Hospitalidad cosmopolita
Todos los pa¨ªses de la UE deben crear estrategias contra el tr¨¢fico de inmigrantes
La grandeza de los pueblos se mide, entre otras cosas, por enfrentar en primer t¨¦rmino los problemas m¨¢s graves de entre los que son importantes, sabiendo priorizar. Y qu¨¦ duda cabe de que el hambre, la pobreza extrema, la desigualdad, la amenaza del Estado Isl¨¢mico, el cambio clim¨¢tico y la tragedia de los desplazados involuntariamente ¡ª59,5 millones en 2014¡ª ocupan ese doloroso primer plano. Los dem¨¢s asuntos deber¨ªan quedar relegados a un segundo o tercer lugar.
Ciertamente, Espa?a, en el seno de la Uni¨®n Europea, debe responder a estos problemas sin olvidar ninguno, pero en este momento unir fuerzas frente al Estado Isl¨¢mico y abordar la tragedia de los desplazados se sit¨²a en primer t¨¦rmino. Son dos cuestiones diferentes y es necesario distinguirlas con claridad, porque algunos grupos est¨¢n utilizando como coartada los atentados terroristas para cerrar todav¨ªa m¨¢s las puertas. Como si el peligro no estuviera ya dentro, como si no fuera a trav¨¦s de las redes como se ha venido gestando hace mucho tiempo esta empresa criminal. Si Europa quiere seguir si¨¦ndolo debe unirse frente el terror y a la vez reforzar la exigencia de hospitalidad que naci¨® en su seno, no s¨®lo como hospitalidad dom¨¦stica, sino tambi¨¦n institucional y universal.
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En el mundo b¨ªblico, en el griego y en el romano la acogida al extranjero era un signo de civilidad que no precisaba justificaci¨®n. Y este deber de hospitalidad personal se convierte con la modernidad en un deber tambi¨¦n legal, que corresponde al derecho del extranjero de ser acogido. La referencia obligada es Kant, en el escrito sobre La paz perpetua, en el momento en que trata de dise?ar los trazos de un derecho cosmopolita. No habr¨¢ paz duradera ¡ªes el mensaje¡ª sin eliminar las causas de la guerra, y eso s¨®lo puede conseguirse en una sociedad cosmopolita, en la que todos los seres humanos se sepan y sientan ciudadanos, sin exclusiones. Para construirla, el derecho cosmopolita ha de poner las condiciones de una hospitalidad universal; y esto no es s¨®lo filantrop¨ªa, es un deber legal que corresponde a un derecho legal.
Sin embargo, con el tiempo, la construcci¨®n europea de la idea de hospitalidad rebasa con mucho el proyecto kantiano, que limitaba el derecho del extranjero a un derecho de visita, pero no se entend¨ªa como un derecho de hu¨¦sped: para poder exigir ser tratado como hu¨¦sped se hac¨ªa necesario sellar un contrato. Son otras tradiciones, tambi¨¦n europeas, como la de Levinas y Derrida, las que recuerdan que las exigencias ¨¦ticas van por delante de las obligaciones y derechos jur¨ªdicos.
Lo principal es unir fuerzas frente al Estado Isl¨¢mico y abordar la tragedia de los desplazados?
Seg¨²n ellas, frente a las proclamas individualistas de un neoliberalismo errado, la caracter¨ªstica b¨¢sica del ser humano es la apertura al otro. De donde se sigue la exigencia incondicionada de acoger al necesitado de ayuda. La ley de la hospitalidad, incondicionada e infinita, trasciende los pactos y contratos, y exige abrir el hogar pol¨ªtico a quien lo precise.
Pero para no quedar en utop¨ªa esta exigencia ha de encarnarse en leyes, y ¨¦se es el momento de la responsabilidad ¨¦tica y pol¨ªtica, que media entre el principio ¨¦tico inspirador ¡ªla disposici¨®n a la acogida incondicionada¡ª, y las condiciones que lo concretan en los pa¨ªses, en las uniones supranacionales y en el marco global. Tanto en el nivel de lo urgente como en el que requiere m¨¢s tiempo, pero es igualmente necesario.
En el primer nivel, en el de las pol¨ªticas de acogida e integraci¨®n, la exigencia de hospitalidad debe presidir la asunci¨®n por parte de Espa?a de un amplio n¨²mero de refugiados, recurriendo a impuestos proporcionales, am¨¦n de defender en el Parlamento Europeo que todos los miembros de la Uni¨®n asuman sus responsabilidades, y de emprender estrategias contra el tr¨¢fico de inmigrantes. Es indignante que las organizaciones ciudadanas que intentan acoger personas desplazadas encuentren trabas por parte de la Administraci¨®n. Pero a la vez, la UE ha de implicarse en la tarea de construir la paz en los lugares de origen por todos los medios necesarios, en pa¨ªses como Siria, donde m¨¢s de la mitad de sus habitantes se han visto obligados a desplazarse y m¨¢s de 250.000 han muerto.
Y a la vez es preciso ir construyendo la sociedad cosmopolita, impulsando la Agenda 2030 del PNUD, sea desde una gobernanza global, desde un Estado mundial democr¨¢tico o desde una federaci¨®n de Estados. Pero teniendo como clave esa hospitalidad universal, que har¨ªa del mundo un hogar para todos los seres humanos como una obligaci¨®n de justicia.
Adela Cortina es catedr¨¢tica de ?tica y Filosof¨ªa Pol¨ªtica de la Universidad de Valenciay directora de la Fundaci¨®n ?tnor.
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