Y la marihuana se hizo medicina
El pionero de la investigaci¨®n de cannabinoides explora en un libro por qu¨¦ Occidente tard¨® 150 a?os en "redescubrir" su potencial terap¨¦utico
¡°El sexo nos llev¨® a la droga¡±. As¨ª resume Jos¨¦ Antonio Ramos Atance c¨®mo se convirti¨® en el pionero del estudio de compuestos de la marihuana en Espa?a. Dentro del cerebro, la sustancia psicoactiva del cannabis, el THC, parec¨ªa tener un comportamiento similar al estradiol, una hormona sexual femenina. La conexi¨®n ten¨ªa sentido, ¡°la hormona funciona como una droga para el hombre y los machos de otras especies¡±, razona Ramos desde su despacho de la Universidad Complutense de Madrid.
En 1986 fund¨® el primer grupo cient¨ªfico de Espa?a especializado en el estudio de los llamados cannabinoides, las decenas de compuestos que contiene la marihuana. Treinta a?os despu¨¦s su departamento ya trabaja en el desarrollo de f¨¢rmacos basados en el cannabis contra la epilepsia infantil o tumores cerebrales muy agresivos.
Ramos acaba de publicar Historias del cannabis (Catarata), en el que re¨²ne sus recuerdos como cient¨ªfico y se pregunta por qu¨¦ han tenido que pasar m¨¢s de 150 a?os para que Occidente haya redescubierto las posibilidades m¨¦dicas que esconde esta planta. El estigma asociado a esta droga no ha ayudado mucho.
En el siglo XIX, el uso medicinal del cannabis era muy amplio. Cubr¨ªa desde el control de la caspa hasta el alivio de los dolores de cabeza, man¨ªas, insomnio, enfermedades ven¨¦reas, tosferina, dolores de o¨ªdo y tuberculosis
En 1999, Isidoro ?lvarez, el fallecido presidente de El Corte Ingl¨¦s, entr¨® en c¨®lera al pensar que estaba alojando un congreso de fumadores de cannabis en favor de su legalizaci¨®n, cuenta Ramos. La bronca fue bajando el escalaf¨®n hasta estallar en los o¨ªdos de Ramos, organizador del encuentro, justo cuando llevaba a los invitados al sal¨®n de actos de la Fundaci¨®n Ram¨®n Areces, de la que ?lvarez era director.
En realidad, se trataba del primer congreso cient¨ªfico que se celebraba en Espa?a sobre los cannabinoides y sobre el sistema endocannabinoide, que fabrica sustancias hom¨®logas a las del cannabis dentro de nuestro cerebro para regular aspectos claves como la memoria, el dolor y la conducta.
¡°Este sistema era todav¨ªa un desconocido para la mayor parte de la comunidad cient¨ªfica¡±, recuerda Ramos, y por ello se invit¨® a los mayores expertos internacionales sobre el tema para que ¡°presentaran en sociedad¡± sus investigaciones. Ramos cuenta que esa ma?ana el diario Abc hab¨ªa publicado un editorial titulado?No abr¨¢is la caja de Pandora que criticaba duramente el encuentro y que habr¨ªa llegado a los ojos del mandam¨¢s de los grandes almacenes. ¡°Como la palabra cannabinoide deriva de cannabis, el agudo comit¨¦ editorial del Abc, o al menos alguno de sus miembros, hab¨ªa interpretado que la reuni¨®n iba a tratar sobre esta sustancia. Consideraban que lo que se iba a conseguir con la reuni¨®n era abrir un nuevo frente en la batalla que se estaba desarrollando para la legalizaci¨®n del consumo de cannabis¡±, am¨¦n de ¡°encender unos porros¡±, recuerda Ramos.
Marihuana para la reina
Separar la investigaci¨®n del uso recreativo de la marihuana ha sido dif¨ªcil desde siempe. El hombre que trajo el cannabis a Europa como medicina se llamaba William Brooke O¡¯Shaughanessy. En 1831 fue contratado como m¨¦dico de la Compa?¨ªa de las Indias Orientales, cuyo ¡°objetivo inicial fue el de dar visos de legalidad a la actividad de los corsarios ingleses del Oc¨¦ano ¨ªndico¡±, relata Ramos. Durante su convivencia con m¨¦dicos locales en la India, O¡¯Shaughanessy observ¨® el uso que hac¨ªan de preparados de marihuana conocidos como Bhang, Charas o Ganja. ¡°El uso medicinal del cannabis era muy amplio. Cubr¨ªa desde el control de la caspa hasta el alivio de los dolores de cabeza, man¨ªas, insomnio, enfermedades ven¨¦reas, tosferina, dolores de o¨ªdo y tuberculosis¡±, escribe Ramos, catedr¨¢tico del Departamento de Bioqu¨ªmica y Biolog¨ªa Molecular de la Complutense.
O¡¯Shaughanessy fue el primero en demostrar experimentalmente el fundamento fisiol¨®gico de algunas de esas aplicaciones, primero en animales y despu¨¦s en humanos. El m¨¦dico brit¨¢nico disolvi¨® extractos de resina de cannabis en etanol y lo administr¨® a pacientes con t¨¦tanos, reumatismo, rabia, c¨®lera y delirium tremens. La elevada concentraci¨®n de THC en los primeros preparados provocaron a algunos pacientes efectos secundarios, como catalepsia o un ¡°comportamiento incontrolado¡±. ¡°Tras disminuir la dosis se demostr¨® un alivio del dolor, un aumento del apetito y un estado mental de alegr¨ªa¡±, cuenta Ramos. Tambi¨¦n se demostr¨® que la tintura de cannabis controlaba las convulsiones y los espasmos asociados a la rabia y el t¨¦tanos.
¡°Entre la clase m¨¦dica tuvieron resonancia los efectos conseguidos en un beb¨¦ de 40 d¨ªas de edad, al que la aplicaci¨®n de la tintura de cannabis hizo desaparecer las convulsiones que se hab¨ªan manifestado despu¨¦s de su nacimiento¡±.
O¡¯Shaughanessy volvi¨® a su pa¨ªs en 1841 y trajo consigo todo ese conocimiento. Otros doctores corroboraron su utilidad, y recomendaron su uso, incluido el m¨¦dico personal de la reina Victoria. El uso terap¨¦utico de la tintura de cannabis se extendi¨® r¨¢pido por Europa y EE UU como analg¨¦sico, para facilitar el parto y tambi¨¦n contra el c¨®lera, entre otros.
¡°Pese a todos sus efectos positivos¡±, relata Ramos, ¡°el uso del cannabis fue eliminado de la farmacopea brit¨¢nica en 1932. Diez a?os despu¨¦s lo fue de la de los EE UU y algo m¨¢s tarde, de la hind¨². La controversia existente en aquellos momentos sobre sus acciones alucin¨®genas hab¨ªa eclipsado sus posibles usos m¨¦dicos¡±. Tambi¨¦n contribuy¨® la llegada de los opi¨¢ceos inyectables, que eran considerados m¨¢s f¨¢ciles de usar y m¨¢s efectivos.
¡®Nevaditos¡¯ en la universidad
A principios de la d¨¦cada pasada Ramos volvi¨® a encontrar problemas. Hab¨ªa creado una asignatura de libre configuraci¨®n dirigida a m¨¦dicos en la que se explicaban los fundamentos bioqu¨ªmicos de los cannabinoides y lo que se conoc¨ªa sobre sus efectos neurol¨®gicos. La clase se llen¨® muy r¨¢pido, pero sobre todo de j¨®venes de otras facultades que quer¨ªan explorar con las drogas. El curso se reconvirti¨® en un intercambio de informaci¨®n en el que el catedr¨¢tico resolv¨ªa las dudas de los asistentes sobre diversas sustancias y ¨¦l a su vez aprend¨ªa de ellos otros usos m¨¢s all¨¢ del aula.¡°As¨ª fue como el profesor se enter¨® de que la farlopa era uno de los nombres con que se conoc¨ªa la coca¨ªna¡± o que ¡°un nevadito no era un tipo de helado o un exquisito hojaldre, sino clorhidrato de coca¨ªna fumado [...] o un cigarro de marihuana mezclado con coca¨ªna¡±, escribe.
El catedr¨¢tico se convirti¨® en un experto en el THC y sus efectos neurol¨®gicos y tambi¨¦n en la aplicaci¨®n terap¨¦utica de otros compuestos descubiertos con posterioridad. Ha divulgado adem¨¢s estos asuntos en universidades, asociaciones de pacientes y centros de ense?anza. Tambi¨¦n fue Miembro del Observatorio Regional sobre Drogodependencias de la Comunidad de Madrid y colabor¨® con el Plan Nacional sobre Drogas
El hombre que m¨¢s sabe de cannabis en Espa?a cuenta que nunca se ha fumado un porro
Tuvo que pasar casi un siglo para que Occidente se haya vuelto a atrever con los usos m¨¦dicos de la marihuana. Su uso ha venido en muchos casos impulsado por padres desesperados que les dan a sus hijos aceites de cannabis, pues no responden a ning¨²n f¨¢rmaco conocido, pero s¨ª a alg¨²n compuesto de la marihuana. El cannabinoide m¨¢s interesante en este campo no es el THC, sino el cannabidiol (CBD), que no causa ning¨²n efecto psicoactivo. Los resultados fueron similares a los de aquel beb¨¦ de 40 d¨ªas en el siglo XIX y han animado a algunas farmac¨¦uticas a lanzarse al redescubrimiento de los compuestos de la marihuana como f¨¢rmacos.
Espa?a est¨¢ jugando un papel protagonista en este campo, tanto en los ensayos cl¨ªnicos contra la epilepsia en ni?os como en la investigaci¨®n. El mismo departamento que Ramos fund¨® en los ochenta lidera ahora el uso de cannabinoides para reducir el avance de gliomas cerebrales y tumores de de mama, aunque sigue siendo dif¨ªcil. ¡°A¨²n hay muchas cortapisas en la investigaci¨®n m¨¦dica de estos compuestos¡±, asegura.
En su libro el catedr¨¢tico confiesa que, a preguntas de un asistente a una de sus charlas, reconoci¨® que nunca se ha fumado un porro. ¡°?C¨®mo puede investigar sobre el cannabis si ni siquiera lo ha probado?¡±, le espetaron. Ramos se revolvi¨® preguntando si los investigadores del VIH deb¨ªan tambi¨¦n seguir esa norma.
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