Si la homeopat¨ªa no funciona, ?por qu¨¦ no se proh¨ªbe su venta?
No cuenta con estudios que la avalen y ni siquiera es necesario un diploma para prescribirla
En una popular parodia sobre las medicinas alternativas, un hombre entra en un hospital homeop¨¢tico tras sufrir un accidente de tr¨¢fico. El m¨¦dico pide a la enfermera que consiga un trozo del coche que lo atropell¨®, lo diluya en agua y lo agite y diluya repetidamente para poner tres gotas del l¨ªquido resultante bajo la lengua del herido. ¡°Si esto no lo salva, no s¨¦ qu¨¦ lo har¨¢¡±, exclama el doctor.
Aunque es humor, la base te¨®rica de la homeopat¨ªa est¨¢ tan alejada de lo que se sabe de f¨ªsica y qu¨ªmica que en el mundo real existen preparados que no distan mucho de este chascarrillo. En resumen, esta terapia ¡ªque se sol¨ªa calificar de alternativa y ahora algunos de sus practicantes llaman complementaria o integrativa¡ª se basa en una ocurrencia que tuvo el m¨¦dico saj¨®n Samuel Hahnemann a finales del siglo XVIII, que viene a decir que lo similar cura lo similar. As¨ª, para tratar una enfermedad se ha de usar la misma sustancia que causa sus s¨ªntomas, pero diluida en agua hasta proporciones infinitesimales. Tanto, que la mayor¨ªa de remedios homeop¨¢ticos no contiene ni una mol¨¦cula del supuesto agente sanador.
Algunas f¨®rmulas diluyen una gota de un activo en el equivalente al agua de todos los oc¨¦anos
Un ejemplo real: la cafe¨ªna espabila. Seg¨²n la homeopat¨ªa, si se toma en proporciones ¨ªnfimas, hace lo contrario: dar sue?o. As¨ª que existe un preparado para dormir que se obtiene mezclando un parte de cafe¨ªna con 99 de agua. Se agita y el resultante se vuelve a mezclar con otras 99 partes de agua. Y as¨ª sucesivamente. Cada una de estas diluciones se denominan CH (Centesimal Hahnemanianna, en honor a su inventor). Existen preparados con 6 CH, 10 CH, 30 CH¡ En algunos casos, el resultado equivale a verter una gota de principio activo en todos los oc¨¦anos del planeta, agitarlo y beber al azar de todos los mares.
Obviamente, ah¨ª no queda nada de lo que en un principio se mezcl¨®. Quienes toman homeopat¨ªa, pues, no ingieren m¨¢s que agua. O, m¨¢s exactamente, sacarosa y lactosa, pues el l¨ªquido suele estar rociado en bolitas de estos excipientes.
La cafe¨ªna es un ejemplo, pero existen otros reales que hacen que la parodia del coche se quede corta: diluciones de Muro de Berl¨ªn para luchar contra las sensaciones de opresi¨®n, separaci¨®n y aislamiento; de radiaci¨®n de tel¨¦fono m¨®vil para paliar el (inexistente) da?o de las ondas que emiten estos aparatos; de TNT (explosivo) contra la tos convulsiva; de agua del Amazonas para armonizar los estados emocionales; de caca de perro para tratar gastroenteritis, colitis y diarreas¡ Y muchas m¨¢s parecidas que ha recopilado Fernando Fr¨ªas, fundador del C¨ªrculo Esc¨¦ptico, en su blog La lista de la verg¨¹enza.
Un negocio (muy) lucrativo
Aunque suene a broma, el negocio de la homeopat¨ªa mueve enormes cantidades de dinero y sus seguidores se cuentan por millones en el mundo. Si realmente no hay nada en estas bolitas, ?por qu¨¦ existen, seg¨²n la Sociedad Espa?ola de Medicina Homeop¨¢tica (SEMH), unos 10.000 m¨¦dicos colegiados que la recetan? ?Por qu¨¦ un tercio de los espa?oles la ha probado ¡ªseg¨²n, eso s¨ª, una encuesta de Boiron, el mayor laboratorio homeop¨¢tico? La respuesta que dan practicantes y pacientes que la defienden ¡ªque no son todos los que la han usado¡ª es simple: ¡°No sabemos c¨®mo, pero funciona¡±. Alegan sus te¨®ricos que el agua tiene memoria y que es capaz de recordar los principios activos con los que se mezcl¨® ¡ªuna memoria selectiva, en todo caso, puesto que a lo largo de la historia ha estado en contacto con todo tipo de sustancias¡ª. Y aunque esto fuese as¨ª, algo muy lejos de contar con evidencia que lo respalde, tampoco tiene explicaci¨®n c¨®mo los recuerdos de ese agua son capaces de curar el cuerpo.
Los farmac¨¦uticos y el vac¨ªo legal
Los medicamentos de verdad de venta exclusiva en farmacias est¨¢n sometidos a unas exigentes pruebas que les obligan a probar su eficacia. Los preparados homeop¨¢ticos no, basta con que demuestren su inocuidad. Por supuesto, no hace falta receta para ellos. Ante el vac¨ªo legal en el que se encuentran, el ministerio de Sanidad elabor¨® en 2013 una orden para regularizarlos. Pero nunca se lleg¨® a aprobar. El departamento asegura que se sigue consultando con las partes implicadas. La Organizaci¨®n Farmac¨¦utica Colegial reclama que se apruebe una normativa que "clarifique el escenario tanto a los profesionales sanitarios como a los ciudadanos". Mientras tanto, la mayor¨ªa de las farmacias hace negocio con la homepat¨ªa. Pero algunas se resisten, como la de Jes¨²s Fern¨¢ndez, que a quienes preguntan por estos preparados les entrega una hoja informativa que comienza as¨ª: "Nuestro compromiso de calidad con el servicio que prestamos nos impide recomendar el uso terap¨¦utico de pseudomedicinas como la homeopat¨ªa, flores de Bach, oligoterapia y todas aquellas que no hayan demostrado cient¨ªficamente su eficacia".
¡°Pero el caso es que funciona¡±, insisten sus defensores. Podr¨ªa suceder que tuviera ¨¦xito por mecanismos desconocidos que la medicina no ha sido capaz de desentra?ar: c¨®mo el agua recuerda lo que los home¨®patas quieren y c¨®mo a trav¨¦s de esa prodigiosa memoria cura enfermedades. Hasta hoy no existe evidencia cient¨ªfica de que la homeopat¨ªa tenga m¨¢s efecto que el placebo. Es cierto que muchas personas se sienten mejor de determinadas dolencias tras tomarla, pero estudios rigurosos que han dividido a los enfermos en dos grupos aleatorios no muestran que el que tom¨® estos preparados experimentase m¨¢s mejoras que quienes ingirieron simples pastillas de az¨²car que no estaban rociadas de agua con memoria. La mejor¨ªa, pues, se debe a la sanaci¨®n natural que sucede con la mayor¨ªa de las enfermedades o al efecto placebo.
La evidencia cient¨ªfica en contra de la homeopat¨ªa es abrumadora. Sobre la base de numerosos metaan¨¢lisis (revisi¨®n de varios estudios) y consultas a especialistas, el Gobierno australiano decidi¨® rechazar estos tratamientos en 2014: ¡°En base a la valoraci¨®n de las evidencias sobre la efectividad de la homeopat¨ªa, el Consejo Nacional de Investigaci¨®n en Salud y Medicina concluye que no hay ning¨²n problema de salud para el cual existan evidencias fehacientes de que la homeopat¨ªa es efectiva¡±. Este alegato se sum¨® a una larga lista. En Espa?a, por ejemplo, un grupo de expertos elegido por el ministerio de Sanidad concluy¨® en un informe de 2011 que ¡°no ha probado definitivamente su eficacia en ninguna indicaci¨®n o situaci¨®n cl¨ªnica concreta¡±. ¡°Los resultados de los ensayos cl¨ªnicos disponibles son muy contradictorios y resulta dif¨ªcil interpretar que los resultados favorables encontrados en algunos ensayos sean diferenciables del efecto placebo¡±, reza el documento. La Universidad de Barcelona fulmin¨® hace unos d¨ªas su m¨¢ster de Homeopat¨ªa "por falta de base cient¨ªfica".
Algunos sistemas p¨²blicos de salud que respaldaban la homeopat¨ªa la han ido retirando. Reino Unido, con un fuerte apoyo de la corona a esta terapia, se plantea incluso prohibir a sus m¨¦dicos que la prescriban. Pero en realidad las pruebas llevan ah¨ª mucho tiempo. El debate lo dio por concluido hace una d¨¦cada la m¨¢s prestigiosa revista m¨¦dica, The Lancet, que, en un editorial de 2005 titulado El fin de la homeopat¨ªa, propon¨ªa pasar p¨¢gina y dejar de malgastar tiempo y dinero en tratar de demostrar los efectos de una terapia que no hab¨ªa conseguido hacerlo en dos siglos de historia. ¡°Cuanto m¨¢s se diluyen las pruebas en favor de la homeopat¨ªa, mayor parece su popularidad¡±, ironiza el editorial.
La evidencia cient¨ªfica es abrumadora: no existe m¨¢s all¨¢ del efecto placebo
A pesar de ello, sus defensores no se dan por vencidos. Alberto Sacrist¨¢n, presidente de la SEMH, explica que en la Revisi¨®n del uso de altas potencias en investigaci¨®n b¨¢sica en homeopat¨ªa (Clasen J. 2011), un 90% de los resultados de 830 estudios con altas diluciones fueron positivos. ¡°Como cualquier especialidad de la medicina, todav¨ªa debemos continuar investigando. Dado que incluso Premios Nobel de la talla de Luc Montagnier y Brian Josephson se han interesado por las altas diluciones y se han manifestado a favor de la viabilidad cient¨ªfica de su planteamiento, seguramente es cuesti¨®n de tiempo que los trabajos que se est¨¢n llevando a cabo sobre los distintos tratamientos homeop¨¢ticos nos aporten argumentos definitivos¡±, asegura. Vicente Baos, m¨¦dico de familia y asesor de la Agencia Europea del Medicamento y de su hom¨®loga espa?ola, contesta que los experimentos que realizan los home¨®patas no tienen los m¨¢s m¨ªnimos niveles de calidad y no son homologables a los que usa la comunidad cient¨ªfica para rechazar la homeopat¨ªa.
Todos coinciden en atribuirle simplemente el efecto placebo, un fen¨®meno muy demostrado por la ciencia y especialmente poderoso en mejor¨ªas de algunos dolores o enfermedades psicosom¨¢ticas. Como narra el psiquiatra Ben Goldacre en su libro Mala ciencia (Planeta), el placebo no reside solo en la p¨ªldora, sino que es extraordinariamente importante el contexto terap¨¦utico. Es decir, la atenci¨®n del especialista, la seguridad que d¨¦, el tiempo que le dedique¡ Goldacre asegura que mucha gente se siente c¨®moda con la homeopat¨ªa porque, en la consulta, sus practicantes son m¨¢s atentos y prestan m¨¢s atenci¨®n que la mayor¨ªa de m¨¦dicos de atenci¨®n primaria de una sanidad p¨²blica saturada, cuyos profesionales se suelen ver obligados a despachar medicamentos de forma casi rutinaria.
Para su venta en farmacia, los medicamentos deben demostrar su eficacia: la homeopat¨ªa no
Para solucionar el dilema de satisfacer la demanda de un pretendido f¨¢rmaco que no cura, el m¨¦dico Dylan Evans, autor del libro Placebo (Alba), propone incluir en sus cajas una advertencia: ¡°Cuidado, este producto es un placebo. Funciona solo si usted cree en la homeopat¨ªa y solo para determinadas dolencias, como el dolor y la depresi¨®n. Pero, incluso en tal caso, es probable que no surta tanto efecto como un f¨¢rmaco ortodoxo. Tendr¨¢ usted menos efectos secundarios con este tratamiento que con un f¨¢rmaco, pero obtendr¨¢ probablemente tambi¨¦n menos beneficios¡±. Como dice Evans, efectos secundarios no tiene, a no ser que haya alguna intolerancia a los excipientes (sacarosa y lactosa), ya que no contienen nada m¨¢s que esos rociados de agua. Por eso, uno de los argumentos de su defensa es su inocuidad. Pero esto no est¨¢ ni mucho menos tan claro. La resoluci¨®n del consejo m¨¦dico australiano explica por qu¨¦: ¡°La homeopat¨ªa no deber¨ªa ser considerada para el tratamiento de problemas de salud cr¨®nicos, serios o que puedan tornarse serios. Las personas que la elijan pueden poner su salud en riesgo si rechazan o retrasan tratamientos para los cuales s¨ª hay buena evidencia de seguridad y efectividad¡±. El problema radica en usar estos productos en lugar de los verdaderamente eficaces. Los casos de muertes por esta raz¨®n se cuentan por cientos. El pasado enero, en Girona, un ni?o de siete a?os falleci¨® por una afecci¨®n respiratoria que sus padres trataban solo con homeopat¨ªa, seg¨²n el fiscal del caso.
Entre sus practicantes m¨¢s sensatos, como los miembros de la SEMH, que adem¨¢s de home¨®patas son m¨¦dicos, advierten de que este tratamiento es solo uno m¨¢s y que en cada situaci¨®n el profesional debe evaluar si se aplica y, en su caso, si se acompa?a de otros f¨¢rmacos efectivos. ¡°En las enfermedades graves, como autoinmunes o respiratorias, es raro que un solo tipo de intervenci¨®n sea suficiente y la homeopat¨ªa puede ayudar¡±, alega Sacrist¨¢n.
De vuelta al humor, en la parodia del hospital homeop¨¢tico, tras probar con varios m¨¦todos alternativos, el doctor mira en la mano del paciente su l¨ªnea de la vida. Al ver que es muy corta, la alarga con un bol¨ªgrafo en una acci¨®n desesperada. Pero el resultado de este m¨¦todo es el mismo que el del tratamiento homeop¨¢tico: ninguno.
?Es medicina?
La homeopat¨ªa no cuenta con estudios reglados que la avalen y cualquiera que lo desee, con un diploma de un curso de 20 horas (o sin ¨¦l), puede prescribirla. Como explica Jer¨®nimo Fern¨¢ndez Torrente, vicesecretario de la Organizaci¨®n M¨¦dica Colegial, se trata de ¡°una disciplina con una notable fragmentaci¨®n de t¨¦cnicas y procedimiento, de m¨¦todo de aplicaci¨®n, llena de incertidumbre, escasez de evidencia, carencia de control de calidad, aspectos asistenciales, docentes y formativos¡±. Asegura que en Espa?a hay un vac¨ªo legal al respecto y que los m¨¦dicos colegiados que la prescriben deben saber que su c¨®digo deontol¨®gico les obliga a recetar remedios probados cl¨ªnicamente. ¡°Los facultativos est¨¢n sometidos por el c¨®digo a informar a sus pacientes. Ellos [los colegiados que recetan homeopat¨ªa] sabr¨¢n lo que hacen, es su responsabilidad ¨¦tica y legal¡±, sentencia.
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