El tiro al plato
Gentuza de todos los colores, amparada por el anonimato, arroja en la Red su mala leche sobre personalidades que, en un pa¨ªs normal, ser¨ªan motivo de orgullo incontestable
Lo dijo Paco Ib¨¢?ez, cantante inmortal: ¡°Espa?a es el pa¨ªs del tiro al plato. Cuando alguien sube a lo m¨¢s alto, lo que m¨¢s nos gusta es dispararle y verle caer¡±. La reflexi¨®n es de calado y desliza esa rabia que parece que nos da cualquiera que destaca. Si, encima, ese que asoma la cabeza pertenece a la far¨¢ndula, acumula demasiadas papeletas para ser triturado a la m¨ªnima oportunidad.
Las redes sociales, en su versi¨®n m¨¢s luminosa, son una explosi¨®n de gracia, creatividad e ingenio popular. Pero han potenciado el tiro al plato hasta el infinito y se han consolidado como un im¨¢n de la maldad. Gentuza de todos los colores, amparada por el anonimato, arroja su mala leche sobre personalidades que, en un pa¨ªs normal, ser¨ªan motivo de orgullo incontestable. Como ejemplo supremo, Pen¨¦lope Cruz y Javier Bardem, los ¨²nicos actores espa?oles que han logrado un Oscar, son objeto de lindezas delirantes. La ¨²ltima v¨ªctima de este disparate ha sido Dani Rovira, un comediante genial y un ser humano formidable, dicho sea de paso.
Sin embargo, me resisto a digerir que esa inquina hacia los que llegan m¨¢s lejos se haya enquistado en nuestra naturaleza colectiva. Me apetece pensar que s¨®lo es un espejismo provocado por la vileza y estridencia de unos pocos y que la inmensa mayor¨ªa, aunque ni se le ocurra pregonarlo en la Red, admira el talento de Dani, Pen¨¦lope y Javier y siente una rotunda satisfacci¨®n porque compatriotas de esa categor¨ªa contribuyan a que Espa?a sea un lugar interesante. Ser¨¦ ingenuo, pero estoy convencido de que los miserables representan un porcentaje irrelevante. Lo que sucede es que da la impresi¨®n de que todos tienen Twitter.
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