a lo que se cre¨ªa hasta ahora. Cuando la gente piensa en dinosaurios, lo asimila a seres que viven en temperaturas pl¨¢cidas, normalmente, tropicales. El Kuukpikensis ugrunaaluk rompe los esquemas: era herb¨ªvoro, ten¨ªa un pico como el de los patos y pudo conocer la nieve. El hallazgo de los investigadores de las universidades americanas de Alaska y Florida revoluciona el conocimiento que exist¨ªa hasta ahora sobre la fisiolog¨ªa de estos animales, de los que nunca se hab¨ªan encontrado restos en latitudes tan al Norte del planeta.
"Los dinosaurios del ?rtico se adaptaron a las condiciones del clima. Lo que a¨²n es un misterio es saber c¨®mo sobrevivieron con tanto fr¨ªo", explica a EL PA?S Gregory Erickson, profesor de biolog¨ªa en la Universidad Estatal de Florida (EE UU). Responder a esa pregunta ser¨¢ la segunda parte del estudio, ya que se desconocen si estos animales ten¨ªan las cualidades id¨®neas para vivir en ese h¨¢bitat o si las desarroll¨® posteriormente. Tampoco existen evidencias de c¨®mo regulaban su temperatura corporal estos animales de sangre fr¨ªa, similares a los actuales cocodrilos, aunque de unas dimensiones gigantescas, ya que median nueve metros de largo.
En el momento en el que viv¨ªa el Kuukpikensis ugrunaaluk (que significa "herb¨ªvoro antiguo"), Alaska estaba cubierto de ¨¢rboles, ya que el clima de la Tierra entonces era, por lo general, m¨¢s c¨¢lido en su conjunto. La nueva especie soport¨® temperaturas de entre 5 y 9 grados porque en el periodo Cret¨¢cico, hace 69 millones de a?os, los inviernos eran mucho menos duros.
La teor¨ªa fue presentada d¨ªas atr¨¢s en la revista de paleontolog¨ªa Acta Palaeontologica Polonica. En ella se desentra?an los misterios alrededor de esta nueva especie, que los investigadores rechazaron que formara parte de la familia de hadrosaurios, una especie hallada a mediados del siglo XIX en Nueva Jersey (EE UU). El Kuukpikensis ugrunaaluk es un dinosaurio distinto que "soportaba entre tres y cinco meses de completa oscuridad, ten¨ªa dientes de molienda que le ayudaba a comer hierbas gruesas, y andaba principalmente sobre sus patas traseras, aunque lo pod¨ªa hacer con las cuatro extremidades, que eran escamosas, como las de Godzilla", disecciona Erickson.
No existen evidencias de c¨®mo regulaban su temperatura corporal estos animales de sangre fr¨ªa, similares a los actuales cocodrilos, aunque de unas dimensiones gigantescas, ya que median nueve metros de largo
?l es uno de los 15 investigadores que han trabajado en el proyecto en los ¨²ltimos seis a?os. En ese tiempo han estudiado m¨¢s de 9.000 f¨®siles encontrados en una formaci¨®n geol¨®gica en el Norte de Alaska conocida como Prince Creek. A lo largo del curso del r¨ªo Colville, en una capa de menos de un metro de espesor, descubrieron miles de huesos, entre ellos los del Kuukpikensis ugrunaaluk, pero tambi¨¦n los de otras 13 nuevas posibles especies que a¨²n no pueden confirmar. La Universidad de Alaska lleva buscando f¨®siles de dinosaurios en la zona desde 1980, informa Erikson, aunque el primer hallazgo fue obra del ge¨®logo Robert Liscomb en 1961.
"Se trata de una especie ¨²nica del ?rtico, nunca emigr¨®", subraya Erickson para agigantar la importancia de su hallazgo. La mayor¨ªa de esos f¨®siles corresponden a esqueletos de dinosaurios j¨®venes (lo saben por el tama?o, ya que los ejemplares solo med¨ªan tres metros de largo). Los investigadores desconocen las causas que motivaron su muerte, pero s¨ª est¨¢n seguros de que fue repentina. Es la ¨²nica explicaci¨®n posible para que exista hoy un dep¨®sito que incluye los restos de toda una manada. Erickson no sabe si ese lugar representa el final definitivo de la especie, pero s¨ª est¨¢ seguro de que exist¨ªan "cientos, miles" de esos animales paseando por los pasajes polares de Norteam¨¦rica y que su existencia ha permanecido en el anonimato hasta nuestros d¨ªas.
El hallazgo de los investigadores de las universidades americanas de Alaska y Florida revoluciona el conocimiento que exist¨ªa hasta ahora sobre la fisiolog¨ªa de estos animales, de los que nunca se hab¨ªan encontrado restos en latitudes tan al Norte del planeta
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