La diferencia entre una empleada y una esclava
Mar¨ªa Teresa Moreno, empleada del hogarecuatoriana, ha trabajado animando a las mujeres reci¨¦n llegadas a hacerse valer para que no sufran las mismas dificultades por las que pas¨® ella. Form¨® parte del programa Avanzadoras de Oxfam Interm¨®n. Foto: Oxfam Interm¨®n.
¡°Una trabajadora de 19 a?os fue contratada para emigrar desde Filipinas y colocarsecomo empleada dom¨¦stica en los Estados Unidos. Cuando lleg¨®, su empleador le confisc¨® el pasaporte y le comunic¨® que deb¨ªa trabajar para cubrir el coste del pasaje de avi¨®n. Trabaj¨® de 6 de la ma?ana a 10 de la noche, los siete d¨ªas de la semana, durante 19 a?os. Al final de este per¨ªodo recibi¨® una suma total de 19.000 d¨®lares [algo m¨¢s de 17.000 euros]¡±.
La historia de esta mujer filipina es una de las decenas que aparecen en el informe M¨¢s all¨¢ de la supervivencia: Organiz¨¢ndose para acabar con el tr¨¢fico humano de las empleadas del hogar. La investigaci¨®n, realizada por la estadounidense Alianza Nacional de Empleadas del Hogar, sustenta el esfuerzo de este sector por organizarse frente a una forma de ¡°esclavitud moderna¡± que afecta dos millones y medio de mujeres solo en este pa¨ªs, de acuerdo al soberbio reportaje publicado hace unos d¨ªas en Desigualdad Univisi¨®n por Marcos Mart¨ªnez.
El drama de las empleadas del hogar se repite en cada esquina del planeta, tambi¨¦n en la nuestra. En Espa?a las mujeres inmigrantes y de bajos recursos se han visto atrapadas entre la explotaci¨®n at¨¢vica del sector y la presi¨®n a?adida por la crisis econ¨®mica. Una de las primeras entradas de esteblog, en 2011, comentabauna campa?a de las empleadas dom¨¦sticas extranjeras por hacer frente ¡°a todo tipo de excesos, desde las jornadas abusivas hasta la retenci¨®n de pasaportes por parte del empleador, el acoso sexual m¨¢s o menos expl¨ªcito¡± o el pago de hasta un tercio de los salarios en forma de techo y comida. Es una lucha que contin¨²a hoy con el apoyo leal de organizaciones como Pueblos Unidos.
Las razones de esta situaci¨®n son complejas, pero en la combinaci¨®n de factores culturales, legales e institucionales que perpet¨²an la explotaci¨®n dom¨¦stica de las mujeres inmigrantes destaca uno f¨¢cilmente corregible: la obsesi¨®n del Estado por establecer controles a la movilidad laboral de las trabajadoras, un fen¨®meno extendido que las deja a merced de empleadores sin escr¨²pulos que se aprovechan de su posici¨®n de privilegio.
El caso del Reino Unido constituye un ejemplo ilustrativo de este problema. En medio de un encendido debate acerca de la amenaza de los inmigrantes para el bienestar local, el Gobierno aprob¨® en 2012 un endurecimiento de las condiciones exigidas a las empleadas dom¨¦sticas extranjeras, cuyos contratos quedaron limitados a un ¨²nico empleador y por per¨ªodo m¨¢ximo de seis meses, no renovable. El resultado ¨Cque, de acuerdo con un estudio reciente del University College de Londres, afecta a no menos de 15.000 trabajadoras, la mayor parte procedente de pa¨ªses de Oriente Pr¨®ximo- es un panorama decimon¨®nico que incluye pernoctaciones en el suelo de la cocina, salarios mensuales de entre 50 y 250 libras, y jornadas de hasta 20 horas diarias. La situaci¨®n ha llegado al punto de ser citada en el contexto de la aprobaci¨®n de la nueva Ley sobre Esclavitud Moderna, tramitada por el Parlamento brit¨¢nico el pasado a?o.
El argumento se podr¨ªa extender a muchos otros sectores de la econom¨ªa formal e informal donde abunda la mano de obra inmigrante y donde la microgesti¨®n del Estado limita hasta un punto rid¨ªculo las condiciones vinculadas a un visado de trabajo. Con ello no solo se ignoran los principios m¨¢s evidentes de cualquier mercado, sino que se somete a los trabajadores a una vulnerabilidad intolerable en la que se volatilizan las posibilidades de organizarse y hacer valer sus derechos. Ni siquiera la condici¨®n de irregular deber¨ªa ser un obst¨¢culo para realizar denuncias cuya resoluci¨®n nos benefician a todos, empezando por la v¨ªctima.
Por estas razones no resulta sorprendente que esa sea la primera de las recomendaciones que realiza el informe independiente sobre el sector de las empleadas dom¨¦sticas extranjeras encargado por el Gobierno brit¨¢nico a la luz de la Ley sobre Esclavitud Moderna,hecho p¨²blico hace pocas semanas: ¡°Este informe considera que la existencia de un v¨ªnculo a un empleador espec¨ªfico y la ausencia de un derecho universal a cambiar de empleador y solicitar una extensi¨®n de los visados son incompatibles con la razonable protecci¨®n de las trabajadoras dom¨¦sticas extranjeras en el Reino Unido¡±.
La empleada del hogar, como cualquier otro trabajador, deben contar con la posibilidad de dejar a un empleador o cambiar de sector si no est¨¢ de acuerdo con las condiciones que se le ofrecen. Tambi¨¦n deben contar con la posibilidad de organizarse y realizar denuncias. Al fin y al cabo, esa es la diferencia entre una empleada y una esclava.
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