La fraternidad como pol¨ªtica
El federalismo busca universalizar la igualdad y la libertad republicanas
Hace algunas semanas, I?igo Errej¨®n era preguntado por su posici¨®n frente al federalismo. Su respuesta me result¨® sumamente decepcionante, m¨¢xime viniendo de alguien que hace gala de su condici¨®n de polit¨®logo: ¡°Estamos aguardando a ver en qu¨¦ se concreta la oferta del PSOE¡±. Ni una palabra de valoraci¨®n de la propuesta federal, ni la menor reflexi¨®n sobre la manera en que se debe materializar pol¨ªticamente la articulaci¨®n entre las diversas naciones que componen Espa?a, ni, menos a¨²n, c¨®mo se sustanciar¨ªa el nuevo encaje de Catalu?a en ella.
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Podemos lleva escondido tras el burladero de la indefinici¨®n demasiado tiempo. En verano de 2014 el mismo Errej¨®n, consultado por Pablo Iglesias respecto a si conven¨ªa que participara en un debate con Pedro S¨¢nchez y Alberto Garz¨®n sobre el modelo de Estado, propon¨ªa la siguiente astucia: ¡°Dudo. creo que habr¨ªa que ponerse de medio lado en este tema, pero no s¨¦ si es posible. no ganamos nada en lo t¨¢ctico¡±. Palabras textuales. Que casi dos a?os despu¨¦s lo m¨¢ximo que hayan llegado a concretar a este respecto los l¨ªderes de Podemos es que preferir¨ªan que Catalu?a permaneciera en Espa?a no es de recibo. Porque: ?en qu¨¦ Espa?a les van a proponer a los catalanes que se queden? ?En una Espa?a jacobinamente centralista? ?Auton¨®mica? ?Federal? ?Confederal? ?O es que dispone la formaci¨®n morada de alg¨²n modelo propio e in¨¦dito del que a¨²n no han informado?
A quienes vivimos en Catalu?a semejante actitud no nos viene de nuevas. Las fuerzas pol¨ªticas catalanas homologadas con Podemos llevan tiempo instaladas en id¨¦ntica indefinici¨®n, de la que no parecen dispuestas a apartarse. Y, tambi¨¦n como el partido de Iglesias, cada vez que son requeridos a que concreten su posici¨®n, a lo m¨¢ximo que llegan es a vaporosas exhortaciones, m¨¢s o menos l¨ªricas, sobre la necesaria fraternidad entre los pueblos de Espa?a.
En realidad, la ¨²nica propuesta que intenta institucionalizar el valor de la fraternidad es el federalismo. Porque lejos de contentarse con apelar a este valor como horizonte ¨²ltimo hacia el que tender, o como idea reguladora para tutelar nuestras acciones, se esfuerza por dotar a la fraternidad de contenido pol¨ªtico. El federalismo representa la forma pol¨ªtica de la fraternidad. O tambi¨¦n: es la corriente que hace suya la fraternidad como valor pol¨ªtico universal.
?En qu¨¦ Espa?a les va a proponer Podemos a los catalanes que se queden?
Porque, aunque la fraternidad se inspire en una met¨¢fora, la de que los individuos o ciudadanos libres se tratan pol¨ªticamente a s¨ª mismos como hermanas y hermanos de una misma familia extendida que es la sociedad, de dicha met¨¢fora se desprende un tipo espec¨ªfico de relaci¨®n pol¨ªtica y jur¨ªdica. Entre otras razones, porque donde el concepto pone el ¨¦nfasis es en la relaci¨®n horizontal (entre hermanos, que en la esfera de la pol¨ªtica territorial ser¨ªan los entes federados), no en la relaci¨®n vertical que compartir¨ªan (con el padre, que en este mismo caso vendr¨ªa representado por el Estado). Es precisamente esta relaci¨®n de igual a igual la que genera una unidad superior (la federaci¨®n, expresi¨®n materializada de la voluntad de estar juntos). Nada m¨¢s alejado por tanto del esp¨ªritu de la fraternidad que contentarse con la generalizaci¨®n de determinados afectos, como hace un cierto fraternalismo light. El nervio de la fraternidad, por el contrario, es la exigencia de que los fraternos se traten entre s¨ª como iguales.
Nos encontramos, pues, ante una premisa con un contenido de inequ¨ªvoco aliento emancipador. Cosa que la aleja tambi¨¦n de esos otros planteamientos que, significativamente, prefieren como met¨¢fora-gu¨ªa para pensar las relaciones entre territorios la del matrimonio (con la consiguiente reivindicaci¨®n del divorcio como receta en caso de conflicto). Son estos mismos planteamientos los que, tambi¨¦n significativamente, suelen utilizar con desd¨¦n la expresi¨®n caf¨¦ para todos para rechazar la igualdad en cuanto se les antoja excesivamente gravosa.
Pero mientras los ¨²ltimos resultan perfectamente previsibles (nada teme m¨¢s el nacionalismo que el federalismo), los anteriores, en su inanidad, tampoco deber¨ªan dejar de preocuparnos. Precisamente porque ¡°fraternidad¡± quiere decir universalizaci¨®n de la egalibert¨¦ republicana (Balibar dixit), los programas pol¨ªticos fraternales promovidos por el federalismo, con su empe?o por la emancipaci¨®n y la voluntad de cooperaci¨®n, deber¨ªan ocupar un lugar prioritario en el escenario de la pol¨ªtica actual. Esperemos que nadie se ponga de medio lado cuando llegue el momento de convertirlos en realidad.
Manuel Cruz es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa Contempor¨¢nea en la Universidad de Barcelona.
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