Sobre la importancia de las palabras

Tras despegar, el avi¨®n tom¨® la altura y la velocidad de crucero necesarias para que el vuelo llegase hasta San Francisco. Se apagaron las luces que indican al pasajero que debe estar con el cintur¨®n abrochado. Minutos despu¨¦s, una azafata reparti¨® los men¨²s. La primera parte de la carta era gen¨¦rica y solo hab¨ªa que elegir el segundo plato de entre una selecci¨®n de opciones dise?adas por uno de los cocineros de prestigio que asesoran a la compa?¨ªa a¨¦rea. Uno de los platos era de pasta, que descart¨¦ de inmediato, as¨ª que pens¨¦ en las otras dos opciones: un solomillo acompa?ado por unas patatas gratinadas con parmesano y esp¨¢rragos verdes, o la sugerencia del chef, una cazuela de pollo guisado seg¨²n la receta de la abuela con lardones de beicon y br¨®coli.

Buey de mar

El buey de mar (¡®txangurro¡¯) es un crust¨¢ceo con alto contenido en prote¨ªnas que aporta cantidades moderadas de colesterol si se compara con otros crust¨¢ceos como las gambas. Entre sus vitaminas destacan la B1 y B6, y tiene minerales como el zinc, el f¨®sforo y el potasio. La Comisi¨®n Europea resalta su contenido en zinc, que contribuye al mantenimiento de los huesos y de la visi¨®n y al funcionamiento normal del sistema inmunitario.

La carta se presentaba con un texto que invitaba a ¡°dejarse transportar por los sabores refinados de la oferta, dise?ada y cocinada con gran esmero, que transformar¨¢ el par¨¦ntesis gastron¨®mico a bordo en un momento de evasi¨®n ¨²nico, viajando al coraz¨®n de la cultura culinaria del pa¨ªs y descubriendo una selecci¨®n de recetas exquisitas y tradicionales, preparadas con productos aut¨¦nticos¡±. Las minutas, adem¨¢s de menciones a las ¡°abuelas¡± y a la ¡°tradici¨®n¡±, estaban salpicadas de palabras como ¡°fresco¡±, ¡°joyas¡±, ¡°regiones¡±, ¡°patrimonio¡±, ¡°temporadas¡±, ¡°prestigio¡±, ¡°manjares¡±, ¡°agradable¡±, ¡°acogedor¡± o ¡°estrellas Michelin¡±. Tambi¨¦n se pod¨ªan leer frases como estas: ¡°Dise?ado especialmente para usted¡±, ¡°recetas creativas y refinadas¡±, ¡°una gran ola de frescor¡±, ¡°deliciosos productos del mar preparados con exquisitez¡±. El texto finalizaba as¨ª: ¡°?D¨¦jese transportar a un instante ¨²nico de exotismo y frescor!¡±, ¡°?Sus papilas gustativas sentir¨¢n un hormigueo de placer!¡±.

Si esto pasa durante un vuelo, donde la comida ha sido preparada en una cocina industrial que elabora miles de raciones al d¨ªa, no es extra?o que los supermercados est¨¦n repletos de productos manufacturados que prometen equilibrar los biorritmos, apaciguar el alma, ayudar a perder peso, fortalecer el pelo y, si seguimos as¨ª, a encontrar pareja. O, mejor a¨²n, tener una yaya que te cocine platos de siempre elaborados con ingredientes procedentes de granjas cercanas en las que, por supuesto, trabajen abuelas cocineras.

Se podr¨ªa pensar que las palabras no significan lo mismo para todos o que su uso se ha adulterado tanto que han perdido su significado, pero lo cierto es que lo que subyace tras muchos de los mensajes publicitarios es un deseo de atracci¨®n bajo una amplificaci¨®n de cualidades, el lanzamiento de ideas confusas y, en el peor de los casos, un enga?o descarado. ?Desde cu¨¢ndo un yogur se compone de algo m¨¢s que de leche? ?Por qu¨¦ se anuncia un jam¨®n cocido o de York sin lactosa? ?Desde cu¨¢ndo los cerdos tienen lactosa? Es importante acostumbrarse a leer las etiquetas y estimular una conciencia cr¨ªtica si queremos comer bien. ?No lo olvide!

Ensalada de ¡®txangurro¡¯

elpaissemanal@elpais.es