Lo nuevo, lo viejo

El otro d¨ªa hice algo horrible: estaba en un ascensor dispuesto a subir y no esper¨¦ a alguien que ven¨ªa. Fue en la cadena SER y esa persona, que llegaba luciendo una sonrisa que iluminaba todo el hall, era Carlos Boyero. Por el mejor cr¨ªtico de cine de este pa¨ªs no fui capaz de sacar la pierna, me limit¨¦ a mirarlo con una cara que dec¨ªa: es que una vez que esto se pone en marcha ya no se puede¡­ parar.

Vaya por delante que lo adoro y as¨ª se lo quiero hacer saber: se?or Carlos Boyero, le leo desde hace mucho tiempo y quisiera decirle que casi siempre comparto su criterio, su ?humor? y su sulfurosa mirada sobre el arte audiovisual.

El caso es que me march¨¦, dejando al cr¨ªtico en la planta baja. Y este suceso funciona como una alegor¨ªa: de una forma inconsciente abajo dejaba lo viejo mientras ascend¨ªa hacia lo nuevo.

Se?or Carlos Boyero: soy yo otra vez, espero no se moleste, pero no es usted precisamente una persona que se caracterice por una amplitud de mente hacia las novedades. A eso, y solo a eso, me refiero.

Creedme si os digo que, en esta ¨¦poca donde como suele decirse ¡°le he dado la vuelta al jam¨®n¡±, mi intenci¨®n es no perder comba. Abrazar con febril disposici¨®n lo ¨²ltimo que salga, es toda una declaraci¨®n de intenciones por mi parte. Por eso fui a una fiesta de youtubers que se organiz¨® en Madrid recientemente y me rode¨¦ de ellos. Y observ¨¦ extasiado sus extravagantes peinados, y lo que se dec¨ªan y c¨®mo se expresaban y me pareci¨® descubrir en su mirada un brillo especial, aunque no entend¨ª nada de lo que all¨ª se me propuso. ?Qu¨¦ me aspen si no me sent¨ª in!