Un ni?o de 7 a?os asesinado por los incas ilumina la conquista de Am¨¦rica
El ADN de un chico sacrificado a 5.300 metros de altura en el Aconcagua hacia el a?o 1500 confirma que los primeros americanos llegaron al continente hace unos 15.000 a?os
Un d¨ªa alrededor del a?o 1500, un grupo de personas debi¨® de ascender por las faldas de la cumbre m¨¢s elevada de Am¨¦rica, el Aconcagua, en la actual Argentina. Eran incas y llevaban consigo a un ni?o de 7 a?os elegido por su belleza y su buen estado de salud. La comitiva, por una ruta escarpada, alcanz¨® los 5.300 metros de altura. Y all¨ª, rodeados de hielo y riscos, presumiblemente acabaron con la vida del ni?o de un golpe en la cabeza.
Casi cinco siglos despu¨¦s, el 8 de enero de 1985, cinco monta?eros argentinos se toparon con un mont¨®n de huesos y plumas asomando en los hielos del Aconcagua. Pensaron que era el cad¨¢ver de un c¨®ndor, pero era aquel ni?o inca. Estaba vestido, con adornos de plumas, y enterrado con seis estatuillas de hombres y de llamas talladas en oro y conchas de moluscos.
Tres d¨¦cadas despu¨¦s de su hallazgo, el ni?o sacrificado a los dioses incas vuelve a hablar. Un equipo dirigido por el genetista Antonio Salas, de la Universidad de Santiago de Compostela, ha le¨ªdo su ADN y lo ha comparado con una base de datos de 28.000 genomas. Sus resultados muestran que el ni?o perteneci¨® a un linaje humano que se form¨® hace unos 14.300 a?os y que ya no existe sobre la faz de la Tierra. La investigaci¨®n respalda los ¨²ltimos estudios gen¨¦ticos con americanos actuales y esqueletos ancestrales, que sostienen que los primeros humanos que pisaron Am¨¦rica lo hicieron hace 15.000 a?os desde Siberia.
El grupo de Salas no ha le¨ªdo el genoma nuclear, el libro de instrucciones presente en el n¨²cleo de cada una de nuestras c¨¦lulas, sino el ADN residual que existe en las mitocondrias, las pilas que dan energ¨ªa a las c¨¦lulas. El ADN mitocondrial se hereda de madres a hijos y es muy ¨²til para averiguar si dos personas est¨¢n emparentadas. ¡°El linaje de este ni?o entr¨® por el norte de Am¨¦rica, evolucion¨® y desapareci¨®, lo cual no es sorprendente, porque la mayor¨ªa de los incas muri¨® tras su contacto con los europeos, por enfermedades como el sarampi¨®n, la gripe, la viruela o la difteria¡±, explica Salas.
Los cient¨ªficos pueden reconstruir el pasado comparando genomas, de la misma manera que es posible ordenar cientos de biblias manuscritas por orden cronol¨®gico fij¨¢ndose en sus erratas acumuladas. En julio, otro equipo liderado por el genetista Eske Willerslev, de la Universidad de Copenhague (Dinamarca), concluy¨® que los primeros americanos proceden de un grupo que parti¨® hace 23.000 a?os de Siberia y se qued¨® aislado durante 8.000 a?os en Beringia, una lengua de tierra hoy inundada entre Rusia y la punta noroccidental de Am¨¦rica.
¡°Toda la variedad gen¨¦tica americana surge de la incubaci¨®n en el estrecho de Bering [la antigua Beringia] y entr¨® en varias oleadas. El linaje madre del ni?o inca data de hace 18.300 a?os y el de la momia es una rama¡±, detalla Salas. Es la primera vez que se lee el genoma mitocondrial entero de una momia americana, seg¨²n afirman los autores en su estudio, publicado hoy en la revista Scientific Reports.
Los investigadores, entre los que tambi¨¦n se encuentra el pediatra Federico Martin¨®n Torres, del Hospital Cl¨ªnico Universitario de Santiago, han utilizado una peque?a muestra tomada en su momento del pulm¨®n del ni?o. La momia completa ¡°sigue custodiada por la Universidad Nacional de Cuyo, congelada a -20 grados, pero su lugar concreto es un secreto¡±, se?ala Salas.
El siguiente objetivo de los investigadores es analizar el genoma entero de la momia y, sobre todo, su microbioma: el ADN de los microorganismos que viv¨ªan en el interior del ni?o y que pudieron modificarse con la llegada de los europeos y sus enfermedades.
El ni?o inca, conocido en Argentina como ¡°la momia del Aconcagua¡±, fue sacrificado en la Capacocha, una ceremonia inca que consist¨ªa en hacer ofrendas al Sol en la ¨¦poca de las cosechas o al soberano del Imperio en caso de enfermedad. En el ritual se pod¨ªan ofrecer objetos o sacrificios humanos, de ni?os sanos y bellos destinados a transmitir su energ¨ªa al Inca.
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