5 mentiras aceptables en una entrevista de trabajo
?Qui¨¦n necesita saber que su afici¨®n favorita es comentar el ¨²ltimo 'reality' de la televisi¨®n? Embustes que s¨ª y embustes que no
Imagine que ha sido seleccionado para optar al puesto de trabajo con el que siempre so?¨®. Ahora, visualice la siguiente escena: despu¨¦s de acceder a la sala de entrevistas, su interlocutor le invita a tomar asiento y acto seguido le pregunta, envuelto en aire solemne, "?jura usted decir la verdad, toda la verdad y nada m¨¢s que la verdad?".
Antes de contestar, pi¨¦nselo bien. ?Cree que podr¨ªa asegurar con rotundidad que no saldr¨¢ de su boca ni media mentira en toda la entrevista? No sea demasiado duro. Perm¨ªtase cierto margen, ya que no todas las mentiras ser¨¢n juzgadas de la misma manera por su interlocutor. Es m¨¢s, si no suelta un par de embustes ser¨ªa como ir en contra de su propia naturaleza, ya que seg¨²n las conclusiones de numerosos estudios, mentir es algo casi consustancial al ser humano. As¨ª lo revela el Estudio cognitivo de la mentira humana para la Universidad Aut¨®noma de Nuevo Le¨®n (M¨¦xico), llevado a cabo por la psic¨®loga Castro Campos, en el que se afirma que antes de que pasen 24 horas, usted habr¨¢ faltado a la verdad al menos un par de veces.
Seg¨²n el autor de El libro de la entrevista de trabajo (Editorial D¨ªaz de Santos), Luis Puchol, "los candidatos a un empleo, en general, m¨¢s que mentir, exageran". Exageraciones o mentirijillas, ll¨¢melo como quiera. Pero no se pase, porque para el profesor y doctor en Filosof¨ªa y Letras, si el entrevistador comprueba que el candidato ha dicho una gran falacia, este ser¨¢ excluido ipso facto, "ya que alguien que afirma haber trabajado en una empresa donde no lo ha hecho o asegura tener una formaci¨®n que no ha recibido, nunca ser¨¢ de fiar".
"Alguien que afirma haber trabajado en una empresa donde no lo ha hecho o asegura tener una formaci¨®n que no ha recibido, nunca ser¨¢ de fiar" (Luis Puchol, profesor y experto en recursos humanos)
Si cuela, cuela
Otra cosa muy distinta es que quien opta al puesto ofertado engrandezca sus m¨¦ritos formativos o el sueldo percibido en su empleo anterior. As¨ª lo cree Puchol, quien no ve en esas deformaciones de la realidad mayor pecado que las ganas de conseguir el trabajo. Para el experto, "estas exageraciones entran dentro de lo tolerable e incluso de lo admisible, porque es normal que la persona intente vender de la mejor manera posible su candidatura. Es m¨¢s, en cierto modo, es una forma de mostrar inter¨¦s y motivaci¨®n por conseguir la vacante".
?Y qu¨¦ pasa cuando le preguntan por sus debilidades? La directora de selecci¨®n de Adecco, Patricia Casta?eda, aconseja ofrecer mejor una respuesta sincera. "Antes de acudir a la cita, es cr¨ªtico hacer un an¨¢lisis personal sobre nuestros puntos fuertes y d¨¦biles", dice. Pero al margen del comportamiento ideal que defiende Casta?eda, hay un truco para hacer cre¨ªbles sus presuntos puntos fr¨¢giles. "Se trata de disfrazar una fortaleza con una debilidad. Es decir, la idea es que el entrevistador perciba como algo positivo una actitud que se ha presentado como un punto d¨¦bil. Un buen ejemplo ser¨ªa que el candidato dijera: 'No s¨¦ poner l¨ªmites entre el trabajo y la vida personal, siempre me llevo los problemas de la oficina a casa'. En este caso, la interpretaci¨®n que har¨ªa el entrevistador ser¨ªa que el postulante adolece de una alta capacidad de implicaci¨®n con la empresa, algo que, lejos de ser negativo, favorecer¨¢ su candidatura". Mentira n¨²mero 1: "Soy demasiado responsable [cuando solo es responsable a secas]".
El profesor Puchol se niega a describirlo como un embuste, "si no m¨¢s bien como un acuerdo t¨¢cito entre las partes". Una especie de guion no escrito que incluye medias mentiras que el entrevistador deja pasar como medias verdades.
"Mi sueldo no baja de 35.000 euros"
Otra de las mentiras habituales en el transcurso de una entrevista de trabajo est¨¢ relacionada con el salario percibido en empleos anteriores. En estos casos, el profesor Puchol considera que "descubrir c¨®mo el candidato ha escogido el sueldo que m¨¢s ha cobrado en su vida y lo convierte en su franja salarial habitual, no es motivo suficiente para descartarlo. De hecho, es algo que entra dentro del d¨ªa a d¨ªa en la selecci¨®n de personal".
Algo parecido ocurre cuando se pregunta por el per¨ªodo de tiempo que estuvo contratado en una determinada empresa. "Muchos entrevistados te dicen que estuvieron tres a?os en la empresa 'x', cuando en realidad solo estuvieron uno entero, m¨¢s el mes de diciembre del a?o anterior y el mes de enero del a?o siguiente. Y, claro, 14 meses, no son tres a?os", apunta el profesor. ?Un intento de falsear el curr¨ªculum? Puede ser. Pero, seg¨²n Puchol, podr¨ªa entrar en la categor¨ªa de formas admisibles que dan brillo a la entrevsta. Ya tenemos dos mentiras m¨¢s para el saco.
Con los idiomas, procure no mentir
La postura de Casta?eda es firme: "Aunque es habitual que un candidato maquille determinados aspectos de su curr¨ªculum v¨ªtae, como el nivel de ingl¨¦s, este comportamiento nunca es justificable desde el punto de vista del consultor". Y es que si su tal¨®n de Aquiles es el mismo que el que tratan de ocultar la mayor¨ªa de los espa?oles, el ingl¨¦s, piense que salir airoso de la entrevista con un "no tengo titulaci¨®n, pero puedo mantener una conversaci¨®n", no valdr¨¢ a la hora de la verdad, cuando tenga que demostrar su speaking. "Mentir acerca de las habilidades no solo es inadmisible. Tampoco es pr¨¢ctico. Pues si finalmente el candidato resulta elegido, todos esos enga?os se volver¨¢n en su contra", a?ade la consultora.
"Me encanta el deporte y el voluntariado social"
Si se pasa las noches enteras enganchado a las webs de apuestas en l¨ªnea, le cuesta horrores dejar pasar dos horas sin compartir su estado en Facebook o sin subir una foto de s¨ª mismo con su taza de caf¨¦ humeante, h¨¢gase un favor y mant¨¦ngalo en secreto. Hay detalles de su vida que no es necesario compartir. Especialmente, el del apartado de las aficiones. "Basta con que elabore una lista con sus intereses m¨¢s relevantes y positivos", afirma Peter Harris, redactor jefe de Workopolis, web especializada en b¨²squeda de empleo, quien opina que a la hora de hacer esa selecci¨®n, no estar¨ªa de m¨¢s echar un vistazo a la web de la empresa y si, por ejemplo, recoge fotos de sus empleados dando un paseo en bici, "?por qu¨¦ no incluir el ciclismo como una de sus pasiones de toda la vida?". A nadie le importa si tiene la m¨¢quina oxidada en el trastero desde hace varios meses (es la mentira n¨²mero 4).
Si no puede mentir, mejor c¨¢llese
Entre el firme rechazo a la mentira y la permisividad, un tanto ambigua, de la exageraci¨®n, encontramos una especie de limbo: la mentira por omisi¨®n. Entre las opciones que no dicen la verdad, esta tercera v¨ªa es, para la experta Patricia Casta?eda, quiz¨¢ la menos mala: "En ocasiones, no es necesario dar todos los detalles relacionados con la vida laboral anterior".
M¨¢s all¨¢ va Puchol, para quien "alguien que proporciona informaci¨®n que le perjudica sin que se le haya preguntado por ello, no es un buen candidato. De hecho, yo lo rechazar¨ªa, ya que no me parece una actitud muy inteligente. Si ha tenido problemas con la justicia e incluso si ha pasado un tiempo en prisi¨®n, me parecer¨ªa muy bobo hac¨¦rselo saber al entrevistador". Mentira n¨²mero 5: un oportuno silencio.
Pero, sobre todo, que no le pillen
Hay quien deja volar la imaginaci¨®n y decide a?adir nuevas (y originales) experiencias a su trayectoria laboral, otros prefieren matizar las ya existentes y, por ¨²ltimo, est¨¢n los que escogen la mentira por omisi¨®n. Sin embargo, aunque mantengamos la boca cerrada, las posturas, las manos, los pies o las miradas no las podemos acallar. La comunicaci¨®n no verbal tambi¨¦n puede ser sincera o mentirosa y el entrevistador sabe detectar cu¨¢ndo el candidato le est¨¢ dando gato por liebre. "La experiencia nos indica que existen ciertos indicativos que pueden revelar si la persona est¨¢ construyendo una falsedad. Por ejemplo, el enrojecimiento de las mejillas o las orejas, no fijar la mirada en el interlocutor, tocarse con frecuencia la nariz o taparse la boca al hablar, son signos que nos inducen a pensar que el candidato no est¨¢ siendo del todo sincero", sostiene la drectora de selecci¨®n de Adecco, Patricia Casta?eda.
Por su parte, el escritor y experto en Recursos Humanos Luis Puchol comparte esta retah¨ªla de signos que esconden mentiras y los explica argumentando que "todos sabemos mentir bastante bien con palabras, pero controlar los gestos ya no es tan sencillo. A trav¨¦s de la comunicaci¨®n no verbal, nuestras emociones y sentimientos encuentran su forma de expresi¨®n m¨¢s habitual".
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