Las flores y el miedo
Gane quien gane en Argentina, se vislumbra un pa¨ªs m¨¢s integrado en la regi¨®n y en el mundo
Se avecina en Argentina un nuevo comienzo, tal como escribimos hace m¨¢s de un a?o. Los resultados de las elecciones presidenciales del 25 de octubre han dejado poco m¨¢s que puntos suspensivos sobre qui¨¦n ser¨¢ el nuevo presidente; no tenemos todav¨ªa nombre y apellido. Pero el nombre importa menos que haber despejado una duda existencial para el futuro democr¨¢tico del pa¨ªs y de la regi¨®n: los argentinos no hubieran querido un nuevo ciclo de la presidenta, Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner.
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Ante la imposibilidad legal de la reelecci¨®n indefinida, los populismos de izquierda latinoamericanos, embebidos en una bonanza econ¨®mica de manufactura china, nunca rehusaron modificar Constituciones para mantenerse el poder. Fue as¨ª tanto en Venezuela como en Ecuador y Bolivia. Pero no en Argentina, donde la posibilidad de una reforma constitucional naufrag¨® en las elecciones parlamentarias de 2013. Nunca se present¨®.
Desde ese d¨ªa supimos que 2015 terminar¨ªa con un presidente que ¡ªdespu¨¦s de 12 a?os¡ª no portar¨¢ el apellido Kirchner. Por primera vez desde que fuera introducido en 1994, se recurrir¨¢ a una segunda vuelta o balotaje. As¨ª que el gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, y el jefe de Gobierno de la ciudad, Mauricio Macri, se ver¨¢n las caras una vez m¨¢s en las urnas, el 22.
Pero el resultado de la primera vuelta desafi¨® todas las encuestas y (casi todas) las expectativas. En la provincia de Buenos Aires, el candidato m¨¢s identificado con Kirchner ¡ªsu jefe de gabinete¡ª perdi¨® contra una joven contrincante, que hasta hace algunos meses pocos tomaban en serio.
As¨ª, a pesar de niveles de aprobaci¨®n intangibles de los cuales el Gobierno todav¨ªa se jacta, la prestaci¨®n electoral del peronismo dividido dej¨® en claro que la presidenta Kirchner ya no representa al 54% del electorado que la vot¨® en 2011. Es psicol¨®gicamente curioso que en su discurso despu¨¦s de la elecci¨®n la presidenta haya recordado sus resultados en las urnas en vez de nombrar al candidato al que, en teor¨ªa, apoya.
Como el poder nunca es eterno, tampoco lo son los votos
Como el poder nunca es eterno, tampoco lo son los votos. Y es quiz¨¢ un s¨ªmbolo de todo lo que cambi¨® esa noche de domingo: nadie puede decir que las pol¨ªticas del segundo Gobierno de Kirchner representan al 54% del electorado. Por eso, tanto Scioli como Macri prometen modificar ¡ªcon m¨¢s o menos ¡°gradualismo¡±¡ª un modelo amado por medios de comunicaci¨®n adictos a la pauta del Gobierno y las forzadas cadenas nacionales [transmisi¨®n simult¨¢nea a trav¨¦s de los medios] de las que, a modo de tour de despedida, se han hecho m¨¢s de 40 en 2015.
Para los acostumbrados al mito, la realidad de las urnas duele. La noche de las elecciones, miembros del Gobierno saliente rehusaron hasta muy tarde comunicar los resultados, y es as¨ª que los primeros c¨®mputos ¡ªdonde Macri aventajaba a Scioli¡ª no salieron hasta dos horas despu¨¦s que sus equivalentes en 2011 o 2007. En el mundo la tecnolog¨ªa ayuda a comunicar resultados electorales m¨¢s r¨¢pidamente, pero el relato kirchnerista exige otros tiempos.
La segunda vuelta aborda temas importantes, desde el estilo personal del futuro presidente a la gobernabilidad en un sistema electoral que es federal solo en las formas. Se pueden debatir los argumentos. Pero tanto Scioli como Macri prometen terminar con el aislamiento del mundo que aflige a la Rep¨²blica, la alta (y negada) inflaci¨®n que da?a a los que menos tienen, el estancamiento econ¨®mico, la sobrevaluaci¨®n irreal del peso, los impuestazos a los sectores m¨¢s eficientes de la econom¨ªa, as¨ª como la falta de seguridad f¨ªsica y jur¨ªdica. Ser¨¢ que lo demanda un electorado cansado de autoritarismos.
Es triste entonces que este debate crucial sea empa?ado por el miedo que sienten aquellos que pertenecen a una Administraci¨®n saliente, donde se rumorea que los ministerios queman archivos y se esparcen rumores sobre inestabilidad e injusticias si gana uno u otro candidato. Aquellos nacidos del ¡°que se vayan todos¡± se van a las apuradas.
Al difunto N¨¦stor Kirchner le gustaba citar una frase modificada de Mao: ¡°Que florezcan mil flores¡±. Esas flores son la fuerza de una democracia que, habiendo evitado una reforma constitucional dictada por la pol¨ªtica, se lanza al balotaje. Mejor esas flores que el miedo, ya que ¡ªgane quien gane¡ª se vislumbra una Argentina menos sola y m¨¢s unida a la regi¨®n y al mundo. Mejor la celebraci¨®n de la democracia que el miedo. Y eso no es poco.
Pierpaolo Barbieri es director ejecutivo de Greenmantle. Acaba de publicar La sombra de Hitler: El imperio nazi y la guerra civil espa?ola.
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