Soy adicto a internet
Algunos centros invocan al budismo para neutralizar la ciberadicci¨®n, otros a¨ªslan a los pacientes para que recuperen las riendas de su vida
La liturgia es variada y extravagante. Desde rituales cl¨¢sicos de grupos de apoyo: ¡°Me llamo Ana Rujas, tengo 14 a?os y soy adicta a Internet¡±, hasta terapeutas enfundados en trajes de superh¨¦roes, aislantes y refractarios a cualquier tentaci¨®n, requisando tabletas y tel¨¦fonos que acaban en una caja marcada con la se?al ¡°Material peligroso¡±. China, Corea del Sur y Estados Unidos tienen las versiones m¨¢s extremas de los centros de desintoxicaci¨®n digital: campamentos militares de reeducaci¨®n y ¡°reconexi¨®n del cerebro a la realidad¡±, una realidad que en este caso incluye despertarse a las 6.15 para marchar con paso marcial alrededor de un pol¨ªgono. ¡°Los chicos son arrogantes y est¨¢n en mala forma f¨ªsica¡±, dijo uno de los instructores en el documental Web Junkies, que explor¨® la metodolog¨ªa de un campo de reeducaci¨®n ubicado en Daxing, al sur de Pek¨ªn. Al menos dos chicos en rehabilitaci¨®n han muerto tras ser sometidos a palizas que tambi¨¦n formaban parte de la terapia.
Algunos centros invocan al budismo para neutralizar la ciberadicci¨®n, otros a¨ªslan a sus pacientes en un desierto para que recuperen las riendas de su vida. Hay desintoxicaciones digitales que incluyen pasar las noches en un hospital y otras que consisten en vivir varias semanas en medio de la selva, en ausencia total de wifi y despojado el sujeto en terapia de todo dispositivo electr¨®nico. Entre los salvadores hay gur¨²s y coaches varios, pero tambi¨¦n psiquiatras que recetan f¨¢rmacos.
En medio de la explosi¨®n de la industria de la desintoxicaci¨®n digital, algunos recuerdan que estas terapias se mueven en una zona gris, porque la adicci¨®n a Internet no se ha reconocido oficialmente como un trastorno mental. Muchos esperaban que lo hiciera el DSM-5, la ¨²ltima versi¨®n del manual que clasifica las enfermedades mentales, pero no fue as¨ª. Despu¨¦s de mucha pol¨¦mica, sus autores concedieron que la adicci¨®n a los juegos online pod¨ªa ser un problema y la colocaron en la secci¨®n tres del manual, una especie de purgatorio donde aparece tambi¨¦n la adicci¨®n al sexo y otras conductas que ¡°requieren m¨¢s investigaci¨®n antes de ser consideradas una enfermedad mental¡±. La adicci¨®n a Internet en s¨ª misma ni siquiera entr¨® en ese limbo patol¨®gico.
¡°Los pacientes existen, vienen a la consulta. Mejor dicho, casi siempre son arrastrados hasta aqu¨ª por un adulto¡±, sostiene el doctor Luis Caballero, jefe del servicio de psiquiatr¨ªa de HM Hospitales en Madrid, que aclara que la ausencia del trastorno en el manual de los psiquiatras no significa necesariamente que no exista. Caballero present¨® el DSM-5 a los psiquiatras espa?oles en una sala donde la no admisi¨®n de Internet como un ente adictivo capaz de generar un desorden mental levant¨® cierta pol¨¦mica. En su opini¨®n, entre el material que revisaron los expertos que redactaron el DSM-5 no se encontraron ¡°evidencias suficientes¡± que avalaran el poder adictivo de la Red para trastornar la mente.
Uno de los expertos era Javier Escobar, profesor de Psiquiatr¨ªa de la Escuela de Medicina Rutgers-Robert Wood Johnson, quien confirma que, efectivamente, la adicci¨®n a los juegos online ha entrado oficialmente en el DSM-5. ¡°Est¨¢ en la edici¨®n impresa del manual, secci¨®n tres, que incluye los trastornos que requieren estudios adicionales¡±. Otra cosa es la adicci¨®n a Internet. ¡°Se supone que ser¨ªa un desorden general y, seg¨²n describen algunos expertos, compartir¨ªa caracter¨ªsticas biol¨®gicas similares a la de la adicci¨®n a las drogas. Por ejemplo, la presencia de dopamina en el cerebro. Sin embargo, este trastorno nunca se consider¨® para su inclusi¨®n en el manual¡±. El ninguneo de la psiquiatr¨ªa oficial a la adicci¨®n a Internet no ha impedido que la industria y los ritos de desenganche sigan creciendo. ?Merece la adicci¨®n a Internet ser considerada un trastorno? ?Se necesita un ej¨¦rcito de terapeutas y de centros para curarse del enganche? De ser as¨ª, habr¨ªa que demostrarlo, habr¨ªa que medir comportamientos, dise?ar estudios y escribir art¨ªculos publicables en revistas cient¨ªficas. Quiz¨¢s alguien tenga que dejar los boot camps y ponerse a trabajar en un laboratorio.
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