?Est¨¢ la Uni¨®n Africana dispuesta a intervenir en Burundi?
El pasado 17 de diciembre, la Uni¨®n Africana (UA) daba un paso hist¨®rico: su Consejo de Paz y Seguridad (CPS) adoptaba un comunicado en el que amenazaba con enviar 5.000 efectivos, entre militares, polic¨ªas y civiles, a Burundi para proteger a la poblaci¨®n civil. El Consejo daba al gobierno de Bujumbura 96 horas para aceptar la operaci¨®n o enfrentarse al despliegue de la fuerza aun sin su consentimiento. La resoluci¨®n se basa en las conclusiones de la misi¨®n de investigaci¨®n enviada por la UA a Burundi ente el 7 y el 13 de diciembre y que observ¨® graves violaciones de derechos humanos y avis¨® del peligro de que un nuevo genocidio se desatas en el pa¨ªs.
Curiosamente, durante el mes de diciembre, Burundi ocupaba la presidencia del CPS, pero se le pidi¨® que su delegaci¨®n abandonase la sala durante las negociaciones.
La resoluci¨®n del Consejo de Paz y Seguridad de la AU solo contempla el despliegue de esa fuerza a la que ha llamado Misi¨®n Africana de Prevenci¨®n y Protecci¨®n en Burundi (MAPROBU), pero no establece medidas para estabilizar el pa¨ªs y ayudar a facilitar una resoluci¨®n de la crisis pol¨ªtica que se vive all¨ª y que se calcula que le ha costado la vida a cientos de personas en los ¨²ltimos meses.
La crisis burundesa comenz¨® el 25 abril de 2015 cuando el presidente Pierre Nkurunziza anunci¨® que se presentar¨ªa para un tercer mandato. Medida considerada de dudosa legalidad e inconstitucional por la oposici¨®n pol¨ªtica del pa¨ªs. Los ciudadanos contrarios a esta decisi¨®n salieron a la calle y sus protestas fueron subiendo de intensidad, llegando a ser violentas. La respuesta de la polic¨ªa lo fue mucho m¨¢s disparando directamente a los manifestantes. El 13 mayo, un grupo de oficiales del ej¨¦rcito dio un golpe de estado. La poblaci¨®n reaccion¨® asaltando algunos cuarteles. Al d¨ªa siguiente se anunciaba que el golpe hab¨ªa fracasado.
El 20 de agosto Nkurunziza juraba su tercer periodo de cinco a?os como presidente del pa¨ªs, tras ganar una elecciones celebradas el 24 de julio, a pesar del boicot de la oposici¨®n, con un 69 % de los votos. La violencia en el pa¨ªs ha seguido escalando y se ha llevado por delante la vida de muchas personas. La polic¨ªa y el ej¨¦rcito ha sido acusados de ejecuciones sumarias. Tambi¨¦n han surgido grupos paramilitares que act¨²an de igual modo.
Desde un inicio la Uni¨®n Africana habl¨® de ¡°consecuencias catastr¨®ficas¡± para Burundi y la regi¨®n si las diferencias pol¨ªticas no se resolv¨ªan e hizo numerosas llamadas al dialogo. El miedo a que el peque?o pa¨ªs de la regi¨®n de los grandes lagos pueda volver a caer en la violencia que lo arras¨® entre 1993 y 2006 enfrentando a hutus y tutsis est¨¢ siempre presente; sobre todo desde que en agosto el coronel Jean Bikomagu, figura clave del antiguo ej¨¦rcito de mayor¨ªa tutsi que luch¨® en la guerra, fue asesinado a tiros a la puerta de su casa en la capital. Los fantasmas de posibles revanchas est¨¢n muy vivos. El presidente Nkurunziza fue uno de los rebeldes hutus que luch¨® contra la minor¨ªa tutsi que controlaba el pa¨ªs.
El 21 de diciembre, el parlamento de Burundi, en una sesi¨®n que por primera vez en su historia reun¨ªa a las dos c¨¢maras, rechazaba por unanimidad la propuesta del envi¨® de tropas por parte de la Uni¨®n Africana, alegando que eso supondr¨ªa una violaci¨®n de su constituci¨®n y de su soberan¨ªa. Dos d¨ªas m¨¢s tarde, el ministro de asuntos exteriores burund¨¦s, escrib¨ªa una carta a la presidenta de la Comisi¨®n de la UA acusando a Ruanda de fomentar la rebeli¨®n en Burundi y calificando a MAPROBU de fuerza invasora.
A la espera de los pr¨®ximos pasos que la UA decida tomar, es importante resaltar que la decisi¨®n adptada por el CPS resulta ser un paso hist¨®rico ya que es la primera vez que a UA tomar¨ªa una medida de este tipo.
La resoluci¨®n del Consejo se basa en el art¨ªculo 4(h) del Acta Constitutiva que permite la intervenci¨®n de la Uni¨®n Africana en cualquier pa¨ªs miembro cuando se den graves circunstancias como cr¨ªmenes de guerra, genocidio y cr¨ªmenes contra la humanidad. El invocar este art¨ªculo explica por qu¨¦ todav¨ªa la Uni¨®n Africana no ha desplegado la fuerza prometida a pesar de haber avisado a Burundi de que lo har¨ªa aunque esta se negase a colaborar. El mismo exige que la intervenci¨®n armada sea aprobada por la Asamblea de la Uni¨®n Africana, m¨¢ximo ¨®rgano de la uni¨®n que est¨¢ compuesto por los jefes de estado y de gobierno de todos los pa¨ªses miembros.
La pr¨®xima reuni¨®n de la Asamblea est¨¢ programada para finales de enero y en ella se tendr¨¢ que decidir si se env¨ªan las tropas a Burundi y si pide la aprobaci¨®n del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, adem¨¢s de buscar donantes internacionales que financien la operaci¨®n.
Si finalmente la Uni¨®n Africana decidiese desplegar MAPROBU sin el consentimiento del gobierno de Burundi nos encontrar¨ªamos ante lo que los expertos definen como una ¡°intervenci¨®n militar humanitaria¡±, esto es una ¡°acci¨®n emprendida por la comunidad internacional en el territorio de un determinado estado con el fin de proteger y defender a la poblaci¨®n de violaciones graves y masivas de los derechos humanos fundamentales, y de garantizar la asistencia humanitaria a las v¨ªctimas de conflictos armados cuando el gobierno soberano impide su paso¡±.
Los expertos concluyen que bajo el derecho internacional vigente este tipo de intervenci¨®n solo estar¨ªa permitida bajo dos circunstancias: por motivos de autodefensa o porque lo autorice expl¨ªcitamente el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Por lo cual, podemos concluir que la resoluci¨®n de la Uni¨®n Africana tendr¨ªa que ser refrendada por la ONU.
Cuando, en estas mismas p¨¢ginas, analiz¨¢bamos la Fuerza de reserva africana, ya indic¨¢bamos que la Uni¨®n Africana no es libre de decidir d¨®nde, c¨®mo o cu¨¢ndo intervenir, siempre va a necesitar el benepl¨¢cito de la Uni¨®n Europea o de las Naciones Unidas. As¨ª lo reconoce la propia UA en el documento titulado Roadmap for the operationalization of the African Standby Force, aprobado en 2005 cuando afirma que ¡°la UA buscar¨¢ la autorizaci¨®n del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para sus acciones militares¡±.
Sin embargo, la primera gran novedad del comunicado del CPS es que amenaza a Burundi con usar la fuerza sin tener todav¨ªa el consentimiento del Consejo de Seguridad de la ONU.
La segunda es que nos encontramos ante la primera vez que en el seno de la Uni¨®n Africana se invoca el art¨ªculo 4(h) del Acta Constitutiva para justificar una intervenci¨®n militar. De ah¨ª que estemos hablando de un momento hist¨®rico en la historia del organismo.
Una gran inc¨®gnita es saber c¨®mo se comportar¨¢n las fuerzas de seguridad burundesas si finalmente se produce el despliegue de MAPROBT sin el consentimiento del gobierno de Bujumbura, ?se cruzar¨¢n de brazos o ser¨¢n hostiles a esas tropas?. En el segundo supuesto nos encontramos ante un serio problema porque por n¨²mero el ej¨¦rcito burund¨¦s es superior a los 5.000 individuos contemplados por el CPS. En ese escenario, ?habr¨ªa alg¨²n pa¨ªs africano dispuesto a enviar efectivos para la misi¨®n?
?No habr¨ªa entonces que favorecer primero conversaciones de paz entre el gobierno burund¨¦s y la oposici¨®n para evitar un nuevo ba?o de sangre? Ha habido intentos en este sentido en la ciudad tanzana de Arusha bajo los auspicios de la Comunidad de estados de ?frica del este. No parecen ir por buen camino al haber sufrido retrasos y desacuerdos entre las partes. El 13 de enero ten¨ªan que haberse reanudado estos encuentros pero fueron aplazados sin fecha. El gobierno insiste en que no participar¨¢ en ellos por estar presentes los partidarios de la violencia. Por su parte, algunos de los grupos de la oposici¨®n se quejan de no haber sido invitados.
As¨ª las cosas, la soluci¨®n queda en manos de la Uni¨®n Africana. El Consejo de Paz y Seguridad de la misma tomado una decisi¨®n hist¨®rica que habr¨¢ que ver si la Asamblea refrenda; adem¨¢s, habr¨¢ que estar pendientes de si finalmente se busca la aprobaci¨®n del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y s¨ª este la concede. En tal caso, ser¨¢ importante conocer los financiados de la misi¨®n y los pa¨ªses africanos que est¨¦n dispuestos a aportar efectivos a la misma.
Hasta el momento, lo ¨²nico claro es que esta decisi¨®n hist¨®rica, a pesar de su un paso decisivo en el desarrollo de la doctrina establecida por la propia Uni¨®n Africana de buscar soluciones africanas a los problemas africanos, est¨¢ creando esta creando m¨¢s incertidumbres que aportando soluciones. Habr¨¢ que estar atentos a las pr¨®xima cumbre de la Uni¨®n Africana para ver como se desenvuelve este problema.
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