Miguel y William
Los maestros mayores de la lengua espa?ola e inglesa tuvieron destinos dispares
En 1616, hace cuatro siglos, fallecieron casi al mismo tiempo Miguel de Cervantes y William Shakespeare. Los brit¨¢nicos llevan un lustro preparando grandes conmemoraciones shakespearianas. En cambio, los espa?oles pasaron a?os desatendiendo este aniversario cervantino y desde hace meses se culpan unos a otros por las insuficiencias del programa conmemorativo. Esta incuria s¨®lo la superan nuestros Gobiernos hispanoamericanos que, desde M¨¦xico hasta Santiago, han desde?ado esta fecha (pese a que Cervantes le pertenece menos a Espa?a que al idioma y este es de todos).
Consol¨¦monos pensando que esas diferencias, entre la previsi¨®n brit¨¢nica y nuestra desidia hispana, quiz¨¢s no habr¨ªan sorprendido demasiado ni a Miguel ni a William. Estas efem¨¦rides pobres que le hacemos a Cervantes concuerdan con el fracaso y la pobreza que lo persiguieron. En cambio, los solventes fastos brit¨¢nicos coinciden con el ¨¦xito y la riqueza que Shakespeare cosech¨® en vida.
Otros textos del autor
William Shakespeare muri¨® en su mansi¨®n de Stratford-upon-Avon. Esta era una gran casa de ladrillo y madera, ¡°con diez chimeneas¡±. William la compr¨® en 1592 (ten¨ªa apenas 33 a?os) con el dinero de sus primeros triunfos en el teatro londinense.
William fue muy trabajador. Adem¨¢s de escribir docenas de obras geniales, y actuarlas, fue un pr¨®spero empresario teatral. Junto a siete socios integr¨® una compa?¨ªa que se hizo popular entre la plebe y la nobleza. Adem¨¢s, William tuvo fama de ser ahorrativo y buen inversor. No contento con la gran casa familiar que hab¨ªa comprado, en 1602 adquiri¨® casi cien hect¨¢reas de tierra para renta. Sin duda, Shakespeare so?aba con retirarse como un country gentleman.
Y pronto lo logr¨®. Con apenas 46 a?os, William ya pasaba la mayor parte de su tiempo en la mansi¨®n de Stratford, disfrutando de sus hijas y de su nieta. All¨ª fue donde muri¨® a consecuencia, posiblemente, de un ¡°alegre encuentro¡± con dos colegas del teatro. Quiz¨¢s comieron muchos arenques salados y bebieron demasiado vino y luego salieron sin abrigarse al fr¨ªo de la noche. El caso es que Shakespeare enferm¨® y r¨¢pidamente falleci¨®. Ten¨ªa 52 a?os.
Cervantes nunca sali¨® de pobre, mientras Shakespeare se hizo rico con sus obras
La muerte y la vida de Cervantes fueron muy distintas. Miguel muri¨® ya anciano en Madrid, en unas habitaciones alquiladas. Esos cuartos arrendados fueron una mejor¨ªa porque Cervantes, hasta un a?o antes de su fallecimiento, habitaba una vivienda ¡°l¨®brega¡±.
Miguel nunca tuvo ahorros. Fracas¨® en el teatro ¡ªal contrario que William¡ª y gan¨® muy poco con sus poes¨ªas y novelas. Incapaz de mantenerse con su literatura, Cervantes emple¨® parte de su juventud como funcionario: primero fue soldado ¡ªherido y prisionero¡ª y luego recaudador de impuestos. Pero no hizo fortuna; ni siquiera obtuvo una pensi¨®n. Despu¨¦s de los 50 a?os s¨®lo contaba con lo que pudiera ganar escribiendo. Poca cosa: pese a la popularidad del primer Quijote, los derechos de autor que recibi¨® por sus obras fueron magros. En su vejez, Miguel depend¨ªa de las d¨¢divas de un conde y un arzobispo a los que deb¨ªa adular. Y era tan pobre que no ten¨ªa ni para comprarse unos buenos anteojos con los cuales leer y escribir. Seg¨²n Lope de Vega, los que usaba ¡°parec¨ªan g¨¹evos estrellados, mal hechos¡±.
Los maestros mayores de la lengua espa?ola e inglesa tuvieron destinos dispares que son, tal vez, emblem¨¢ticos de nuestras diferentes culturas. Ambos fueron genios literarios. Pero mientras Cervantes nunca sali¨® de pobre, Shakespeare se hizo rico con sus obras.
Pese a todo los dos murieron de buen humor. Miguel, porque expir¨® con la pluma en la mano, escribiendo hasta el ¨²ltimo d¨ªa: ¡°Llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir¡±. Es decir, que se manten¨ªa con vida por las ganas que ten¨ªa de vivir.
William muri¨® contento porque su bien ganada riqueza le permiti¨® retirarse joven, escribir menos y agasajar a sus amigos con copiosas cenas y tal vez algo m¨¢s¡ Recientes excavaciones en el lugar donde estuvo su casa desenterraron pipas con restos de cannabis sativa. Resulta grato imaginar al viejo William compartiendo marihuana con sus amigos o fum¨¢ndola a solas y ri¨¦ndose, mientras imaginaba las on¨ªricas escenas de La tempestad.
En Madrid, las excavaciones m¨¢s recientes, en la cripta donde deb¨ªan estar los restos de Cervantes, s¨®lo hallaron una cajita llena de huesos mezclados. Sobre su modesta tapa pueden leerse, dibujadas con unas m¨ªseras tachuelas de tapicero, las iniciales MC.
Carlos Franz es escritor. Su novela Si te vieras con mis ojos (Alfaguara) gan¨® el II premio Bienal de Novela Vargas Llosa.
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