Chequeo r¨¢pido para saber si las redes sociales han chamuscado su cerebro
?Recuerda la ¨²ltima vez que vio una pel¨ªcula entera sin consultar el m¨®vil? ?Dice que no tiene tiempo para el gimasio? 'Houston, tenemos un problema'
Nicholas Carr estudi¨® Literatura en las universidades Dartmouth y Harvard y le pas¨® lo peor que le puede pasar a un lector voraz: de pronto, era incapaz de leer novelas. Le costaba concentrarse, la cabeza se iba volando a otros asuntos inconexos, cada dos o tres p¨¢ginas estaba en otro sitio. ?Qu¨¦ le pasaba? Las redes sociales, descubri¨®, estaban jug¨¢ndole una mala pasada: acababan con su concentraci¨®n y llenaban su cabeza de pajaritos haciendo tuit, tuit. Inspirado en su propio caso, Carr escribi¨® Superficiales, ?qu¨¦ est¨¢ haciendo Internet con nuestras mentes? (Taurus). El libro, que redact¨® en un exilio voluntario en una apacible caba?a de Colorado (sin conexi¨®n a Internet, claro) y que trataba sobre la p¨¦rdida de atenci¨®n y la superficialidad a la que nos avocan las redes, se public¨® en 2010. Las cosas a este lado de las pantallas no parecen haber mejorado.
A todos nos pasa, la conexi¨®n constante nos hace tener una vida fragmentada que no se sabe si transcurre aqu¨ª o all¨¢ o acull¨¢, donde alguien hace un like, un retuit, o una proposici¨®n indecente v¨ªa Tinder o Grindr. El f¨ªsico Alfons Cornell¨¢ llam¨® a este fen¨®meno infoxicaci¨®n (intoxicaci¨®n informativa) y tal vez un buen prop¨®sito para el nuevo a?o ser¨ªa no ya abandonar las redes sociales (lo que supondr¨ªa para la mayor¨ªa algo as¨ª como el ostracismo o un entierro en vida), sino utilizarlas con un poco de cordura. Recuperar la cabeza. Desinfoxicarse un poco. Aprovechar todo ese tiempo de nuestra vida que tiramos por el desag¨¹e digital.
En momentos como los debates pol¨ªticos, pero tambi¨¦n los partidos de f¨²tbol u otros eventos, se hace evidente la necesidad que tenemos de estar conectados"
Un estudio de IAB (la asociaci¨®n que representa a la publicidad en medios digitales en Espa?a) publicado a principios de 2015 se?ala que pasamos una media de cuatro horas y media a la semana en Facebook, tres horas y diez minutos en Twitter, tres horas y media en YouTube y tres horas en Instagram, por mencionar solo algunas de las redes. As¨ª, alguien que utilice estas cuatro redes pasar¨¢ 14 horas y 10 minutos a la semana, aproximadamente, perdido en el maremagnum social. Casi 57 horas al mes. Las actividades que m¨¢s se realizan son mirar lo que hacen nuestros contactos (en un 66% de los encuestados), ver v¨ªdeos o escuchar m¨²sica (en un 58%) o enviar mensajes (en un 52%).
¡°En momentos como los debates pol¨ªticos, pero tambi¨¦n los partidos de f¨²tbol u otros eventos, se hace evidente la necesidad que tenemos de estar conectados. Yo una vez me propuse estar un d¨ªa sin m¨®vil y lo cierto es que lo pas¨¦ mal: me inventaba excusas que darme a m¨ª misma para usarlo. Por ejemplo, mirar el WhatsApp para ver que mi familia estaba bien¡±, dice Luc¨ªa Taboada, autora del libro #Hiperconectados (Zenith). Taboada reconoce las indudables ventajas que Internet nos ha tra¨ªdo, pero tambi¨¦n pone el ojo en los inconvenientes: ¡°Perdemos m¨¢s el tiempo y estamos m¨¢s distra¨ªdos¡±, comenta. ¡°A veces pienso que me habr¨ªa sido imposible estudiar en la Universidad si hubiera tenido a mano Twitter, Facebook, Instagram, etc. Ver una pel¨ªcula entera sin revisar el m¨®vil es toda una haza?a¡±. Recuerda un tuit que rondaba por ah¨ª y dec¨ªa algo as¨ª como: me levanto una hora antes para perder una hora en las redes sociales.
Por su parte, Noel Ceballos, autor de Internet Safari (Blackie Books), asegura: ¡°No puedo evitar ver el m¨®vil cuando estoy en la cola del supermercado; y es verdad que as¨ª muchas veces nos podemos perder muchos chispazos de lo que ocurre a nuestro alrededor¡±. El autor plantea un futuro que suena a socialmente apocal¨ªptico: ¡°La sociedad cambia a marchas forzadas. Quiz¨¢ en el futuro no est¨¦ mal visto mirar todo el rato el tel¨¦fono cuando est¨¢s con otras personas. Dir¨¢n: ¡®En la ¨¦poca de nuestros abuelos era de mala educaci¨®n mirar el m¨®vil¡¯, como algo asombroso¡±.
Recuperar las horas perdidas
El mal uso de las redes sociales puede provocar descuido de las tareas y menor rendimiento acad¨¦mico o laboral, reacciones con irritaci¨®n al ser interrumpido, abandono de otros hobbies y actividades o aislamiento social, seg¨²n explica Alicia L¨®pez de Fez, psic¨®loga, fundadora y directora del Centro de Psicolog¨ªa L¨®pez de Fez. ¡°Internet podr¨ªa estar readiestrando nuestros cerebros para recibir informaci¨®n de manera muy r¨¢pida y en peque?as porciones, por lo que estar¨ªamos perdiendo nuestra capacidad para mantener la concentraci¨®n sostenida durante un periodo largo de tiempo¡±, apunta la especialista.
Antes hac¨ªamos una distinci¨®n muy clara entre lo que era la vida real y la virtual, pero esa diferencia se estrecha cada vez m¨¢s¡±
Para ayudarnos a tomar conciencia de lo que hemos dejado de hacer y que tal vez nos gustar¨ªa retomar, L¨®pez de Fez recomienda ¡°elaborar un inventario de las actividades que hemos abandonado debido a las redes sociales¡±. Imaginemos, entonces, todo lo que podr¨ªamos hacer con 14 horas disponibles a la semana organiz¨¢ndonos un poco. Por ejemplo, ir al gimnasio tres veces, en sesiones de dos horas que, ya saben, adem¨¢s de fortalecer el cuerpo produce sustancias en nuestro cerebro que reducen la ansiedad y mejoran el humor. En el tiempo restante podr¨ªamos ir a otras tres clases de escritura creativa, cer¨¢mica o perfeccionamiento del ingl¨¦s. En esos peque?os ratos libres en los que nos enganchamos a las redes (viajes en metro, esperas en la consulta del m¨¦dico o en el supermercado) podr¨ªamos aprovechar para lo que se hac¨ªa antes en estos resquicios: leer. Probablemente, terminar¨ªamos un libro de tama?o medio cada semana. O una bufanda, haciendo punto. Y si cuando ustedes salen a la calle miran lo que pasa alrededor en vez de enchufarse al m¨®vil, tal vez lleguen a una mejor comprensi¨®n de s¨ª mismos, sus cong¨¦neres, la mente y el Universo.
¡°Antes hac¨ªamos una distinci¨®n muy clara entre lo que era la vida real y la virtual, pero esa diferencia se estrecha cada vez m¨¢s¡±, comenta Ceballos. ?Acabaremos absorbidos por las pantallas, en una especie de Matrix intern¨¦tico? ¡°Creo que en el momento en el que a¨²n te lo planteas y te das cuenta de que est¨¢s perdiendo mucho tiempo productivo, todav¨ªa no es un problema grave. Lo malo ser¨¢ cuando ya ni siquiera nos demos cuenta¡±, contin¨²a el autor, ¡°cada uno debe hacer examen de conciencia y comparar el ahora con las cosas que hac¨ªa antes. Y as¨ª decidir si hace un uso saludable¡±.
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