C¨®mo sobrevivir a la Navidad
Son los d¨ªas m¨¢s felices del a?o. En teor¨ªa. Estas fiestas tambi¨¦n suponen una inagotable fuente de tensiones y estr¨¦s. Incluso de conflictos familiares Una docena de consejos tan ¨²tiles como sencillos para hacer de estas fechas un momento m¨¢s sano, entra?able y pac¨ªfico de lo que muchos esperan
En su origen, la Navidad es un s¨ªmbolo de paz, un momento de encuentro, un tiempo para compartir, para ser m¨¢s generoso, para visitar y estar en familia. Pero para muchas personas se ha convertido en una experiencia materialista. Se compra mucho, se bebe en exceso, se llora por los que no est¨¢n, se viaja sin ganas para poder repartirse entre la familia pol¨ªtica y la propia, y supone un trabajo adicional al organizar comidas, cenas y compras. Pero no se asuste, usted no est¨¢ obligado a ser feliz en Navidad.
Prepararse para lo peor no le evitar¨¢ tener que enfrentarse a ello, salvo que usted decida no estar, pero s¨ª aumentar¨¢ la probabilidad de sufrir la profec¨ªa autocumplida. Una profec¨ªa es una creencia, casi siempre subjetiva, sobre una persona o una situaci¨®n, de tal forma que la persona cree a pies juntillas que ser¨¢ as¨ª, comport¨¢ndose de tal manera que condiciona el futuro. Provocamos o influimos con nuestra forma de pensar, sentir y comportarnos en aquello que vaticinamos que puede ocurrir, y al final ocurre. Si usted se prepara para vivir una Navidad estresante, lo m¨¢s probable es que se la encuentre.
Las causas de estr¨¦s comunes a muchas personas que no disfrutan la Navidad son las siguientes:
El consumismo. La Navidad supone gastar mucho. No solo es el dinero que invierte, sino el tiempo que dedica para comprar esos regalos y el desgaste de pensar qu¨¦ puede agradar a cada una de las personas a las que le toca obsequiar. El hecho de regalar en s¨ª puede ser muy placentero, pero pensar en tantas personas le lleva a comprar a granel, y eso le hace sentir mal. ¡°?Le gustar¨¢? ?Ser¨¢ su talla? No s¨¦ si ya lo tendr¨¢¡±. Los grandes almacenes est¨¢n abarrotados. Usted se somete a largas colas, luego para que le cobren y finalmente para que le envuelvan el regalo.?
Si se a?ade que est¨¢ atravesando una ¨¦poca econ¨®micamente dura, el malestar se agudiza a¨²n m¨¢s. No poder hacer el regalo que desea puede incluso bajarle la autoestima, verse poco solvente en situaciones en las que un adulto ¡°deber¨ªa¡± poder cumplir con lo que se espera de ¨¦l.
Los valores. Muchas son las personas que se preguntan por qu¨¦ hay que ser generoso en Navidad. La gente no quiere que le impongan cu¨¢ndo debe ser generosa o cu¨¢ndo debe participar en actividades humanitarias. Y si estas acciones se entremezclan con el consumo navide?o, todav¨ªa suena m¨¢s contradictorio.
Comidas de compromiso. No quedan d¨ªas en el mes de diciembre para juntarse con tanta gente. Algunas de las comidas y cenas apetecen, pero la mayor¨ªa no. Le rompen su rutina, le obligan a postergar trabajo, no descansa, se come y se bebe en exceso. Y con ello rompe la dieta y se siente culpable. La idea de una agenda apretada que le impide tener tiempo para descansar agota.
La familia. Rara es la que no tiene, a?o s¨ª, a?o tambi¨¦n, un conflicto. Las relaciones sociales pueden ser una gran fuente de satisfacci¨®n, pero tambi¨¦n una potente causa de estr¨¦s. Es muy inc¨®modo estar obligado a compartir algo tan ¨ªntimo como una cena de Navidad con personas que le han despreciado o faltado el respeto. Estas situaciones requieren de un gran autocontrol para no empeorar el conflicto.
La Navidad supone gastar mucho. No solo es el dinero que se invierte, sino el tiempo que se dedica para comprar
Los que faltan. Ya sea porque fallecieron o porque no pudieron acercarse debido a la distancia, casi siempre falta alguien, y casi siempre lloramos y centramos la atenci¨®n m¨¢s en los que no est¨¢n que en los que s¨ª se hallan presentes. Las emociones se desbordan, potenciamos la nostalgia y se sufre.
La soledad. La soledad puede estar presente incluso estando acompa?ado. Hay momentos en los que se encuentra f¨ªsicamente a un metro de distancia, pero a a?os luz de estar conectado. Idealizamos la Navidad pensando que alrededor de una mesa tienen que sentarse abuelos, padres, hijos, t¨ªos, primos, nietos y las parejas de todos. Pero el modelo de familia ha cambiado: hijos ¨²nicos, separados, hu¨¦rfanos, familias enfrentadas que no se identifican con esa imagen¡, y ello provoca que se sientan distintos y solos.
Discusiones de pareja. ¡°Esta noche toca la Navidad en mi casa, que el a?o pasado ya la pasamos con tus padres¡±. ¡°Ya, pero es que mi madre est¨¢ muy delicada e igual el a?o que viene no tenemos oportunidad de estar con ella¡±. ¡°?Es que tu madre se lleva muriendo ya tres a?os, Javier!¡±. Discusiones como esta son muy t¨ªpicas en Navidad y pueden suponer desde una situaci¨®n inc¨®moda hasta pasar las fiestas cada uno con su respectiva familia, o incluso ser el detonante de una separaci¨®n.
Cambios de h¨¢bitos. La Navidad es una ¨¦poca de excesos: se come, se bebe, se fuma y se trasnocha. Es el momento cr¨ªtico para recaer en todo lo que lleva trabajando durante los meses previos, desde que se puso los objetivos en septiembre. Muchas personas que han perdido peso y han conseguido dejar de fumar tropiezan en Navidad. A estos deslices se suman los sentimientos de frustraci¨®n y de culpa por ceder al impulso en lugar de tirar de fuerza de voluntad.
Falta de rutina. Durante el a?o, muchos son los que se aburren de su rutina, pero basta que les falte para que les genere estr¨¦s. Y es normal, porque la rutina da seguridad y control. Sabe cu¨¢ndo se tiene que levantar, la hora a la que sale y vuelve de casa, qu¨¦ tiene que hacer durante el d¨ªa, sus hijos tienen horario escolar¡, y todo esto le permite planificar, predecir y anticipar. Las personas sienten ansiedad cuando les falta el control. Y la ausencia de rutina trae ausencia de control. Puede ser muy atractiva para un fin de semana, porque permite desconectar, pero hay veces que se vuelve ingobernable: los ni?os en casa; compaginar compras, cenas, salidas, tr¨¢fico y, a veces, trabajo, y lo que a priori parecen d¨ªas de descanso se convierten en d¨ªas de desquicio.
Para muchas otras personas, la Navidad es un momento tierno, emotivo, en el que se transmiten tradiciones culinarias, visitas a belenes, se reencuentran con los seres queridos y se hacen regalos con cari?o. En definitiva, viven la esencia de la Navidad.
Consejos para afrontar estos d¨ªas de forma relajada:
Elija con qui¨¦n. La familia no siempre es la sangu¨ªnea. La familia es aquel grupo de personas con el que usted se siente querido, apoyado, a gusto, protegido, los que est¨¢n a su lado en los buenos y malos momentos. No se sienta culpable por elegirlos, ellos son los que est¨¢n siempre ah¨ª.
Negocie con su pareja. Se trata de que los dos ganen lo m¨¢ximo y pierdan lo m¨ªnimo. Puede que en una familia se d¨¦ m¨¢s importancia a la noche del 24 y en la otra familia a la comida del 25. Y piensen tambi¨¦n en otras alternativas, como que el 31 puedan pasarlo los dos solos, un fin de semana fuera o con amigos. Tengan tambi¨¦n en cuenta las circunstancias especiales, como que haya fallecido alguien durante este a?o, alg¨²n familiar est¨¦ enfermo o falte alg¨²n hermano por problemas de trabajo. No sean tajantes con lo que se pact¨® el a?o anterior, traten de pensar en el otro y de complacerse.
Planee su conversaci¨®n. Los temas de charla m¨¢s manidos son justo los que m¨¢s conflictos generan. Tiene dos opciones: predisponerse para no participar en ellos o anticiparse.
Usted puede elegir de qu¨¦ se va a hablar, puede proponer, hacer preguntas, comentar el ¨²ltimo libro que ha le¨ªdo, una noticia sobre ciencia, historia o antropolog¨ªa que sea interesante. Prepare este momento.
Las relaciones sociales suelen tener un car¨¢cter espont¨¢neo y esto las hace poco previsibles. Si se anticipa y tiene claro en qu¨¦ participar y en qu¨¦ no, sabr¨¢ frenar a tiempo para no enzarzarse en conversaciones que muchas veces buscan la provocaci¨®n y la imposici¨®n de ideas, y que suelen ser poco emp¨¢ticas porque cada uno trata de convencer al otro de que su equipo deportivo, su partido o sus ideas son los mejores.
Decida su tiempo libre. No est¨¢ obligado a dedicarlo todo a la familia, tambi¨¦n puede elegir leer, hacer su deporte, escaparse unos d¨ªas solo o con quien decida. La agenda apretada de Navidad en la que se incluyen compras de regalos, comidas, salidas, familia, etc¨¦tera, agotan a cualquiera. Si no pone l¨ªmites y se guarda un espacio, al acabar las vacaciones se sentir¨¢ cansado, frustrado por no haber sido capaz de convertirse en una prioridad para usted y puede que incluso triste.
Decida de antemano qu¨¦ momentos y actividades ser¨¢n innegociables para usted. Comunique a su familia y amigos que tales d¨ªas a tales horas no estar¨¢ disponible. As¨ª los dem¨¢s tambi¨¦n podr¨¢n encajar sus agendas para tener tiempo para ellos.
Negocie. No dejen para la semana antes del d¨ªa 24 la decisi¨®n de en qu¨¦ casa se va a cenar. Dado que puede ser un tema inc¨®modo, cuanto m¨¢s cercana est¨¦ la fecha, mayor ser¨¢ la tensi¨®n por no tenerlo resuelto. Elijan un momento tranquilo para negociar con ternura, comprensi¨®n y empat¨ªa. Decidan qu¨¦ d¨ªas de los se?alados son los m¨¢s importantes para cada uno, muestren al otro sus sentimientos y necesidades y traten de comprenderle. Si no se alcanza una soluci¨®n en la que sientan que ambas partes salen ganando, prometan ceder la pr¨®xima vez si en esta les ha tocado ganar.
Compre con sentido. A todos nos gusta regalar. Lo que nos incomoda es tener que comprar por comprar, a sabiendas incluso de que muchos de los regalos no ser¨¢n valorados ni queridos.
Haga compras de Navidad todo el a?o. Si durante el mes de junio pasea y encuentra un detalle que sabe que agradar¨¢ a su cu?ada, c¨®mprelo y gu¨¢rdelo. Piense adem¨¢s en los gustos, deportes, aficiones de las personas a las que obsequia. No se dedique a comprar a todos un fular o un pijama.
Durante las vacaciones, respire, corra, haga relajaci¨®n, vea o lea algo de humor, y regule as¨ª el propio estr¨¦s
Ayude a sus hijos. Los regalos de los ni?os son otra fuente de estr¨¦s. Se regala mucho y mal. Los ni?os no llegan a disfrutar de la cantidad de juguetes que reciben. Distribuya entre los t¨ªos, abuelos y otras personas que regalen a sus hijos los deseos de los ?ni?os.
No deber¨ªan faltar nunca los juegos de mesa, alg¨²n material deportivo y libros.
Trabaje el autocontrol. Durante las vacaciones de Navidad, respire, corra, haga relajaci¨®n o meditaci¨®n, vea o lea algo de humor y regule as¨ª el propio estr¨¦s que se acumula durante los d¨ªas de trabajo y la tensi¨®n que pueda surgir en estas fechas.
Piense antes de hablar. Tener que decir esto parece hasta absurdo, pero hay personas que olvidan la prudencia y el control y se dejan llevar por arranques emocionales. Verbalizan todo lo que se les cruza por la mente sin poner freno.
Copie a quien disfruta. Los ni?os son un claro ejemplo. Est¨¢n emocionados con la magia de la Navidad. Supone ver a los primos, acostarse tarde, entretenerse con juegos de mesa en familia, asar casta?as, ver belenes por la ciudad, montar el ¨¢rbol¡ D¨¦jese contagiar por ellos y p¨®ngase en su papel.
Reg¨²lese. No puede estar disponible para todo el mundo y olvidarse de usted mismo. Diga no a los compromisos que interfieren con el tiempo y actividades que ha decidido que son innegociables. No se sienta culpable. Su felicidad depende en gran parte de las negativas que es capaz de dar.
El pasado, pasado. La Navidad une y el pasado desune. Guarde los temas conflictivos y los reproches para momentos menos sensibles.
Sea solidario. Aproveche para educar en valores. Ense?e a sus hijos no a dar lo que les sobra, sino lo que se ama: su tiempo o un juguete querido. Hacer sentir bien a los dem¨¢s es una fuente de bienestar enorme.
elpaissemanal@elpais.es
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