La c¨¢rcel espera al maltratador de animales
La juez Mar¨ªa Jes¨²s Campos es pionera al mandar a prisi¨®n a un hombre que mat¨® a palos a su caballo
Lo dice la ley: los animales tienen entidad f¨ªsica y ps¨ªquica, sienten dolor y acusan la violencia como cualquier ser vivo. Y el C¨®digo Penal lo remacha al imponer penas de hasta 18 meses de prisi¨®n a quien maltrate a un animal dom¨¦stico, amansado o que no viva en estado salvaje. Hasta ahora ning¨²n condenado por este tipo de delitos hab¨ªa pisado la c¨¢rcel, aunque el historial de sentencias condenatorias es amplio y variado.
Ejemplos: un vecino de Lleida at¨® al parachoques trasero de su coche a su perro, lo arrastr¨® a toda velocidad durente 700 metros y lo arroj¨® a un puente. Reconoci¨® los hechos, pag¨® una multa de poco m¨¢s de 2.000 euros y acept¨® una pena de seis meses de prisi¨®n que, al no tener antecedentes, esquiv¨®. En Madrid, cinco obreros fueron sancionados con una multa de 180 euros cada uno por matar a palos a dos gatos. En Toledo, un hombre fue condenado a siete meses y medio de prisi¨®n ¡ªaunque tampoco acab¨® entre barrotes¡ª por matar a dos galgos. En su defensa dijo que desconoc¨ªa que ahorcar animales fuese delito y que su abuelo lo hab¨ªa hecho toda la vida. Pero el juez fue inflexible. ¡°Si bien es cierto, por desgracia, que se trata de una pr¨¢ctica muy extendida en parte de la Espa?a a¨²n profunda¡± son actos que ¡°repugnan por su crueldad¡±.
Tan aberrantes resultan estas salvajadas que los jueces parecen decididos a encarcelar a sus autores. La magistrada del Juzgado de lo Penal n¨²mero 8 de Palma Mar¨ªa Jes¨²s Campos Barciela tiene el m¨¦rito de ser una pionera. Ha ordenado el ingreso en prisi¨®n de un hombre que mat¨® a palos a su caballo, llamado Sorky das Pont, por haber fallado una carrera en el hip¨®dromo. El due?o del trot¨®n acept¨® la pena ¡ªocho meses a la sombra¡ª pensando quiz¨¢ que nunca llegar¨ªa a pisar el centro penitenciario. Pero, dado que ten¨ªa antecedentes, la juez no acept¨® sustituir la prisi¨®n por trabajos comunitarios o una multa. ¡°Hay que ser en¨¦rgico¡± frente a conductas ¡°consideradas socialmente como graves¡±, sostiene la magistrada.
La sentencia argumenta el suceso de manera lapidaria. ¡°La muerte atroz¡± del caballo ¡°es una aberraci¨®n del siglo XXI¡± y ¡°la indignaci¨®n ciudadana mallorquina est¨¢ justificada y es leg¨ªtima¡±, observa. Y remarca: ¡°La muerte a palos, en humanos y en animales, es una de las m¨¢s angustiosas, lo cual es de p¨²blico conocimiento, y adem¨¢s puede ser no inmediata sino producir una agon¨ªa que puede durar varios minutos como m¨ªnimo, por lo que es evidente que menospreci¨® la vida del caballo, solo porque se enfad¨® por la mala carrera de Sorky¡±.
Las asociaciones dedicadas a la defensa de los animales han encontrado en la juez Campos una gran valedora de su causa. Y no les falta raz¨®n. Hace pocas semanas acord¨® el encarcelamiento de un hombre condenado a un a?o de prisi¨®n por dejar morir de hambre a su perro. El reo est¨¢ a la espera de que se resuelva su recurso. Sorky ha marcado el camino.
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