Atados a su dependencia
En Espa?a el uso de sujeciones f¨ªsicas en mayores y dependientes est¨¢ cerca del 40%. Hay que cambiar la cultura del cuidado
?C¨®mo te sentir¨ªas si estuvieras atado a alguna sujeci¨®n la mayor parte del d¨ªa? Pues muchos de nuestros mayores lo est¨¢n. Seg¨²n uno de los pocos estudios comparativos entre pa¨ªses, en Espa?a el uso de sujeciones f¨ªsicas como pr¨¢ctica habitual en el cuidado de personas mayores y dependientes est¨¢ cerca del 40%, y sube del 60 al 80% en los casos de demencia o enfermedad mental. Mientras, la utilizaci¨®n de estos m¨¦todos en Dinamarca est¨¢ en torno al 2% y en el Reino Unido o Alemania no supera el 5%.
"Existe en la sociedad una falta de sensibilidad y valoraci¨®n de las personas mayores y las personas dependientes", opina la doctora Ana Urrutia, creadora de un modelo innovador y pionero para la dignificaci¨®n y mejora de la calidad de vida de estos colectivos. "Esta apat¨ªa deriva en una falta de demanda de modelos de cuidado distintos a los actuales, m¨¢s all¨¢ de la atenci¨®n m¨¦dica y procedimientos de seguridad. Un indicador de esa mecanizaci¨®n del cuidado es el uso de sujeciones f¨ªsicas y qu¨ªmicas como pr¨¢ctica habitual¡±, se?ala Urrutia.
A la vista de las diferencias con otros pa¨ªses de Europa, sus conclusiones parecen evidentes. ?Por qu¨¦ aqu¨ª creemos necesario sujetar a una gran parte de nuestros mayores y all¨ª no? ¡°El paciente vive indignamente que le sujeten¡±, considera la especialista. ¡°Nos encontramos en una sociedad en la que en general, a las personas mayores y dependientes se las ve de manera peyorativa, como un coste o un gasto y esto hace que no les atendamos suficientemente, e incluso seamos negligentes".
La doctora opina que muchas de nuestras instituciones anteponen "la eficacia y eficiencia de la instituci¨®n" al bienestar de la persona atendida. "Llega un momento que los equipos no se dan cuenta, y no empatizan con la persona a la que est¨¢n cuidando¡±.
Y por apat¨ªa, la sociedad no se cuestiona ese modelo. As¨ª que los profesionales est¨¢n formados en aspectos t¨¦cnicos y no emocionales. Como dice Urrutia, "el d¨¦ficit no lo tiene el paciente, son los equipos y las instituciones¡±. Incluso muchos de los familiares se niegan cuando se les propone liberar a los pacientes de las ataduras. "?Y si se cae?".
El empuje de Urrutia por liderar esta batalla viene de su propia experiencia en la direcci¨®n de una residencia para mayores, cuando un familiar de un paciente le pregunt¨® por la raz¨®n del uso de las ataduras. Se dio cuenta de que nunca se lo hab¨ªa cuestionado. As¨ª que enfrentada con la realidad y enfadada consigo misma, no par¨® hasta encontrar una soluci¨®n.
Una vez hallada, contempla con cierta rabia c¨®mo despu¨¦s de haber demostrado por activa y por pasiva que un modelo sin sujeciones posible, mejor y m¨¢s eficiente a largo plazo, muchas de las instituciones, reguladores y familias siguen prefiriendo las ataduras. "?Y qu¨¦ m¨¢s tengo qu¨¦ hacer?", clama Urrutia.
El uso de sujeciones no est¨¢ considerada como una mala pr¨¢ctica m¨¦dica y procede de los cuidados psiqui¨¢tricos. Tiene un sentido preventivo para que los pacientes no se caigan o se hagan da?o a s¨ª mismos y prioriza, sobre todo, la seguridad. La idea es que sujetar es una forma de cuidar.
Pero en la Fundaci¨®n Cuidados Dignos, creada por la doctora Urrutia, creen que es un gran atentado contra la dignidad de los pacientes y que puede causar grandes problemas f¨ªsicos y psicol¨®gicos. Por eso su modelo pone por delante esa dignidad. ¡°Se le protege de otra manera, poni¨¦ndole en el centro de toda la operaci¨®n¡±.
Reducir el uso de las sujeciones a las situaciones estrictamente necesarias no es f¨¢cil, implica una transformaci¨®n profunda en la cultura de trabajo de las instituciones sociosanitarias, en los roles de los profesionales, en el proceso de toma de decisiones y, en ocasiones, en la propia estructura f¨ªsica de los centros, que deber¨ªan remodelar su cultura para prestar atenci¨®n a las necesidades de la persona.
Muchas veces esto se ve como un gasto y trabajo extra y ¡ªlo que es m¨¢s importante¡ª implica involucrarse emocionalmente con el paciente. Y eso es algo para lo que no todo el mundo est¨¢ preparado. La gesti¨®n del cambio en las personas y en los centros est¨¢ siendo el mayor impedimento para la propagaci¨®n del modelo.
Para impulsar esa expansi¨®n y lograr un cambio sist¨¦mico en la forma en que se imparten los cuidados a nuestros mayores y dependientes, Ana Urrutia y su equipo han dise?ado el modelo Libera-Care, ¡ªprobado por la propia Fundaci¨®n Cuidados Dignos¡ª cuyo objetivo es "cambiar el modelo, tanto sanitario como social¡±.
Plantean un proceso flexible de eliminaci¨®n gradual de las sujeciones f¨ªsicas y qu¨ªmicas, en un periodo de cuatro a?os en los que se act¨²e en cuatro frentes principales. Durante todo ese tiempo, la fundaci¨®n imparte formaci¨®n y da soporte.
La implementaci¨®n del Libera-Care no s¨®lo tiene un efecto positivo sobre la salud f¨ªsica y mental de los pacientes. Adem¨¢s de ponerlos en el centro del sistema, prioriza el bienestar de los trabajadores sanitarios, lo que est¨¢ redundando en reducir el estr¨¦s de los trabajadores, humaniza la relaci¨®n con la familia del paciente y mejora el clima de trabajo. Seg¨²n las declaraciones de algunos de los trabajadores, ¡°parece que las personas resucitan¡±. Pero hay que tolerar en los centros lo que Ana llama ¡°desorden ordenado¡±, donde si un paciente necesita estar acompa?ado y el personal tiene que estar reunido, al paciente se le invita a la reuni¨®n¡ "Y esto no significa que las reuniones se conviertan en grupos de pacientes deambulando por la sala¡ La realidad no es as¨ª¡±, propugna.
El d¨¦ficit no lo tiene el paciente, son los equipos y las instituciones
Para la correcta aplicaci¨®n y extensi¨®n del modelo, tambi¨¦n ha definido un sistema de indicadores y una certificaci¨®n, renovable cada cinco a?os, que miden el impacto en la calidad de vida tanto f¨ªsica como psicol¨®gica de las personas. ¡°La fundaci¨®n concede una certificaci¨®n que reconoce si est¨¢s al inicio del cambio de modelo o al final. Adem¨¢s, la certificaci¨®n transmite a la sociedad que esa organizaci¨®n trabaja desde una atenci¨®n centrada en la persona, y que el cuidado que dispensamos es absolutamente digno y vivido como tal por el paciente".? A pesar de que la eficiencia o el incremento de costes se ha puesto como argumento para no implementarlo, el modelo no requiere m¨¢s personal ni una gran inversi¨®n en tecnolog¨ªa o infraestructura.
Desde 2006, m¨¢s de 120 centros han sido acreditados por Libera-Care y su objetivo es que haya una explosi¨®n en los pr¨®ximos cinco a?os y que en 10-15 a?os todos los centros espa?oles sigan en un modelo de ¡°no sujeci¨®n¡±. Gracias a su trabajo y la implantaci¨®n del modelo, Ana Urrutia ha sido nombrada Emprendedor Social por Ashoka. Ashoka es la mayor red de emprendedores sociales del mundo, una organizaci¨®n global, independiente y sin ¨¢nimo de lucro que lidera la apuesta por la innovaci¨®n y el emprendimiento social, construyendo una sociedad de ciudadanos que sean actores de cambio. Hoy apoya el trabajo de m¨¢s de 3.300 emprendedores sociales en 90 pa¨ªses.
De verdad confi¨® en que logren pronto su objetivo de cambiar la cultura de cuidado y no estar sujeta en unos a?os¡ Para ello necesitan la involucraci¨®n de todos. Que las administraciones p¨²blicas regulen y obliguen a revisar los procedimientos, que los centros se centren en el paciente y no teman al cambio y que la sociedad en general presione y tome partido. ¡°Cuando todos tomemos conciencia de lo que las sujeciones son, y de lo que significan, superando los miedos at¨¢vicos que nos han hecho pensar que con sujeciones las personas mayores est¨¢n m¨¢s seguras, se exigir¨¢ que los centros trabajen por erradicarlas y que solo las utilicen en situaciones extremas de forma puntual y excepcional. Todos somos responsables y agentes activos del cambio¡±, sentencia Urrutia.
Mar¨ªa L¨®pez Escorial es profesora en el Instituto de Empresa desde 2002 y consultora independiente especializada en innovaci¨®n social, mercados de la base de la pir¨¢mide y soluciones empresariales para combatir la pobreza. @marialescorial
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.