Bridas y papeles, la verg¨¹enza de la Uni¨®n Europea
Mientras se protegen los capitales de unos pocos en pa¨ªses seguros, se expulsa a personas que huyen de la guerra. Como dec¨ªa Camus, hay ¨¦pocas en las que la indiferencia es criminal
Ya lo advirti¨® recientemente Boaventura de Sousa Santos: ¡°la idea de Europa como defensora de los Derechos Humanos es un mito rom¨¢ntico¡±. El 4 de abril de 2016 pasar¨¢ a la historia de la infamia de la humanidad. Como protagonista de la verg¨¹enza, una Europa que incumple flagrantemente la legislaci¨®n internacional, incluso la suya propia, en materia de derechos humanos y refugio. La UE ha dinamitado sus valores fundacionales y, con ellos, el propio proyecto europeo. Las consecuencias se llevan por delante los derechos humanos y las vidas de miles de personas.
¡°Ver esposadas con bridas de pl¨¢stico a las personas expulsadas de manera masiva hacia Turqu¨ªa es algo que, definitivamente, me crea una tristeza y una frustraci¨®n que me supera, ya no s¨¦ qu¨¦ creer¡±. Un veterano militante de la solidaridad y de los derechos humanos nos hac¨ªa llegar este mensaje que recoge en gran medida lo que muchas personas sentimos. Cerraba su mensaje con una afirmaci¨®n descarnada: ¡°Si hubiera parada, me bajar¨ªa¡±. ?Se trata, entonces, de bajarnos o m¨¢s bien deber¨ªamos provocar un giro de tim¨®n inmediato, radical y contundente?
Ayer mismo, coincidiendo con estas im¨¢genes que, ingenuamente, cre¨ªamos del pasado, nos despertamos con las revelaciones de los llamados Papeles de Panam¨¢. Una masiva filtraci¨®n de millones de documentos que desenmascaran la opacidad de los activos offshore de miles de empresas y personas. Un peque?o atisbo de ese complejo entramado de ingenier¨ªa fiscal que garantiza que el 1% de la poblaci¨®n acapare la misma riqueza que el 99% restante. Una coincidencia profundamente obscena que no es sino el m¨¢s puro reflejo de la sociedad global en la que vivimos. Vergonzoso, profundamente vergonzoso.
La bofetada de realidad nos indigna. Mientras se protegen los capitales de unos pocos en pa¨ªses seguros (no por casualidad son llamados para¨ªsos), se expulsa de manera masiva a personas que huyen de la violencia y la guerra a pa¨ªses que se ha demostrado que no lo son. Amnist¨ªa Internacional ha documentado disparos contra la poblaci¨®n siria en la frontera. Numerosas ONG han denunciado que el acuerdo con Turqu¨ªa no re¨²ne las garant¨ªas legales de protecci¨®n internacional; no se est¨¢ realizando una evaluaci¨®n personalizada de cada caso, no se garantiza el acceso a abogados o int¨¦rpretes y las personas no han solicitado asilo en Turqu¨ªa, tal como se recog¨ªa en el acuerdo firmado en Bruselas el 18 de marzo. A todo ello se a?ade la enorme y flagrante opacidad con la que se est¨¢n realizando las expulsiones masivas.
Las bridas con las que esposaron a las personas refugiadas y las mascarillas que llevaban los cientos de polic¨ªas que las escoltaban pasar¨¢n a la historia de los iconos de la verg¨¹enza. Donde deber¨ªa estar la polic¨ªa y esas mascarillas es en los despachos de quienes protegen los para¨ªsos fiscales y los privilegios mientras arrojan por la borda los derechos humanos. El hedor del sistema global en el que vivimos es insoportable.
?Por qu¨¦ ahora Europa s¨ª es ¨¢gil?
Resulta sorprendente que, en tan solo unas horas, unas 150 personas fueran expulsadas de Grecia hacia Turqu¨ªa. Sobre todo cuando, en medio a?o, tan solo 1.100 personas han sido reubicadas en toda Europa. Los acuerdos previamente alcanzados para acoger a las personas refugiadas no han contado con esa agilidad en su puesta en marcha. La voluntad pol¨ªtica en la protecci¨®n de las personas ha brillado por su ausencia.
Las bridas con las que esposaron a las personas refugiadas y las mascarillas que llevaban los cientos de polic¨ªas que las escoltaban pasar¨¢n a la historia de los iconos de la verg¨¹enza
El acuerdo firmado prev¨¦ el sistema 1x1. Es decir, se expulsar¨¢ a quienes llegan a las islas griegas; y, a cambio, los pa¨ªses miembros acoger¨¢n al mismo n¨²mero de personas sirias deportadas; eso s¨ª, con un l¨ªmite de 72.000. Se trata a las personas como mercanc¨ªas objeto de intercambio. Una pr¨¢ctica de este tipo atenta directamente contra la garant¨ªa de los derechos humanos a la que la UE est¨¢ obligada. Nos preguntamos, adem¨¢s, qu¨¦ ocurre con quienes provienen de otros lugares en los que se sufre una violencia extrema. Nos preocupa profundamente el enfrentamiento que puede producirse entre unas y otras personas.
En tales circunstancias, la revelaci¨®n de los Papeles de Panam¨¢ viene como anillo al dedo para poner freno a las voces que enarbolan la bandera del racismo y la xenofobia, y alertan de los peligros de la acogida a personas migrantes, refugiadas o asiladas. En este sentido, hay pintadas que nos hablan sabiamente desde algunas de nuestras calles; una de ellas recuerda que ¡°quien nos roba es de aqu¨ª y rico, no la persona inmigrante y pobre¡±. Seg¨²n datos de Oxfam Interm¨®n, la inversi¨®n desde Espa?a hacia para¨ªsos fiscales creci¨® un 2.000% en 2014; una cifra que corresponde en su inmensa mayor¨ªa a grandes empresas. La fuga de estos capitales supone un enorme golpe a las arcas del Estado; con el dinero recaudado si no existieran esas pr¨¢cticas podr¨ªan garantizarse las pol¨ªticas p¨²blicas que han sido brutalmente recortadas ¨Csanidad, educaci¨®n, cooperaci¨®n para el desarrollo, dependencia, igualdad¨C. No se trata, por tanto, de enfrentar a pobres contra pobres, sino de asegurar pol¨ªticas p¨²blicas que garanticen plenamente y de manera permanente los derechos humanos en cualquier lugar del mundo.
Son muchas y destacadas las iniciativas sociales que demuestran desde hace tiempo que los pueblos est¨¢n muy por encima de las decisiones pol¨ªticas de sus dirigentes. Organizaciones y movimientos sociales, voluntarios y voluntarias, y la ciudadan¨ªa en general se organizan en nuestras ciudades para, como reivindica el alem¨¢n Peter Glotz, poner en pie una coalici¨®n que apele a la solidaridad del ¡°mayor n¨²mero posible de fuertes que se identifiquen con los d¨¦biles, a¨²n en contra de sus propios intereses¡±.
Numerosas manifestaciones y actos p¨²blicos han exigido el fin de la barbarie. La calle nos pertenece, y debemos tomarla para exigir que se detenga esta barbaridad que no tiene justificaci¨®n jur¨ªdica. Pero eso no es suficiente¡ ya no. Debemos acudir a las instancias legales pertinentes: el Defensor del Pueblo Europeo, el Tribunal de Justicia Europeo y hasta la Corte Internacional de Justicia. Una violaci¨®n tan grave de los derechos humanos no puede quedar impune.
Desde la Coordinadora Estatal de ONG para el Desarrollo, nos sumamos a esas acciones colectivas. En coherencia con nuestro compromiso con la dignidad humana y la justicia global, con la defensa de las necesidades de las personas por encima de los intereses de las empresas y el capital, venimos denunciando esta situaci¨®n de la mano de otras organizaciones sociales. La pr¨®xima Asamblea General, que celebramos el 7 de abril, servir¨¢ para reforzar este compromiso que implica a 17 Coordinadoras Auton¨®micas de ONGD y 80 organizaciones miembro. El encuentro nos ayudar¨¢ a establecer l¨ªneas de trabajo conjuntas ante la vergonzosa e inhumana crisis de la Uni¨®n Europea. La gravedad del momento exige respuestas firmes, coordinadas, humanas y contundentes. Lamentablemente, nos encontramos en un momento en el que debemos elegir entre la solidaridad o barbarie. Como dec¨ªa Camus, hay ¨¦pocas en las que la indiferencia es criminal. No seremos c¨®mplices.
Andr¨¦s R. Amayuelas es vocal de la Coordinadora de ONG para el Desarrollo
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