Lladr¨® entierra el hacha de guerra
Poco despu¨¦s de la ¨²ltima crisis, dos miembros de la familia propietaria del fabricante de porcelana de lujo aseguran que la paz reina en la compa?¨ªa
El buc¨®lico mundo que reflejan las figuras de porcelana de Lladr¨® no se corresponde con la realidad de la empresa fundada en los cincuenta por tres hermanos en Tavernes Blanques. Las rivalidades, maniobras internas y el rencor fueron expuestos por dos de ellos, Jos¨¦ y Vicente Lladr¨®, en varios libros. La siguiente generaci¨®n de la familia ha sido, en comparaci¨®n, mucho m¨¢s discreta y no ha mostrado con la misma crudeza el conflicto interno. Pero tampoco ha podido solucionarlo. O, al menos, no ha sabido trasladar al exterior su entendimiento. Dos miembros de la familia propietaria de la empresa, una de las marcas espa?olas m¨¢s conocidas en el mundo, aseguran, poco despu¨¦s de la ¨²ltima crisis, que la paz reina en la compa?¨ªa. ¡°Ya tenemos bastante reto por delante como para estar peleados¡±, afirma la presidenta del consejo de administraci¨®n, Rosa Lladr¨®, en referencia a las dificultades que atraviesa el fabricante de porcelana de lujo.
Hija del mayor de los hermanos fundadores, Juan, cuya rama familiar controla el 70% de las acciones, Rosa Lladr¨® se hizo hace poco con el mando del consejo tras la dimisi¨®n de los otros cuatro miembros. Su hermana Mari Luz; el marido de esta, Ignacio Jara; su prima Mari Carmen ¡ªhija de Jos¨¦¡ª y su primo David ¡ªhijo de Vicente¡ª. Mari Luz achac¨® su marcha al ¡°bloqueo¡± del proyecto que hab¨ªa planteado para el futuro de la empresa por parte de la mayor¨ªa accionarial, en referencia a sus hermanas: Rosa, Mar¨ªa ?ngeles y Bel¨¦n. Una discrepancia a la que no es ajena la posibilidad de vender la compa?¨ªa, que ha visto caer su negocio desde el cambio de siglo.
A pesar de ello, una de las personas que dimiti¨® afirma que no hay conflicto. ¡°Y mucho menos un conflicto personal. La relaci¨®n es muy buena¡±. ¡°Alguien ten¨ªa que tomar decisiones y la empresa ten¨ªa que elegir un camino. Rosa ten¨ªa un planteamiento y decidimos que lo llevara adelante. La salida de los cuatro consejeros la hicimos para que no hubiera foll¨®n y ha sido al rev¨¦s. A lo mejor se ten¨ªa que haber pensado antes¡±, mantiene la fuente, que pide anonimato. ¡°Si hubi¨¦ramos querido guerra nos habr¨ªamos quedado en el consejo, porque ten¨ªamos cuatro de los cinco asientos. Se podr¨ªa haber desatado la pugna y no fue as¨ª. Se dej¨® la batuta a Rosa y todos estamos interesados en que la empresa vaya bien. Se ha transmitido que la guerra de los mayores ha pasado a los j¨®venes y no es verdad¡±
Rosa Lladr¨® lo explica de forma similar: ¡°Yo con mi hermana puedo re?ir mucho y al d¨ªa siguiente estamos perfectamente¡±. La presidenta asegura que los miembros de su rama familiar est¨¢n hoy centrados en el 90 cumplea?os de su padre, el 6 de junio. Juan Lladr¨® reuni¨® el 70% de las acciones la d¨¦cada pasada al comprar parte de la participaci¨®n a sus hermanos. Despu¨¦s don¨® los t¨ªtulos a sus cuatro hijas. Una fuente de la familia explica, sin embargo, que conserv¨® el ¡°usufructo¡± y que por ello, en realidad, ¡°el poder lo tiene ¨¦l¡±. ¡°Aunque se hayan hecho donaciones a favor de la siguiente generaci¨®n, los mayores mandan en todas las ramas. Y est¨¢ bien que as¨ª sea¡±, afirma. ¡°Hicieron una empresa familiar muy fuerte, un imperio. Y hay que tenerles respeto¡±.
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