Violencia machista: la ciencia devuelve la bofetada
700.000 hombres en Espa?a maltratan a sus parejas. Los investigadores reclaman su papel para atajar el problema
El maltrato f¨ªsico o la humillaci¨®n contra la mujer a manos de su pareja ya no es un problema dom¨¦stico que se queda detr¨¢s de la puerta de entrada del hogar. A ese logro, la consideraci¨®n de la violencia machista como una preocupaci¨®n social que afecta a las mujeres en todos los ¨¢mbitos de la vida, han contribuido iniciativas globales como el D¨ªa Internacional de la Eliminaci¨®n de la Violencia contra la Mujer, aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas un d¨ªa como hoy hace 16 a?os.
Sin embargo, mientras el goteo imparable de casos de denuncias y de muertes de mujeres causadas por la violencia de g¨¦nero azota las estad¨ªsticas, muchos cuestionan la efectividad de las campa?as y programas de sensibilizaci¨®n. Un factor clave que necesita ser revisado es qu¨¦ pueden hacer los trabajos cient¨ªficos por atajar los casos de violencia contra la mujer, seg¨²n una reflexi¨®n reciente en la revista de la asociaci¨®n m¨¦dica estadounidense JAMA a cargo del pediatra Aaron E. Carroll, de la Universidad de Indiana.
Por su entorno, dentro de una relaci¨®n afectiva donde el hombre que dice a la mujer que la quiere y que no puede vivir sin ella es el que la agrede, la humilla y puede hacer peligrar su vida y la de sus hijos, la violencia de g¨¦nero es una de las materias m¨¢s complejas de abordar en ciencia. Ese marco, el llamado laberinto patriarcal, describe Esperanza Bosch, profesora titular de Psicolog¨ªa B¨¢sica de la Universidad de las Islas Baleares, es una estructura enga?osa donde muchas salidas son falsas. ¡°Para encontrar la puerta de salida real, ante una situaci¨®n tan compleja, las soluciones simples no sirven. Hay que partir de unas teor¨ªas muy contrastadas. El m¨¦todo cient¨ªfico debe estar al servicio de una teor¨ªa en revisi¨®n permanente¡±.
Un error frecuente es pretender que un cuestionario en apariencia neutro vaya a ser reflejo de la realidad, cuando puede dar resultados muy contradictorios¡±, se?ala Esperanza Bosch
Desde los a?os 70, las aportaciones de la teor¨ªa feminista, como las de las investigadoras estadounidenses de referencia internacional Lenore Walker, psic¨®loga forense que propuso el modelo del ciclo de la violencia y el s¨ªndrome de la mujer maltratada, y Mary Ann Dutton, profesora de Psiquiatr¨ªa de la Universidad de Georgetown, experta en evaluar y dise?ar intervenciones ajustadas a las necesidades reales de las mujeres agredidas, han sido fundamentales para contrarrestar la estructura patriarcal bajo la que se cobija la violencia de g¨¦nero que tambi¨¦n ha impregnado durante siglos el discurso cient¨ªfico, recuerda Bosch, cuyas l¨ªneas de investigaci¨®n han analizado los mitos de este problema.
¡°La investigaci¨®n se ha nutrido de creencias sobre la inferioridad de la mujer que han defendido grandes voceros de la ciencia como Darwin, confundiendo la evidencia cient¨ªfica con el prejuicio. El mito m¨¢s perverso, presente en algunas investigaciones, es negar que exista la violencia de g¨¦nero, defendiendo que las mujeres tambi¨¦n son maltratadoras sin tanta visibilidad, que es una invenci¨®n feminista o que determinado n¨²mero de casos son falsos. Sigue habiendo hombres en nuestro entorno que consideran de su propiedad a sus parejas y no pueden asimilar un ¡®no te quiero, me quiero separar¡¯. Hay que trabajar con modelos serios y rigurosos de investigaci¨®n-acci¨®n que ayuden a mejorar las cosas. Pero el camino es complicado y largo¡±.
Desde que se investiga en la violencia en clave de g¨¦nero, se han cometido muchos errores metodol¨®gicos que no se han revisado, reconoce Bosch. ¡°Un error frecuente es pretender que un cuestionario en apariencia neutro vaya a ser reflejo de la realidad, cuando puede dar resultados muy contradictorios. No es lo mismo preguntar a una chica si alguna vez ha tenido miedo de su pareja que a un chico, porque detr¨¢s del ¡®s¨ª¡¯ puede haber respuestas muy diferentes. En los estudios actuales con adolescentes, muchas de las chicas no etiquetan como violencia machista lo que les pasa con sus novios, sino que lo justifican como algo normal de las relaciones. Hay que compaginar las investigaciones cuantitativas con las cualitativas para acercarse a una realidad tan compleja¡±.
De los estudios realizados en las aulas por la delegaci¨®n de Gobierno para la Violencia de G¨¦nero, se observa que una mayor¨ªa de estudiantes de Primaria y Secundaria comparten una visi¨®n desfigurada del significado de este fen¨®meno de violencia contra la mujer, alerta Elena Mart¨ªnez, profesora titular de Derecho Procesal de la Universitat de Val¨¨ncia (UV). ¡°El 23% de los asuntos en los juzgados de menores son por violencia de g¨¦nero, a menores de edad varones que a trav¨¦s de las redes sociales controlan a sus parejas. La educaci¨®n y los medios de comunicaci¨®n no lo explican bien, y la universidad puede hacer mucho por estudiar, denunciar y sensibilizar desde diversas perspectivas para que lo entiendan los aplicadores de las medidas contra la violencia de g¨¦nero¡±.
Ning¨²n pa¨ªs tiene una ley tan vanguardista en afrontar de forma integral la violencia de g¨¦nero no solo para cambiar el modelo social, sino tambi¨¦n relacional entre dos personas¡±, sostiene Elena Mart¨ªnez
Una ley pionera, pero sin implementar
Todos esos mimbres, apunta Mart¨ªnez, los fij¨® ¡°a la perfecci¨®n¡± la ley de violencia de g¨¦nero, pero no se han implementado. ¡°La ley, que ha sido muy importante y responde al estudio del fen¨®meno integral en su esencia y en su abordaje, es un modelo para Latinoam¨¦rica y Europa. Ning¨²n pa¨ªs tiene una ley tan vanguardista en afrontar de forma integral la violencia de g¨¦nero, no solo para cambiar el modelo social, sino tambi¨¦n relacional entre dos personas, mandando un mensaje particular al hombre¡±.
La violencia de g¨¦nero es el ¨²nico caso en el C¨®digo Penal en el que la v¨ªctima y el agresor quieren seguir juntos, se?ala esta profesora de Derecho Procesal, directora del Centro de estudios multidisciplinares en Violencia de G¨¦nero de la UV. ¡°Solo se ha desarrollado la segunda parte de la ley, la punici¨®n, cuando lo importante es la primera parte, la transformaci¨®n y sensibilizaci¨®n de la sociedad. Apenas se ha hecho nada por la falta de medios materiales y personales. Si se hubiera desarrollado la asignatura Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa o implantado m¨¢s unidades de valoraci¨®n forense en los juzgados, hoy podr¨ªamos valorar resultados objetivos de transformaci¨®n. La universidad no puede hacer nada m¨¢s all¨¢ de emitir un dictamen si luego no hay un compromiso pol¨ªtico dotado de recursos para desarrollarlo¡±.
Mart¨ªnez codirige el ¨²nico m¨¢ster sobre violencia de g¨¦nero que hoy puede estudiarse en Espa?a. ¡°Muchos profesionales de la justicia reconocen que si no fuera por la formaci¨®n recibida, por poca que sea, no podr¨ªan abordar los casos de violencia de g¨¦nero en condiciones suficientemente garantistas. Esta formaci¨®n no es solo fundamental para los jueces y polic¨ªas, sino tambi¨¦n en la atenci¨®n sanitaria¡±.
La Universidad no puede hacer nada m¨¢s all¨¢ de emitir un dictamen si luego no hay un compromiso pol¨ªtico dotado de recursos"
Por su car¨¢cter clave en la detecci¨®n de los casos, una de las iniciativas para cubrir la carencia formativa de los profesionales sanitarios se acaba de implantar en el hospital La Fe de Valencia con la creaci¨®n de la Comisi¨®n para la Sensibilizaci¨®n del personal sanitario en materia de violencia de g¨¦nero. Seg¨²n las estad¨ªsticas del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), solo en el 11% de las denuncias de mujeres hubo parte de lesiones.
¡°Investigar, preguntar y derivar sin miedo y con seguridad es la principal finalidad de la sensibilizaci¨®n y la formaci¨®n. El parte de lesiones es el documento pericial que los facultativos deben emitir a los juzgados cuando detectan violencia de g¨¦nero, pero en muchas ocasiones no se hace por desconocimiento¡±, explican Mar¨ªa Jos¨¦ Lloria, presidenta de la Comisi¨®n, y ?ngela Escribano, docente en la Escuela Valenciana de Estudios para la Salud sobre abordaje y detecci¨®n de la Violencia de G¨¦nero. ¡°El ¨¢mbito sanitario es un espacio privilegiado para poder detectarlo precozmente. La falta de sensibilidad y formaci¨®n es una barrera inmensa que separa a la mujer maltratada del personal sanitario que dificulta un abordaje integral. Cuando una mujer llega a una consulta y est¨¢ siendo maltratada, la sociedad ha fallado como sociedad y nuestro deber es saber recuperar a esa mujer para que pueda vivir una vida feliz. Pero muchas veces no se aprovechan los protocolos porque se desconocen¡±.
Para Miguel Lorente, profesor titular de Medicina Legal de la Universidad de Granada y exdelegado del Gobierno para la violencia de g¨¦nero, la ciencia puede hacer mucho contra la violencia de g¨¦nero a trav¨¦s de la formaci¨®n y la investigaci¨®n. ¡°Igual que ha sabido distinguir que no es igual una hepatitis t¨®xica que una hepatitis metab¨®lica, la ciencia debe reconocer la violencia de g¨¦nero m¨¢s all¨¢ de ser un problema dom¨¦stico o familiar. Falta una dedicaci¨®n social, incluida la academia, hacia un mayor conocimiento de la violencia a la hora de crear propuestas alternativas para resolver el problema, y faltan informaci¨®n y concienciaci¨®n para que los cient¨ªficos se vean con la responsabilidad de investigar m¨¢s¡±.
A trav¨¦s de los estudios de la OMS, se sabe qu¨¦ consecuencias cr¨®nicas genera la violencia de g¨¦nero durante una media de siete a?os. ¡°El golpe no es solo lo que busca el agresor para controlar a la mujer, sino la humillaci¨®n, la amenaza, el rechazo, la frialdad afectiva, la ridiculizaci¨®n y el maltrato psicol¨®gico. Cuando una mujer agredida acude al m¨¦dico, presenta una sintomatolog¨ªa con dolores de cabeza, p¨¦rdida de conocimiento, mareos, v¨¦rtigo, ataque epileptiforme, parestesia, alteraciones gastrointestinales, estr¨¦s cr¨®nico y bajada de las defensas. Los estudiantes de Medicina y los profesionales se quedan muy asombrados de que eso pueda ser violencia de g¨¦nero. ?C¨®mo van a detectar un caso si no saben c¨®mo se presenta?¡±, destaca Lorente, autor de Mi marido me pega lo normal.
?Un problema de la mujer o del hombre?
Uno de los puntos m¨¢s pol¨¦micos en la investigaci¨®n y las campa?as es centrarse sobre la v¨ªctima en detrimento del agresor. ¡°Es un gran error. En la ¨²ltima macroencuesta, el 44% de las mujeres que no denuncian deciden no hacerlo por considerar que la violencia que reciben no es del todo grave o intensa. Se ha transmitido como un problema de las mujeres, no como un problema social. Cuando una mujer muere por violencia de g¨¦nero, se sigue titulando 'una mujer muere a manos de' y no 'un hombre mata a', cuando el hombre es la persona activa de la agresi¨®n. Otro error es pensar que todo lo que se le haga por reeducar al agresor implica quit¨¢rselo a la protecci¨®n de la v¨ªctima. Es un problema que generan los hombres que deciden utilizar la violencia, y una de las grandes claves para abordar la prevenci¨®n y la erradicaci¨®n est¨¢ en saber por qu¨¦ ahora 700.000 de los 23 millones de hombres que hay en Espa?a maltratan a sus parejas¡±.
Muchas veces la informaci¨®n no basta, se?ala Victoria V¨¢zquez, profesora de Teor¨ªa de la Educaci¨®n de la UV. ¡°Hay evidencia cient¨ªfica de que la mera descripci¨®n sociol¨®gica o psicol¨®gica no es suficiente. Sin herramientas educativas y voluntad de sensibilizaci¨®n, esa informaci¨®n puede perpetuar la violencia de g¨¦nero que desea transformarse. No hay que parchear con actividades puntuales, sino ir al problema de ra¨ªz como algo transversal que impregne todo el sistema educativo, modificando todo lo vinculado a masculinidad y violencia, y eso requiere muchos recursos. Aunque los cambios hayan ido en retroceso, hay programas con una palanca de transformaci¨®n, tratando los mitos del amor rom¨¢ntico, empoder¨¢ndolas a ellas con ejemplos de mujeres supervivientes para evitar el riesgo de la victimizaci¨®n, y valorando lo femenino. Hay muchas iniciativas contra-hegem¨®nicas y mucho profesorado concienciado y comprometido con acciones de ¨¦xito por inquietud personal. La investigaci¨®n genera muchas iniciativas y tiene impacto social, y cuenta con gente cada vez m¨¢s formada¡±.
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