Volver a ver Nepal
Un m¨¦todo revolucionario de bajo coste, testado internacionalmente, ha devuelto la vista a 100.000 ciegos en pa¨ªses en desarrollo
Ven s¨®lo lo que recuerdan. Llegan trastabillados. Muchos descalzos, tanteando la rugosidad del suelo desenfocado bajo sus pies. Los familiares los traen de la mano, sus miradas clavadas en el horizonte opaco. Algunos son porteados durante kil¨®metros de monta?a hasta el campamento instalado junto a la cl¨ªnica local. Una habitaci¨®n sirve de dispensario y preparaci¨®n de los enfermos. La otra es el quir¨®fano improvisado en el que dos m¨¦dicos operan sin descanso. Una pantalla muestra el ojo sobredimensionado, la inconfundible mancha sobre la pupila ¡ªblanco sobre negro¡ª y el bistur¨ª cortando el gelatinoso l¨ªquido bajo la c¨®rnea. Cinco minutos despu¨¦s, la diminuta catarata amarillenta descansa sobre la palma de la doctora Kavita Dhakhwa. Una cirug¨ªa que repetir¨¢ un centenar de veces para devolver la vista a otros tantos ciegos durante el fin de semana.
Hasta 150 enfermos de cataratas y otras cegueras temporales recuperan la vista tras pasar por el cuartel provisional instalado en Melamchi, un municipio monta?oso nepal¨ª de escasos 4.000 habitantes. Algunos pacientes invierten d¨ªas caminando para aprovechar la visita de los especialistas a la regi¨®n de Sindhupalchok, una de las m¨¢s afectadas por el terremoto que sacudi¨® el pa¨ªs hace un a?o. ¡°Llevo esperando este momento desde hace dos a?os. Echo de menos ver a mis nietos¡±, dice Chandra Maya, de 82 a?os, sentada junto a dos de sus hijos que cargaron con ella desde su aldea. A la sombra de una de las tiendas de campa?a que sirve como postoperatorio, la octogenaria confiesa que lloraba al pensar que nunca volver¨ªa a ver y que pasar¨ªa sus d¨ªas como un trasto in¨²til. Pero en 24 horas, Chandra volver¨¢ a casa por su propio pi¨¦.
¡°En zonas rurales, las personas con problemas de visi¨®n son rechazados y tratados peor que animales porque no pueden producir. Algunos ni saben que tienen cataratas ni que se pueden curar¡±, explica Ripun Dahal, de 31 a?os y coordinador de la visita m¨¦dica que tambi¨¦n ha hecho reconocimiento ocular a medio centenar de aldeanos. Su equipo ha llegado a hacer a hacer m¨¢s de 500 revisiones y 1.100 cirug¨ªas en un fin de semana. Ripun a?ade: ¡°Los factores que conllevan problemas de visi¨®n en Nepal son la poluci¨®n, los rayos UVA y la alimentaci¨®n. Las cataratas son la segunda enfermedad causante de ceguera, pese a que se puede tratar¡±.
Seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), alrededor de la mitad de los 38 millones de ciegos del mundo lo son a causa de cataratas. El organismo internacional tambi¨¦n subraya que esta enfermedad es el principal motivo de ceguera en pa¨ªses de renta media y baja, donde viven el 90% de los invidentes. En el caso de las zonas rurales, enfermedades corregibles suponen el fin de toda esperanza por la falta de recursos econ¨®micos y de acceso a equipos m¨¦dicos.
Por eso, los especialistas del Hospital de Tilganga (Katmand¨²) devuelven la esperanza a los ciegos pobres mediante una t¨¦cnica pionera de microcirug¨ªa. El procedimiento nepal¨ª, que en Europa implica cientos de euros entre equipo y profesionales, reduce los costes a 23 euros. Adem¨¢s, el grupo de asistencia remota opera gratuitamente a los aldeanos de las regiones m¨¢s desfavorecidas del pa¨ªs. De no ser as¨ª, campesinos como Ram Maya Majhi no habr¨ªan tenido con qu¨¦ pagar el servicio. La granjera de 50 a?os r¨ªe abiertamente s¨®lo de pensarlo: ¡°Imposible. El ingreso en casa es de 3.000 rupias al mes [25 euros] y somos cuatro personas¡±, cuenta aun con los ap¨®sitos sobre los ojos. Ram Maya no se cree que vaya a recuperar la vista y pueda dejar de comer guisantes y patatas despu¨¦s de un a?o. ¡°Mi marido y mis hijos no saben cocinar otra cosa. Con s¨®lo la mitad de la vista podr¨¦ volver a cocinar y al campo¡±, retomar el trabajo es su ¨²nica preocupaci¨®n.
¡°Con nuestro m¨¦todo, los pacientes recuperan entre el 80% y el 100% de la visi¨®n¡±, explica Kavitha a la salida del operatorio. La especialista en c¨®rnea, que ha operado de cataratas a m¨¢s de 40.000 enfermos durante casi un lustro de carrera m¨¦dica, responde al escepticismo: ¡°He trabajado en Europa y Estados Unidos y s¨¦ que el nivel de cada profesional se mide por el n¨²mero de veces que practica [opera]. Yo puedo hacerlo en cuatro minutos mientras que otros tardan 15 en el mismo procedimiento. La diferencia es que nosotros no necesitamos ni suturas ni equipos especiales¡±.
Ver para creer (y para recordar)
La innovadora t¨¦cnica low cost fue ideada por Sanduk Ruit, director del Hospital de Tilganga, en los a?os ochenta. El oculista nepal¨ª de 61 a?os aprendi¨® los econ¨®micos m¨¦todos de cirug¨ªa ocular del Sistema de Cuidados Oculares Aravind (India), reconocido por la OMS y cuya filosof¨ªa tambi¨¦n ofrece servicio a los m¨¢s necesitados. Desde su oficina en el centro m¨¦dico de Katmand¨², hace memoria: ¡°Si echo la vista atr¨¢s, creo que hemos tenido ¨¦xito. No s¨®lo se trataba de ofrecer salud ocular de calidad, sino de acercarla a la comunidad, especialmente a los m¨¢s marginados. Tambi¨¦n hacerlo de forma sostenible en un pa¨ªs como Nepal, pol¨ªticamente desgobernado¡±.
A diferencia del famoso sistema indio, el modelo nepal¨ª viaja para dar servicio a las ¨¢reas rurales m¨¢s pobres. S¨®lo el doctor Ruit ha intervenido a m¨¢s de 100.000 afectados de cataratas. El impacto de su labor le llev¨® a crear el Proyecto Cataratas del Himalaya, para devolver la vista a pacientes aquejados ceguera temporal de otros pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. Los equipos de asistencia remota han operado en campamentos instalados en pa¨ªses como Bangladesh, Camboya, Vietnam, Etiop¨ªa, Gana o los inaccesibles Butan y Corea del Norte.
¡°?Por qu¨¦ hemos de traer los recursos del norte cuando podemos transferir tecnolog¨ªa y conocimientos entre pa¨ªses en desarrollo?¡±, se pregunta ret¨®ricamente el doctor Ruit. ¡°La comunidad internacional debe tener en cuenta modelos de cooperaci¨®n Sur-Sur. Hemos acogido a doctores de pa¨ªses tan lejanos como Argentina, Brasil o Nicaragua; que vienen a aprender nuestra t¨¦cnica¡±, contin¨²a. El Hospital de Tilganga cuenta con programas para acomodar a los especialistas interesados en aprender el modelo.
Oftalm¨®logos de Katmand¨² curan cataratas y cegueras temporales en zonas remotas, gratuitamente y en menos de cinco minutos
Sin embargo, la t¨¦cnica siempre fue objeto de cr¨ªticas y susceptibilidades. ¡°Toda la comunidad cient¨ªfica estaba de una parte. Durante los primeros 10 a?os, trabajamos al filo de la navaja. No pod¨ªamos cometer ning¨²n error¡±, explica el doctor Ruit. En 2007, un ensayo de la Revista Americana de Oftalmolog¨ªa confirm¨® la efectividad del m¨¦todo. El estudio, testado mediante seguimientos a m¨¢s de 150 pacientes durante seis meses, refleja que la t¨¦cnica nepal¨ª tiene un 98% de ¨¦xito; las mismas garant¨ªas ofrecidas por las costosas operaciones de cualquier pa¨ªs desarrollado.
Desde la Fundaci¨®n espa?ola Ojos del Mundo, tambi¨¦n especializada ofrecer tratamientos oftalmol¨®gicos a comunidades empobrecidas, aclaran los beneficios del procedimiento. ¡°Lo que ahora y aqu¨ª, en nuestro entorno, resulta tan sencillo, en algunos de los territorios m¨¢s vulnerables del mundo son todav¨ªa t¨¦cnicas poco adecuadas. Por ejemplo, los equipos y los insumos para las intervenciones con Faco [facoemulsificaci¨®n] son costosos¡±, explica la jefa del gabinete de comunicaci¨®n, Elisenda Rom Su?ol, en referencia a la tecnolog¨ªa con la que se opera en pa¨ªses desarrollados. Aunque subrayando la necesidad de ofrecer a todos el mejor servicio y tecnolog¨ªa posible, Ojos del Mundo organiz¨® hace unos meses el primer curso para especialistas espa?oles interesados aplicar la t¨¦cnica manual en zonas de desarrollo, ya que como indica Elisenda, ¡°se trata de un procedimiento quir¨²rgico muy desconocido entre los oftalm¨®logos de nuestro entorno¡±.
¡°Asustan los problemas puestos por la comunidad cient¨ªfica o los pol¨ªticos. Pero los obst¨¢culos sobre el terreno s¨®lo son oportunidades para mejorar. El sistema quir¨²rgico fue una oportunidad derivada de esos obst¨¢culos, como lo fue la manufactura de las lentes intraoculares. Sab¨ªamos que no pod¨ªamos permit¨ªrnoslas y que la ¨²nica soluci¨®n era fabricarlas nosotros mismos¡±, cuenta el director del Hospital de Tilganga. El centro m¨¦dico no s¨®lo ofrece asistencia sanitaria local y remota, sino que tambi¨¦n produce las suyas propias de bajo coste para uso en cirug¨ªas oculares. Sus laboratorios manufacturan 450.000 peque?as lentes anuales a tres euros, mientras que en Europa suponen inversiones cercanas a los 200 euros por cada una. El hospital tambi¨¦n desarrolla pr¨®tesis por el mismo precio, mientras que un ojo falso puede costar hasta 120 euros en un pa¨ªs desarrollado.
Adem¨¢s, Tilganga fue pionero en crear un banco de ojos. El proyecto contraven¨ªa las creencias del pa¨ªs asi¨¢tico, arraigadas en la reencarnaci¨®n. ¡°La gente piensa que si donas la c¨®rnea de un familiar muerto, ¨¦ste no podr¨¢ ver en la pr¨®xima vida¡±, explica el doctor Bhola, de 49 a?os y oficial de control en el banco de ojos. Desde su apertura en 1995, el centro ha hecho 5.000 implantes de c¨®rnea. El a?o pasado recibieron m¨¢s de 637 donaciones de c¨®rneas, comparadas con las dos que consiguieron el primer a?o. ¡°Hemos discutido mucho con las familias, incluso en presencia de sus seres queridos muertos. Pero hay que creer en el poder de la ciencia por encima de todo¡±, dice el doctor, tambi¨¦n budista.
A la entrada del banco de ojos se leen las l¨ªneas de poema Para recordarme enmarcado en la pared: "Den mi ojos al hombre que nunca ha visto un amanecer..." El texto del estadounidense Robert N. Test enumera con los ¨®rganos que hacen el milagro de las donaciones. "Y si por casualidad quieren recordarme, h¨¢ganlo con una acci¨®n agradable... para alguien que lo necesita".
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