El sida no se cura sin un buen sistema sanitario
La prevalencia de VIH en adultos en Kenia se ha reducido casi a la mitad desde mediados de los noventa pero sigue siendo la principal causa de muerte
Cuando la hija de cinco a?os de Grace fue ingresada en un hospital de Kenia con una infecci¨®n respiratoria, no sospechaba que ten¨ªa VIH. Solo cuatro a?os m¨¢s tarde, cuando Grace se puso tan enferma que tuvo que ser trasladada al hospital, supo que ambas eran seropositivas. Madre e hija reciben ahora un tratamiento gratis y de primera categor¨ªa en uno de los mejores hospitales privados de la capital.
La mayor¨ªa de los 3.000 pacientes del hospital Mater Comprehensive Care Clinic, dedicado al tratamiento del VIH/sida, proceden de un barrio de chabolas cercano. Se trata de un centro financiado exclusivamente por donantes, sobre todo por el Plan de emergencia del presidente de Estados Unidos para el alivio del sida (Pepfar, por sus siglas en ingl¨¦s).
¡°Si no hubiera venido aqu¨ª, estar¨ªa muerta¡±, afirma Grace, una madre soltera de 32 a?os que vive en el suburbio Fuata Nyayo de Nairobi y que ha preferido no dar su nombre completo. Millones de personas como Grace se han beneficiado de los fondos asignados por donantes como Pepfar y el Fondo mundial para la lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria.
En Kenia, la prevalencia de VIH en adultos se ha reducido casi a la mitad desde mediados de la d¨¦cada de los noventa hasta el 5,3 % en 2014, seg¨²n los datos de Onusida. De su presupuesto anual sanitario de 1.250 millones de d¨®lares, Kenia destina alrededor del 60 % para la lucha contra el VIH/sida, de acuerdo con los c¨¢lculos de la Fundaci¨®n Thomas Reuters basados en datos utilizados por el Gobierno y Onusida. De esa cantidad, tres cuartas partes aproximadamente provienen de organismos internacionales, explica Onusida.
El VIH/sida sigue siendo, sin embargo, la principal causa de muerte en Kenia, y es el responsable de casi tres de cada 10 muertes en ?frica oriental, donde 1,6 millones de kenianos est¨¢n infectados, seg¨²n datos del Gobierno correspondientes al a?o 2014.
Los expertos se?alan que el desproporcionado enfoque sobre el VIH/sida se ha hecho a costa de otras enfermedades y de un sistema sanitario m¨¢s amplio que intenta llegar con dificultad a la gente que vive en los suburbios y en las regiones ¨¢ridas y remotas. ¡°Deber¨ªamos haber abordado el tema de la salud reproductiva y el VIH al mismo tiempo¡±, dice un keniano que trabaja en una organizaci¨®n ben¨¦fica del VIH y que pidi¨® no ser identificado. ¡°El VIH tiene mucho empuje pero el resto se ha olvidado¡±.
Un sistema sanitario m¨¢s fuerte
Los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU (ODS) que los l¨ªderes mundiales han aprobado a finales del mes pasado toman como punto de partida los Objetivos de Desarrollo del Milenio y buscan reducir la mortalidad materna y poner fin a las epidemias de sida, tuberculosis y malaria en 2030. Uno de los objetivos es la cobertura sanitaria universal ¡ªacceso a servicios sanitarios de calidad y asequibles para todos¡ª, y mejorar sustancialmente la contrataci¨®n, la formaci¨®n y la estabilidad laboral del personal sanitario.
Si Kenia y otros pa¨ªses en desarrollo quieren alcanzar los ODS, necesitan cambiar las inversiones destinadas a enfermedades como el VIH y fortalecer sus sistemas sanitarios, afirman los expertos. Aunque los servicios de maternidad y urgencias y la atenci¨®n sanitaria a los menores de cinco a?os son supuestamente gratuitos en Kenia, los centros del Gobierno tienen problemas de liquidez y est¨¢n sobrecargados, lo que obliga a los pacientes a comprar sus propios medicamentos. Cuando Grace y su hija ingresaron en el hospital Mbagathi de Nairobi, gestionado por el Gobierno, tuvieron que dormir en el suelo porque no hab¨ªa camas disponibles.
De acuerdo con informaciones de medios locales, muchos pacientes han muerto debido a una huelga de enfermeras que no cobraban sus salarios. La moral de los trabajadores sanitarios es baja y los pacientes se quejan a menudo de abusos. Para poder construir un sistema sanitario mejor, Kenia debe dar prioridad a la asistencia sanitaria primaria y preventiva y eliminar la ineficacia de su sistema, aseguran los expertos.
En Kenia, la mitad del presupuesto para sanidad se derrocha a causa de la ineficacia y la corrupci¨®n, dice Peter Kimuu, responsable del Ministerio de Sanidad, direcci¨®n de pol¨ªticas, planificaci¨®n y financiaci¨®n de los servicios de salud. A nivel mundial, la Organizaci¨®n mundial de la salud (OMS) calcula que entre el 20 y el 40% del gasto sanitario se pierde.
¡°La agenda para los pr¨®ximos 10-15 a?os ser¨¢ en realidad, ser¨¢ la agenda de la eficacia en vez de la agenda de la recaudaci¨®n de impuestos¡±, asegura Joseph Kutzin, un experto de la OMS en financiaci¨®n y sostenibilidad de los sistemas de salud. Un nutricionista contratado para orientar sobre dietas a los pacientes con VIH podr¨ªa, por ejemplo, aconsejar tambi¨¦n a los enfermos de diabetes y a las mujeres embarazadas.
?bola
En cuanto a los donantes, deben centrarse m¨¢s en los programas de salud a largo plazo y ser m¨¢s flexibles con la financiaci¨®n, dicen los analistas. ¡°Cuando se produce una crisis, todo el mundo se moviliza; es muy f¨¢cil conseguir dinero¡±, afirma Nardos Bekele-Thomas, coordinadora residente del sistema de las Naciones Unidas y de ayuda humanitaria en Kenia. Alrededor del 70% de la ayuda econ¨®mica que envi¨® la ONU a Kenia entre 2009 y 2013 se destin¨® a urgencias por causa del hambre y a los desplazamientos provocados por la sequ¨ªa, la pobreza y los conflictos. ¡°No tenemos nada que mostrar¡±, explica. ¡°Tenemos que movilizar nuestra energ¨ªa y los recursos necesarios para prevenir las crisis¡±.
En Kenia, el Pepfar est¨¢ eliminando gradualmente el Kenia Pharma, un sistema de contrataci¨®n paralelo que puso en marcha la Agencia de Estados Unidos para el desarrollo internacional (USAID), que ten¨ªa como objetivo entregar medicamentos a los enfermos de VIH. En su lugar, est¨¢ invirtiendo en la cadena de suministro del Gobierno keniano.
Los problemas persisten, sin embargo. Una parte del 60% de los fondos que env¨ªan los donantes para apoyar a Kenia est¨¢n fuera del presupuesto, dice Kimuu, responsable del Ministerio de Sanidad. Eso significa que se gastan en otros conceptos que no entran en el plan quinquenal del gobierno para el sector sanitario. ¡°Muchos donantes no aportar¨¢n fondos para ese plan¡±, asegura Kimuu. ¡°Vendr¨¢n y pondr¨¢n en marcha sus propios proyectos¡±. En los pa¨ªses donde hay corrupci¨®n, a los donantes les resulta m¨¢s f¨¢cil hacer un seguimiento de los gastos y conseguir sus objetivos a trav¨¦s de programas independientes.
Cambio de juego
La cobertura sanitaria universal podr¨ªa ser un catalizador para mejorar los indicadores de salud de los pobres, de las poblaciones olvidadas. Seg¨²n la OMS, m¨¢s de mil millones de seres humanos en todo el mundo no tienen acceso a la sanidad y 100 millones son empujados a la pobreza cada a?o debido al gasto ¡°catastr¨®fico¡± en atenci¨®n m¨¦dica. En Kenia, y de acuerdo con los datos del gobierno, los pacientes financian el 37% de los gastos sanitarios, lo cual afecta a los m¨¢s pobres, los donantes aportan el 35% y el Gobierno, el 28%.
"Existe un plan para introducir un seguro m¨¦dico obligatorio que permitir¨ªa a los kenianos recibir atenci¨®n integral en 4.000 centros sanitarios p¨²blicos y en 6.000 privados¡±, dice Kimuu. Los centros m¨¦dicos del gobierno tendr¨ªan incentivos para mejorar sus servicios ya que cobrar¨ªan de acuerdo con el n¨²mero de pacientes que trataran, a?ade.
Ahora bien, si no se produce un cambio en la manera de enfocar las intervenciones de atenci¨®n primaria como las campa?as de vacunaci¨®n, no se podr¨¢ cumplir con los ODS. ¡°Atendemos un gran n¨²mero de enfermedades prevenibles; son casos de enfermos que, con un poco de conciencia p¨²blica y educaci¨®n, no hubieran tenido que ser ingresados en un hospital¡±, afirma la doctora Mercy Korir, quien calcula que dichos pacientes representan dos tercios del n¨²mero de casos cl¨ªnicos.
Con informaci¨®n adicional de Alex Whiting en Londres. Edici¨®n de Katie Nguyen y traducci¨®n de Virginia Solans. Este reportaje forma parte de una serie realizada por la Fundaci¨®n Thomson Reuters para divulgar los Objetivos de Desarrollo Sostenible
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