Ni?as kamlari, la vida despu¨¦s de la esclavitud
En Nepal, miles de menores han sido liberadas y han emprendido sus propios negocios, pero unas 300 contin¨²an retenidas como sirvientas de familias poderosas
¡°El d¨ªa en que mis padres me vendieron a otra familia, no entend¨ªa lo que me estaba pasando¡±. Urmila Chuadhary recuerda vagamente la despedida; su madre lloraba y nadie respond¨ªa sus preguntas. A¨²n no hab¨ªa cumplido seis a?os cuando un influyente pol¨ªtico de Katmand¨² la compr¨® por 2.500 rupias nepal¨ªes, poco m¨¢s de 20 euros. As¨ª se convirti¨® en una kamlari, una ni?a esclava, a cientos de kil¨®metros de su casa, privada de cualquier educaci¨®n y expuesta a todo tipo de abusos. Fueron doce a?os de cautiverio, de los que apenas quedan marcas visibles. De vez en cuanto se acaricia una antigua quemadura en la mano, un castigo de agua hirviendo por olvidarse de comprar un paquete de tabaco. Aunque las peores cicatrices est¨¢n debajo de la ropa. Y de la piel.
Bimala Chuadhary tambi¨¦n fue una kamlari. Durante siete a?os, se encarg¨® de limpiar la casa, lavar la ropa, segar los campos y cuidar de los beb¨¦s de un matrimonio acaudalado que pagaba 2.000 rupias anuales por sus servicios. Se levantaba a las cuatro de la ma?ana y trabajaba hasta bien entrada la noche, cuando a¨²n no era m¨¢s alta que su escoba. No recuerda haber jugado nunca con otros ni?os.
Ninguna de las dos guarda rencor a su familia. ¡°No ten¨ªamos tierras y era dif¨ªcil alimentar a todos mis hermanos. ?ramos veinte en casa y apenas ten¨ªamos ingresos antes de que yo me marchase. Adem¨¢s, cuando vinieron a buscarme le prometieron a mi padre que me dar¨ªan una buena educaci¨®n y no me faltar¨ªa de nada; tendr¨ªa comida, ropa nueva y mi propia cama¡±, explica Bimala, y se r¨ªe por no llorar. Cuando el hermano mayor de Urmila tuvo que venderla para cubrir los gastos m¨¦dicos de su padre, ingresado con una enfermedad grave en el hospital, escuch¨® las mismas mentiras. Estar¨ªan mejor con ellos; eso quer¨ªan creer.
Como ellas, miles de ni?as han sido v¨ªctimas de este sistema moderno de esclavitud, que se origin¨® en los a?os cincuenta del siglo pasado, en el suroeste del pa¨ªs. La etnia tharu hab¨ªa habitado durante cientos de a?os esta regi¨®n, aprovech¨¢ndose de su resistencia gen¨¦tica a la malaria para sobrevivir en una de las zonas m¨¢s f¨¦rtiles. Sin embargo, cuando los avances m¨¦dicos empezaron a reducir la incidencia de esta enfermedad, otras tribus ocuparon esas tierras y obligaron a los tharu a trabajar para ellos a cambio de una peque?a parte de la cosecha. La pobreza fue creciendo entre estas familias, que se vieron forzadas a entregar a sus hijas para subsistir. Fue el inicio de una tradici¨®n, heredada durante generaciones y permitida legalmente hasta hace unos a?os.
Aunque exist¨ªan otras leyes para la protecci¨®n de la infancia, el sistema kamlari no fue abolido oficialmente hasta julio de 2013. Gracias a la presi¨®n de varias ONG y de las propias j¨®venes que hab¨ªan logrado escapar de los terratenientes, el Gobierno nepal¨ª se comprometi¨® finalmente a colaborar en el rescate de todas las ni?as cautivas y a emprender acciones judiciales contra cualquier c¨®mplice del tr¨¢fico de menores. Sin embargo, muy pocos se han enfrentado a multas por este delito y alrededor de 300 kamlari permanecen todav¨ªa presas.
¡°?De verdad crees que van a perseguir y castigar a oficiales de polic¨ªa, grandes empresarios y cargos pol¨ªticos? Son ellos, los m¨¢s poderosos, los que todav¨ªa esconden ni?as en sus casas¡±, cuenta Man Bahadur Chhetri, coordinador del programa de apoyo a las kamlari de Nepal Youth Foundation (NYF). Esta organizaci¨®n fue pionera en la lucha contra la esclavitud infantil y en los ¨²ltimos quince a?os ha participado en la liberaci¨®n de m¨¢s de 12.000 ni?as, que han accedido a becas para retomar sus estudios y formarse en diversos ¨¢mbitos profesionales.
De sirvientas a l¨ªderes en emprendimiento
Bimala ha recibido un cr¨¦dito de 13.000 rupias para abrir una tienda de ultramarinos junto a su familia, mientras se prepara para estudiar Ciencias Empresariales. Por su parte, Urmila va a matricularse en Derecho para ser abogada. En su comunidad, y en muchas otras, se han creado cooperativas solidarias con el apoyo de NYF, que han permitido a cientos de j¨®venes dejar atr¨¢s una vida de servidumbre y convertirse en emprendedoras. Gracias a este sistema, Mina ha abierto un sal¨®n de belleza y Dilkumari ha creado una escuela de costura en Banke, uno de los distritos donde m¨¢s ni?as se han convertido en kamlaris. Y no muy lejos de all¨ª, Kamala presume de ser, probablemente, la ¨²nica mujer que dirige un taller de motos en Nepal.
En la ONG Nepal Youth Foundation est¨¢n seguros de que esta pr¨¢ctica se habr¨¢ erradicado en menos de una d¨¦cada
En 2010, decenas de j¨®venes que hab¨ªan sido rescatadas fundaron el Foro para el Desarrollo de las Kamarli Libres, del que ahora forman parte 1.375 mujeres. Son ellas las que gestionan la mayor parte de las cooperativas, y organizan grupos de apoyo con orientadores y psic¨®logos que les ayudan a superar los traumas de su infancia e integrarse de nuevo en su comunidad de origen. Algunas hab¨ªan pasado tantos a?os lejos de casa que apenas recordaban a sus padres, e incluso eran incapaces de hablar el dialecto de su familia.
No obstante, el objetivo prioritario del Foro es colaborar con el Gobierno y las fuerzas policiales para rescatar a las ni?as que contin¨²an esclavizadas y concienciar a la sociedad nepal¨ª sobre los perjuicios de este sistema. ¡°Mi abuela y mi madre fueron kamlari antes que yo. Pero ahora he convencido a mi familia para que nunca m¨¢s vuelvan a vender a una hija¡±, explica Urmila.
El fin de la esclavitud
En NYF est¨¢n seguros de que esta pr¨¢ctica se habr¨¢ erradicado en menos de una d¨¦cada. ¡°Hemos conseguido un cambio de mentalidad. Antes los hombres presum¨ªan de tener una o dos esclavas, pero ahora las esconden porque saben que no est¨¢ bien. Creemos que no habr¨¢ nuevas kamlari y que liberar¨¢n a las que siguen ocultas en cuanto se hagan mayores¡±, afirma Bahadur Chhetri.
Ni las ONG ni el Gobierno saben con exactitud cu¨¢ntas ni?as contin¨²an en esta situaci¨®n, ya que las familias que las retienen cuentan con el poder suficiente para callar todas las bocas de su entorno. A muchas de ellas se les ha perdido la pista, porque han sido vendidas sucesivamente de unas familias a otras, las han obligado a casarse o incluso se las han entregado a mafias de otros pa¨ªses, sobre todo la India, donde ser¨¢n a¨²n m¨¢s vulnerables.
El pr¨®ximo mes de enero se celebrar¨¢ en el oeste de Nepal el festival Maghe Sankranti, un evento que tradicionalmente ha sido el escenario id¨®neo para la compraventa de kamlari. ¡°Los hombres ven¨ªan de todo el pa¨ªs para elegir una ni?a que se ajustase al tipo de trabajo que requer¨ªan. Para cuidar beb¨¦s, se llevaban a las de cinco o seis a?os. Para trabajar en el campo, las prefer¨ªan m¨¢s fuertes, a partir de trece. Seleccionaban y regateaban, como quien va al mercado a por verdura¡±, asegura Bahadur Chhetri. En los ¨²ltimos a?os, la Polic¨ªa se ha mantenido alerta durante este festival para evitar el tr¨¢fico de ni?as. Y lo han conseguido; al menos, en teor¨ªa.
Nepal, el pa¨ªs asi¨¢tico con mayor explotaci¨®n infantil
Pero las kamlari son solo la expresi¨®n m¨¢s brutal de un problema que todav¨ªa est¨¢ lejos de desaparecer en Nepal. Seg¨²n UNICEF, uno de cada tres ni?os se ve obligado a trabajar, la mayor parte en zonas rurales. De todos los pa¨ªses para los que existen estad¨ªsticas, solo cinco, todos ellos africanos, tienen una tasa de explotaci¨®n infantil superior a la de Nepal: Somalia, Camer¨²n, Zambia, Burkina Faso y Guinea-Bissau. Adem¨¢s, este problema afecta m¨¢s gravemente a las ni?as. Un 38% de las menores sufre alg¨²n tipo de explotaci¨®n, frente al 30% de los chicos.
La principal causa de esta elevada tasa de trabajo infantil en Nepal, seg¨²n la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo, es la extrema pobreza, en un pa¨ªs en el que el crecimiento econ¨®mico no ha alcanzado a las clases m¨¢s bajas. Y a su vez, la explotaci¨®n de los ni?os contribuye a incrementar esa pobreza. ¡°Nepal est¨¢ atrapado en un c¨ªrculo vicioso¡±, se?ala la OIT en el primer estudio de esta problem¨¢tica, ¡°y la forma de combatir ambos problemas es la educaci¨®n¡±.
¡°Si se soluciona la pobreza, la necesidad del trabajo infantil desaparecer¨¢ autom¨¢ticamente. El desarrollo del pa¨ªs se est¨¢ viendo frenado por la explotaci¨®n de los ni?os, que crecen analfabetos porque han estado trabajando en lugar de ir a la escuela. El ciclo se realimenta y la necesidad del trabajo infantil se renueva generaci¨®n tras generaci¨®n¡±, contin¨²a el informe. Para romper el c¨ªrculo, propone que el Gobierno incentive a las familias a llevar a sus hijos al colegio, ofreci¨¦ndoles una ayuda econ¨®mica por cada ni?o matriculado.
Afortunadamente, la tasa de escolarizaci¨®n contin¨²a creciendo. Urmila ya no tiene que mirar a escondidas los deberes de otros ni?os para seguir aprendiendo y, cuando tenga hijos, har¨¢ todo lo posible por darles una buena educaci¨®n. Mientras tanto, sus esfuerzos siguen centrados en las ni?as que siguen presas, sin poder ir al colegio. En la ¨²ltima misi¨®n de rescate, liberaron a una docena de kamlari que la Polic¨ªa hab¨ªa localizado. ?C¨®mo? Llamando a la puerta de los captores y apelando a su humanidad: ¡°Por favor, no le hagas lo que me hicieron a m¨ª¡±.
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