De rey de la sabana a animal de granja
El l¨¦on africano ser¨¢ viable ¨²nicamente en reservas custodiadas en el sur de ?frica y desaparecer¨¢ del resto del continente, seg¨²n la investigaci¨®n de un grupo de expertos
El tsunami de indignaci¨®n por la caza del le¨®n Cecil ya pas¨®, pero los problemas para el rey de la sabana no han desaparecido, van a peor. Las poblaciones de leones africanos menguan a?o a a?o y hacen temer que su viabilidad en la mayor parte del continente tenga los d¨ªas contados. Debilitado y en retirada, este superpredador ya no es la piedra angular de su ecosistema. En apenas un par de d¨¦cadas, los leones habr¨¢n reducido a la mitad su presencia en toda ?frica salvo en las reservas valladas del sur. "Nos tememos que el futuro de los leones est¨¦ confinado en estos lugares parecidos a granjas", lamenta Kristin Nowell, una de las mayores expertas en grandes felinos.
Nos tememos que el futuro de los leones est¨¦ confinado en estos lugares parecidos a granjas", lamenta Kristin Nowell
Nowell es una de las autoras, quien firma el estudio junto a los principales especialistas en leones, que acaban de hacer p¨²blico el estudio m¨¢s pesimista hasta la fecha sobre el futuro de este ic¨®nico depredador. Tras repasar la evoluci¨®n menguante de las principales poblaciones de le¨®n africano, los investigadores proyectan una importante probabilidad de que en 20 a?os se reduzcan a la mitad en el centro y el oeste de ?frica, algo que tambi¨¦n es probable, aunque menos, para el este. ?nicamente se mantienen?¡ªy crecen¡ª las poblaciones en el sur, donde esencialmente viven en estas reservas cerradas e intensivamente controladas.
En el estudio, publicado en PNAS, no hablan de una extinci¨®n del le¨®n en el corto plazo, ya que hay numerosos ejemplares en zool¨®gicos y fincas por todo el mundo. Pero s¨ª ponen en entredicho su viabilidad en el 95% de su ¨¢rea de distribuci¨®n original, el le¨®n como s¨ªmbolo de ?frica, mostrando su versatilidad y adaptabilidad en una gama muy amplia de h¨¢bitats que una vez dominaron, como una parte funcional de los ecosistemas en pr¨¢cticamente todos los pa¨ªses africanos. De seguir por esta pendiente, el le¨®n solo tendr¨ªa futuro encerrado.
"Esto es exactamente lo que tememos. Estas reservas son grandes lugares y un gran aporte a la red de reservas con leones, pero los necesitamos como aportaciones adicionales, no como la ¨²nica cosa que finalmente perdure", denuncia Han Bauer, autor principal del estudio. "Estamos perdiendo muchos de los grandes ecosistemas donde los leones son superpredadores y donde la intervenci¨®n humana se limita a hacer cumplir la ley. Estos lugares salvajes son muy valiosos y las reservas de manejo intensivo son un pobre sustituto", resume Bauer, investigador de la Universidad de Oxford. Hace un siglo, hab¨ªa unos 200.000 ejemplares y hoy solo quedan entre 25.000 y 35.000.
Estas fincas son valiosas a su manera para la conservaci¨®n de especies, pero "no mantienen todos los aspectos de la biodiversidad, que adem¨¢s de preservar especies incluye conservaci¨®n de la diversidad gen¨¦tica, los procesos ecol¨®gicos y los entornos", seg¨²n Bauer. "En las reservas, los leones se gestionan m¨¢s como animales de granja: alimentaci¨®n suplementaria, liberando presas dentro; cr¨ªa controlada y translocaciones para evitar la superpoblaci¨®n y endogamia. En estos lugares los procesos ecol¨®gicos naturales no son los dominantes", a?ade Kristin Nowell, que ha sido responsable de catalogar el estado del le¨®n para la Uni¨®n Internacional para la Conservaci¨®n de la Naturaleza (IUCN).
Con sus n¨²meros, los cient¨ªficos que firman este trabajo pretenden que la IUCN, organizaci¨®n encargada de definir la situaci¨®n de vulnerabilidad de las especies, considere al le¨®n en peligro cr¨ªtico de extinci¨®n en el oeste de ?frica y en peligro para las regiones central y oriental del continente. Las principales amenazas del le¨®n en estos entornos es la presi¨®n humana, que va fragmentando y reduciendo sus ecosistemas con cultivos y los ganaderos que atacan a los leones para proteger su modo de vida. Muchos autores proponen que los que vivan confinados sean los humanos, construyendo vallas de protecci¨®n alrededor de sus poblados y su ganado.
La caza como motor de conservaci¨®n
Estas fincas del sur de ?frica en las que el le¨®n no desaparece sino que crece est¨¢n muy ligadas al aprovechamiento de los grandes animales del continente para atraer turistas. Y no solo para verlos, tambi¨¦n para cazarlos. Estos pa¨ªses en los que el le¨®n crece son Zimbabue, donde se mat¨® a Cecil, y las dehesas de Sud¨¢frica, donde ya es generalizada la caza enlatada: felinos criados en cautividad para soltarlos ante el rifle del cazador extranjero en peque?os recintos. Los ricos turistas que fotograf¨ªan o matan animales en semicautividad proporcionan ingresos para que propietarios privados y administraciones vean ah¨ª un incentivo para mantener cuidadas las reservas en las que se cr¨ªan los animales lejos de los furtivos.
"La caza de trofeos se practica en muchas ¨¢reas, y donde se regula adecuadamente y se practica de manera sostenible normalmente no es una amenaza", admite Bauer. "Los gobiernos africanos tienen que pagar por el mantenimiento de la infraestructura de conservaci¨®n, y las cuotas de caza de trofeos y los ingresos asociados han sido tradicionalmente una peque?a pero importante parte de esa financiaci¨®n", reconoce Nowell, que matiza: "La caza enlatada no tiene nada que ver con la conservaci¨®n, solo se trata de ganar dinero". En este sentido, a los autores les gustar¨ªa que "tanto amor por Cecil" se tradujera en recursos financieros necesarios para mantener a le¨®n salvaje en sabanas antes de que sea demasiado tarde.
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