Los astr¨®nomos observan la desintegraci¨®n de una Tierra
El telescopio espacial Kepler descubre un sistema solar en plena destrucci¨®n a 570 a?os luz del nuestro
Cuando se le pregunta a un astr¨®nomo qu¨¦ le suceder¨¢ a la Tierra cuando el Sol se apague la respuesta es que no se sabe. Por eso es tan importante estudiar el universo en busca de otros sistemas solares que ayuden a entender c¨®mo terminar¨¢ todo.
Un equipo de astr¨®nomos ha observado por primera vez una estrella moribunda del mismo tipo que el Sol que est¨¢ devorando un planeta similar a la Tierra. Sus observaciones las han hecho con el Telescopio Espacial Kepler, que ha descubierto un gran n¨²mero de exoplanetas hasta la fecha. La mayor¨ªa de ellos se ha hallado en torno a estrellas en la plenitud de su vida, como lo est¨¢ nuestro Sol actualmente. Pero tras una aver¨ªa mec¨¢nica en 2013, el instrumento comenz¨® a observar otros astros menos brillantes, entre ellos la enana blanca conocida como WD 11451+017, a unos 570 a?os luz. Este tipo de estrellas ya pasaron su fase de m¨¢xima expansi¨®n como gigantes rojas, su tama?o se ha reducido hasta ser similar al de la Tierra, pero conservan una enorme densidad que ejerce un potente empuje gravitatorio.
Entre junio y agosto de 2014, el Kepler detect¨® que el brillo de esta estrella se reduc¨ªa de forma peri¨®dica, lo que normalmente indica la presencia de uno o m¨¢s planetas orbitando a su alrededor. Pero los cambios de brillo eran d¨¦biles, muy frecuentes e irregulares. En marzo y abril de este a?o, los astr¨®nomos norteamericanos apuntaron a la estrella con varios telescopios terrestres y tambi¨¦n detectaron esos cambios lum¨ªnicos. En la atm¨®sfera de la estrella detectaron rastros de carbono, hierro, silicio, aluminio y otros elementos pesados que componen los planetas rocosos como la Tierra.
El planeta se est¨¢ descomponiendo como si fuera un cometa
En su estudio, publicado hoy en Nature, los expertos concluyen que esos cambios r¨¢pidos e irregulares se deben a la presencia de un planeta en descomposici¨®n. La silueta irregular de los fragmentos rocosos explicar¨ªa las observaciones de Kepler.
¡°Creemos que estamos ante los restos de un planeta un poco m¨¢s peque?o que la Tierra y con una masa similar a Ceres [planeta enano]¡±, explica a Materia Andrew Vanderburg, astr¨®nomo de la Universidad de Harvard y primer firmante del estudio. Calculan que podr¨ªa haber seis o m¨¢s fragmentos. Pasan por delante de la estrella m¨¢s o menos cada cuatro horas, lo que implica que est¨¢n a m¨¢s de 800.000 kil¨®metros de la estrella, algo m¨¢s que el doble de la distancia entre la Tierra y la Luna.
Los restos se est¨¢n evaporando y dejan una cola de mol¨¦culas a su paso como si fueran cometas. Hasta ahora se hab¨ªan detectado muchos exoplanetas orbitando estrellas en su juventud o en su fase de gigante roja, algunos devorados literalmente por sus astros, pero esta es la primera vez que algo similar se ve en una enana blanca. Seg¨²n los c¨¢lculos de los astr¨®nomos, a este planeta en descomposici¨®n le queda un mill¨®n de a?os de vida.
Los ¨²ltimos pedazos
¡°Algo como esto es plausible en nuestro Sistema Solar¡±, explica Vanderberg. ¡°El Sol se convertir¨¢ en una enana blanca y cuando esto suceda las ¨®rbitas de los planetas cambiar¨¢n y puede que sean empujados hacia el Sol, donde se descompondr¨¢n y se evaporar¨¢n como vemos aqu¨ª¡±, detalla.
En unos 5.000 millones de a?os, el Sol se convertir¨¢ en una gigante roja, aumentar¨¢ unas 200 veces de tama?o y se tragar¨¢ varios de sus planetas m¨¢s cercanos. No se sabe si la Tierra ser¨¢ uno de ellos ni qu¨¦ pasar¨¢ despu¨¦s. ¡°Si la gigante roja alcanza la Tierra estar¨ªamos orbitando dentro del Sol, la vida quedar¨ªa totalmente achicharrada y es dif¨ªcil saber c¨®mo variar¨ªa su ¨®rbita en esas condiciones tan especiales, pero es posible que el n¨²cleo del planeta sobreviva¡±, explica Ignasi Ribas, astrof¨ªsico del Instituto de Ciencias del Espacio (ICE-CSIC). Despu¨¦s, en una segunda fase, el tir¨®n gravitatorio de la enana blanca despedazar¨ªa los restos dejando un paisaje muy parecido a lo que se observa actualmente en WD 11451+017. ¡°Todos los trabajos de este tipo a?aden una pieza m¨¢s al puzle de c¨®mo terminar¨¢ todo y este aporta una bastante importante¡±, considera Ribas.
El misterio de las enanas blancas
El trabajo aclara adem¨¢s de d¨®nde viene buena parte de los elementos pesados que se vienen observando en torno a las enanas blancas y que supon¨ªan un cierto misterio para los astr¨®nomos, pues estos deber¨ªan haber desaparecido en el coraz¨®n del astro por el empuje gravitatorio hace mucho tiempo. El trabajo demuestra ahora que parte de la poluci¨®n de elementos pesados que hay en las enanas blancas son los restos de planetas rocosos. En el futuro, este sistema planetario en descomposici¨®n permitir¨¢ conocer en m¨¢s detalle el proceso de descomposici¨®n y estimar, por ejemplo, cu¨¢nto tiempo tardar¨ªan en desaparecer los ¨²ltimos fragmentos de la Tierra.
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