Mujeres directivas o el progreso del cangrejo
Un estudio muestra que el porcentaje de mujeres en cargos directivos ha ca¨ªdo con la crisis del 19,5 al 11,8%
La tenacidad de las mujeres logr¨® que diferentes partidos acordaran aplicar criterios de paridad en la composici¨®n de las listas, y algunos incluso aprobaron que fuera por el sistema de cremallera, es decir, alternando hombres y mujeres desde el principio, para evitar que ellas vayan a parar a la parte final de la candidatura. Esta pol¨ªtica ha incrementado notablemente la presencia de las mujeres en las c¨¢maras legislativas. Pero la lucha por la paridad se ha estrellado contra resistencias herc¨²leas en la provisi¨®n de cargos directivos de empresas y organismos. Cuanto m¨¢s se sube en la escala, menor es la proporci¨®n de mujeres, y tanto da que la lupa se fije en el sector privado o en el p¨²blico. Es como si una fuerza de gravedad oculta que discrimina por g¨¦nero tirara de las mujeres hacia la base e hiciera m¨¢s liviana la ascensi¨®n de los hombres hacia la c¨²spide.
De eso se quejan las mujeres que leg¨ªtimamente aspiran a tener una carrera profesional en igualdad de condiciones: pasan los a?os, y su posici¨®n no solo no mejora sino que un nuevo estudio ha demostrado que en los a?os de la crisis ha retrocedido: hay menos mujeres directivas y est¨¢n peor pagadas que hace ocho a?os. El trabajo ha sido realizado por la consultora ICSA y la escuela de negocios EADA a partir de los datos salariales y profesionales de 80.000 personas en toda Espa?a. Sus conclusiones son demoledoras para quienes sostienen que es cuesti¨®n de tiempo que las mujeres ocupen el lugar que por formaci¨®n y demograf¨ªa les corresponde. As¨ª, la proporci¨®n de mujeres directivas ha ca¨ªdo desde el 19,5% de 2008 hasta el 11,8% en 2016, es decir, casi 8 puntos. Y tambi¨¦n han aumentado las diferencias de retribuci¨®n, pese a que el mismo estudio acredita que las directivas est¨¢n mejor formadas. Si antes de la crisis la brecha salarial era del 11,9%, ahora las mujeres cobran de promedio un 17,1% menos que los hombres.
Los detractores de las cuotas argumentan que no es preciso forzar legalmente la presencia femenina en los cargos de responsabilidad, pues con la llegada masiva de mujeres a las empresas la equiparaci¨®n se alcanzar¨ªa por su propio peso. A?aden que, a igualdad de m¨¦ritos y capacidad, las cuotas son injustas para los hombres, desplazados de un puesto que merecen, y dolorosas para las mujeres, sujetas a la sospecha de que lo que consiguen es gracias a la cuota. Los datos llevan d¨¦cadas desmintiendo estas teor¨ªas, a¨²n con muchos defensores.
Lo que estamos viendo es en realidad el progreso del cangrejo: hacia atr¨¢s. Y lo m¨¢s inquietante es que una vez perdida una posici¨®n, volver a ella no est¨¢ en absoluto asegurado. El n¨²mero de puestos directivos ocupados por mujeres cay¨® en 2013 hasta el 10,3%; la proporci¨®n solo aument¨® ligeramente en los dos a?os siguientes. ¡°?Lo veis?¡±, dir¨¢n los contrarios a las cuotas; ¡°en cuanto acabe la crisis, volver¨¢n a progresar¡±. Pues no. En 2016 el porcentaje ha vuelto a caer respecto al a?o pasado, lo que indica que la crisis no es el ¨²nico factor. Y mientras discutimos si es coyuntural o estructural, la injusticia se perpet¨²a y seguimos desperdiciando talento y capacidad.
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