En casa, como en ning¨²n sitio
Chefs, m¨²sicos o dibujantes a domicilio: proliferan estas ofertas de desafiante intimidad
?En qu¨¦ se parecen una artista del tatuaje holandesa y un chef profesional espa?ol en las puertas del mercado de San Ant¨®n? En que ambos se anuncian pegados a un corcho, bajo el rubro: ¡°A domicilio¡±. En el caso del cocinero, el proceso completo se especifica en la web profesional de Benditacocina.com: el cliente selecciona lugar y fecha, y elige su men¨², que abarca desde gastronom¨ªa tradicional espa?ola, la gama de Oriente y cocina fusi¨®n de los cuatro puntos cardinales.
?Se trata de casos aislados o est¨¢n proliferando estas ofertas de desafiante intimidad? Si quieres que tu casa se convierta en el estudio de un pintor, puedes contactar con el equipo de Dibujo a Domicilio, y otra vez una web profesional: ¡°Es una iniciativa que busca reactivar el dibujo del modelo al natural, acercar la experiencia del dibujante a las casas para as¨ª reactivar el uso de la antigua figura del pintor de c¨¢mara, con una mirada m¨¢s fresca¡¡±. Y por ah¨ª anda el llamado sofa session, con algunas experiencias en Madrid, aunque una amiga que vive en Polonia se ha vuelto adicta a que m¨²sicos hagan miniconciertos en su casa de Varsovia, con los invitados que ella escoja.
Seg¨²n Isaac Gonz¨¢lez, fundador de Benditacocina.com: ¡°Los clientes que contactan con nosotros buscan normalmente sorprender a sus invitados, reenamorar a su pareja y, en definitiva, vivir una experiencia: conocer al chef que te explica de primera mano sus platos, que ha hecho solo para ti y tus amigos¡±. Por su parte, Daniela Guglielmetti, fundadora de Dibujo a Domicilio, apunta: ¡°Para los artistas es reconfortante tener la experiencia de dibujar al natural con gente muy diversa. Entrar a las casas cada semana y pasar un rato festivo, desarrollar el arte del retrato y, sobre todo, conectar de una manera muy especial con los modelos anfitriones¡±. A ellos acude gente joven y no tan joven, entre 21 y 60 a?os, personas con sensibilidad art¨ªstica, que quieren pasar un rato diferente, saciar la curiosidad de ver ¡°c¨®mo es eso de que te pinten¡±.
No se trata de improvisados ni de vendedores grises, sino de profesionales que hacen un trabajo exclusivo y alegre. Y no es demasiado caro, a veces incluso adquiere la forma de una bofetada a las leyes del consumo, ya que sale m¨¢s barato que ir a un concierto, a comer fuera o hacerse un tatuaje en un estudio. Pero lo que m¨¢s llama la atenci¨®n es este nuevo concepto de humanizaci¨®n de la venta de un producto. Contundente alternativa frente a las leyes de la oferta y la demanda que Internet tiende a despersonalizar a¨²n m¨¢s. En el caso de este tupperware posmoderno, la Red sigue siendo el canal fundamental para promocionarse, pero le dan la vuelta: el cliente no solo ver¨¢ el rostro de quien vende el producto, con una biograf¨ªa real y verificable, sino que el propio vendedor de alg¨²n modo es el producto. Lo que nos seduce es la garant¨ªa de vivir una experiencia.
Me resisto a creer que se trata de una moda pasajera. Todo el mundo sabe que la materia no se crea ni se destruye, de ah¨ª su dureza, pero cada ¨¦poca genera sus modalidades de la esperanza para transformar la materia hostil. Y el ant¨ªdoto suele ser una dosis controlada: ante la cosificaci¨®n masificada del consumo, se instaura el individuo como argumento de venta.
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