Qu¨¦ pa¨ªs, Forges
En Espa?a brotan las individualidades geniales pero se nos pone cuesta arriba cualquier cosa que exija una mirada com¨²n
Durante unos Juegos Ol¨ªmpicos, Forges public¨® una de esas vi?etas con luz. Se ve¨ªa a un grupo de chicas en la barra de un bar. Cada una ped¨ªa al camarero una modalidad distinta de caf¨¦: solo, con leche, cortado, cortado corto de caf¨¦, descafeinado de m¨¢quina, descafeinado de sobre, caf¨¦ bomb¨®n, americano, largo de caf¨¦ con la leche fr¨ªa, con hielo, un manchado. Se inclu¨ªa un acertijo: ¡°Agudeza visual. Adivinad en menos de cinco segundos a qu¨¦ pa¨ªs pertenece este equipo de nataci¨®n sincronizada¡±. Forges, qu¨¦ duda cabe, nos ha calado.
Me asalta ese chiste cada vez que parece evidente que, en nuestra naturaleza, no brilla la pasi¨®n por la concordia, la sincron¨ªa, la armon¨ªa de esfuerzos para empe?os colectivos. Tambi¨¦n recuerdo una reflexi¨®n de Jorge Sempr¨²n, que ¨¦l aplicaba al PCE pero que parece muy extrapolable: ¡°Los del PCE, tomados de uno en uno, eran maravillosos. Pero, cuando nos junt¨¢bamos, ¨¦ramos un desastre¡±. En Espa?a brotan las individualidades geniales pero se nos pone cuesta arriba cualquier cosa que exija una mirada com¨²n.
Ha habido excepciones, claro. Una de las ¨²ltimas fue el 15-M. Las redes sociales tocaron techo y resultaron definitivas para que los espa?oles, de un modo sereno, proclamaran su hartazgo y la clase pol¨ªtica se diera por aludida. Ahora, hasta el minuto 90, he mantenido la esperanza de que sucediera algo. No he o¨ªdo ni un solo argumento honorable que haga simp¨¢ticas unas nuevas elecciones, y yo cre¨ªa que las redes iban a encender una movilizaci¨®n que denunciara la descarada tomadura de pelo e impidiera lo que casi todos desprecian. Pero es decepcionante confirmar lo obsesionados que estamos con dar la raz¨®n a las vi?etas de Forges.
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