El castigo por so?ar el Reino Unido
Los trabajos para garantizar un m¨ªnimo de condiciones de vida en el campamento de refugiados de Calais (Francia) no alcanzan ni al 30% de su poblaci¨®n
El centro nocturno que actualmente se est¨¢ terminando de construir en el campamento de Calais ya tiene habilitados los primeros contenedores, con una capacidad para 1.500 personas. Quienes se hab¨ªan instalado en la zona m¨¢s cercana a la carretera que pasa al lado del centro fueron desalojados a principios de enero, aunque con la posibilidad de tener prioridad para conseguir plaza en este nuevo centro. Muchos,?antes de aceptar dormir en las nuevas instalaciones, prefieren mover sus tiendas y sus caba?as hacia el interior de la llamada Jungla, ese improvisado campamento franc¨¦s donde viven alrededor de 5.000 migrantes procedentes de? Siria, Eritrea, Sud¨¢n, Iraq y Afganist¨¢n con la esperanza de cruzar al Reino Unido del que a menudo hablan las noticias e incluso los artistas (como sucedi¨® con Banksy hace unos d¨ªas) en un intento de denunciar lo que aqu¨ª sucede.
Y es que para ingresar al centro, los refugiados deben hacerlo mediante el reconocimientos de sus huellas dactilares y temen ser registrados en Francia. De ser as¨ª, si es que logran llegar al Reino Unido, podr¨ªan ser reenviados a territorio franc¨¦s. Por otra parte, las nuevas instalaciones s¨®lo tienen capacidad para un 30% de la poblaci¨®n. La mayor¨ªa continua as¨ª, viviendo en caba?as improvisadas, casas rodantes y tiendas donde el frio, el viento y el agua se cuelan.
Quienes duermen en los contenedores no tienen permitido cocinar, ni calentar agua, por razones de seguridad y no pueden ducharse puesto que no hay conexi¨®n de agua, por razones de costo.
2.200 almuerzos diarios repartidos, 120 letrinas, 600 duchas calientes y 10 puntos de agua. Todo abastece a un n¨²mero de refugiados muy por debajo de los 5.000. Las personan defecan al aire libre debido a la falta de ba?os; las aguas servidas no pueden ser drenadas, pues se trata de una zona protegida, lo que proh¨ªbe la construcci¨®n de canales y el invierno amenaza con provocar un ¡°aumento en las infecciones respiratorias¡±, aseguran en M¨¦dicos Sin Fronteras.
El 2016 comienza con pocas posibilidades para encontrar una soluci¨®n a la crisis de refugiados en Francia
¡°Sab¨ªa que tendr¨ªa que vivir en una tienda, pero al menos cre¨ª que llegar¨ªa a un lugar organizado¡±, se lamenta Rami mientras prepara un narguil¨¦ que trajo desde Siria. ¡°Ni siquiera hay comida, ni ba?os. No pens¨¦ que ser¨ªa as¨ª¡±. Y es que muchos de los que han llegado hasta este lugar saben c¨®mo es un campo de refugiados, pero nunca pensaron que, como desplazados de guerra, ser¨ªan acogidos en las condiciones en las que se encuentran hoy en este gran e improvisado campamento.
?Cu¨¢les son las razones de esta precariedad? ?Por qu¨¦ se realizan mejoras que abastecen s¨®lo un 30% de la poblaci¨®n?
En octubre, el Consejo de Estado acogi¨® un recurso interpuesto por diferentes asociaciones humanitarias, exigiendo al Estado asegurar las m¨ªnimas condiciones de salubridad en el campamento. Fue entonces que la Agencia de Ayuda a la Cooperaci¨®n T¨¦cnica y al Desarrollo (ACTED), una ONG francesa experta en administraci¨®n de campos de refugiados en zonas de conflicto, lleg¨® a La Jungla. Lamentablemente, ¡°ya era muy tarde¡±, asegura Hanalia Ferhan, coordinadora de ACTED en Calais. ¡°Hay actividades que tendr¨ªan que haberse realizado lo antes posible, pero que ya no se hicieron¡±.
En efecto, de los 45 millones de euros que el Reino Unido entreg¨® en agosto del a?o pasado para enfrentar la crisis migratoria en Calais, s¨®lo 10 se utilizaron para mejoras humanitarias, el resto fue destinado al reforzamiento de las medidas de seguridad para bloquear la frontera. Un contingente policial desplegado por toda la ciudad vigila principalmente los alrededores del campamento, los accesos al Eurot¨²nel y al puerto.
Aumento de la violencia
El refuerzo policial ha provocado un aumento en el n¨²mero y en la intensidad de los enfrentamientos entre agentes de seguridad y refugiados, aseguran los voluntarios de Calais Migrant Solidarity. Cada ma?ana, nuevos heridos merodean por el campamento. Caras inflamadas por los golpes, narices quebradas, dientes menos, huesos rotos¡
¡°Primero me gasearon los ojos para que no pudiera ver y luego comenzaron a pegarme con palos. Me quebraron la nariz y una pierna¡±, cuenta Rachem, un sirio que vive desde hace cuatro meses en La Jungla. Mohamed, por su parte, un joven sudan¨¦s de 21 a?os, intenta cruzar todas las noches desde que lleg¨® a Calais hace cuatro meses. Tiene los dedos de las manos inflamados. Tres de ellos quebrados. ¡°Es que cuando te agarras del cami¨®n te golpean en las manos para que te sueltes¡±. Anoche la golpiza ha sido dura. Las contusiones no lo dejan caminar y deber¨¢ tomarse unos d¨ªas para recuperarse antes de volver a intentarlo.
Rami se hace una y otra vez la misma pregunta mientras prepara su narguil¨¦: ¡°?Por qu¨¦ somos recibidos de esta manera?¡±. Quienes trabajan desde hace a?os con los migrantes so?adores de Inglaterra conocen la respuesta: ¡°El plan del Gobierno es vaciar La Jungla y existe la est¨²pida creencia de que si las personas est¨¢n mal acogidas aqu¨ª, entonces ya no vendr¨¢n m¨¢s¡±, explica Cristian Salom¨¦, el presidente de El Albergue de los Migrantes, una organizaci¨®n local que trabaja en el campo. Las precarias condiciones sanitarias, alimenticias y habitacionales, adem¨¢s de los eventos violentos, amenazan as¨ª con perpetuarse.
El plan de Cazeneuve
En octubre del 2015, el ministro del interior, Bernard Cazeneuve, anunci¨® durante su visita a la zona, un plan de acci¨®n que consiste en el traslado inmediato de quienes decidan abandonar el campamento a centros de acogida repartidos por todo el pa¨ªs durante los meses de invierno. Durante ese tiempo podr¨¢n, si as¨ª lo desean, solicitar el asilo en Francia, retornar a su pa¨ªs de origen o abandonar el centro cuando lo estimen pertinente. Pero ¡°quienes no acepten la mano que les hemos tendido y contin¨²en las tentativas vanas (de alcanzar Inglaterra) se exponen a ser reenviados a la frontera y a sanciones penales¡±, advirti¨® el ministro.
Personal de la Oficina Francesa de Migraci¨®n e Integraci¨®n (OFFI) y de la Prefectura trabajan diariamente en el terreno intentando convencer a las personas de que dejen Calais y aborden el bus que espera por ellos, todos los d¨ªas, a las afueras del campamento.
¡°La idea es que los refugiados no sean bienvenidos en este lugar y terminen por irse¡±, recuerda un voluntario de Calais Migrant Solidarity
A penas inaugurado el dispositivo, 700 personas subieron a bordo del bus. Actualmente, s¨®lo lo hacen entre 10 y 30 personas diarias. Seg¨²n Serge Szarzynsky, director del Departamento de Cohesi¨®n Social de la regi¨®n y encargado del plan humanitario desplegado en el campamento, ¡°las razones de esta disminuci¨®n pueden estar ligadas a que actores externos al dispositivo hagan correr falsos rumores acerca del operativo. Como por ejemplo los traficantes de personas¡±. Por otra parte, mientras las organizaciones humanitarias aseguran que el mensaje gubernamental ha sido claro al establecer que el procedimiento de Dubl¨ªn no ser¨¢ aplicado a quienes acepten albergarse en los centros de acogida, Szarzynsky afirma lo contrario. ¡°Les decimos la verdad. Que por el momento los acuerdos de Dubl¨ªn contin¨²an existiendo y que efectivamente es posible que sean reenviados a los pa¨ªses donde fueron registrados¡±.
La promesa de una cama y un lugar caliente donde poder descansar, pero con el riesgo de ser reenviados a la frontera, no logra persuadir f¨¢cilmente a quienes han sobrevivido a la traves¨ªa para llegar a la ¨²ltima frontera que los separa de Inglaterra. ¡°?Por qu¨¦ crees que all¨¢ es mejor que Francia? ?No puedes saberlo porque no has estado ah¨ª!¡±, le insiste una mujer de la Prefectura a un joven afgano de unos 18 a?os, quien responde con una raz¨®n dif¨ªcil de contrarrestar: ¡°All¨¢ est¨¢ mi mam¨¢¡±.
En efecto, la mayor¨ªa de los refugiados que llegan a Calais tienen familiares en Inglaterra que los est¨¢n esperando. ¡°Cuando dejas tu pa¨ªs huyendo de la guerra vas a intentar ir all¨¢ donde tienes familia. Es l¨®gico. Y no hay nada que puedas hacer contra ese deseo¡±, dice Raouf, un hombre de origen sudan¨¦s que suma el factor idiom¨¢tico a la importancia de los lazos familiares y redes de apoyo.
¡°Puedes ir a Inglaterra, pero despu¨¦s¡±, insiste la mujer. ¡°Hay que hacer las cosas paso a paso. Primero regularizas tus papeles aqu¨ª en Francia y despu¨¦s podr¨¢s ir donde tu mam¨¢¡±, le explica mientras el joven s¨®lo mueve la cabeza de un lado a otro. ¡°No. Yo voy a Inglaterra. Mi mam¨¢ est¨¢ all¨¢¡±. Y es que todos saben que el proceso para regularizar los papeles en Francia puede demorar hasta un a?o, y que esa espera no necesariamente terminar¨¢ con un acuerdo de asilo, puesto que s¨®lo el 22% de quienes solicitan refugio en Francia lo obtienen. Adem¨¢s, el estatus de refugiado s¨®lo les permitir¨¢ visitar Inglaterra, pero no les posibilitar¨¢ instalarse all¨ª, pues para hacerlo deber¨ªan esperar 10 a?os, siempre y cuando obtengan la nacionalidad francesa.
Numerosas son las asociaciones que denuncian desde hace meses las condiciones en las que viven estas miles de personas. Sin embargo, todas estas denuncias parecen irrelevantes, pues ¡°la idea es que los refugiados no sean bienvenidos en este lugar y terminen por irse¡±, recuerda un voluntario de Calais Migrant Solidarity. Todas las organizaciones presentes en La Jungla, as¨ª como los mismos refugiados, advierten que se trata de una decisi¨®n nociva e ingenua: quienes han arriesgado sus vidas cruzando el Mediterr¨¢neo no se detendr¨¢n ante las malas condiciones de un campo. Sin embargo, los gobiernos franc¨¦s e ingl¨¦s no parecen considerar una estrategia alternativa. Inglaterra no los quiere y Francia persiste en mantener esta ¡°vida no para humanos¡±, tal como la describe Rami.
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