Hay algo m¨¢s temible que el dolor: un mundo sin ¨¦l
?Por qu¨¦ unos lo sienten m¨¢s que otros? ?El del parto es insuparable? Todo sobre el lado oscuro (pero necesario) de nuestro sistema nervioso
Dolor. Basta que esta palabra pase un instante por nuestra cabeza para que nos invada una sensaci¨®n negativa, y a poco que nos esforcemos recordaremos vivencias imborrables: aquel dolor de tripa que nos dej¨® literalmente doblados; una presi¨®n insoportable en la cabeza capaz de arrancarnos destellos luminosos o el lumbago que transforma en un acto heroico el mero hecho de levantarse de la cama. ?Por qu¨¦ existe el dolor? ?Es realmente necesario? ¡°Si bien surgi¨® en la evoluci¨®n como mecanismo biol¨®gico para la protecci¨®n y supervivencia del individuo, hoy resulta en gran medida in¨²til, a excepci¨®n de su funci¨®n inmediata de alerta¡±, opina Carlos Belmonte, presidente de la Sociedad Espa?ola de Neurociencias.
Pero "en gran medida" no significa "al cien por cien", pues resulta temible un mundo donde este no exista (recuerde el miedo que inspiraban los ni?os de la pel¨ªcula Insensibles, que ten¨ªan inmunidad cong¨¦nita al dolor; o el cruel Ronald Niederman ¨Cel gigante rubio-, de la segunda entrega de la saga Millennium) y puede ser una condena a muerte para los ¡®escogidos¡¯. ¡°Los ni?os que nacen con un defecto gen¨¦tico que les impide sentir dolor mueren prematuramente¡±, advierte la doctora Concha P¨¦rez, portavoz de la Sociedad Espa?ola de Dolor (SED), y ¡°en otro tipo de enfermedades, como la diabetes, tambi¨¦n est¨¢ alterada la percepci¨®n del dolor, lo que puede causar importantes complicaciones (heridas, infecciones, etc.) que exijan la amputaci¨®n de extremidades¡±.
La portavoz de la Sociedad Espa?ola de Dolor desmonta el mito de que no hay nada peor que el parto, ya que un fin tan placentero como tener un hijo acaba amortigu¨¢ndolo
Puestos en la tesitura de elegir entre lo malo y lo peor, lo menos malo es conocer al enemigo para hacerle frente de la forma m¨¢s eficaz. Lo primero es aceptar que la sensibilidad al dolor es diferente entre personas y depende de ¡°una mezcla de factores gen¨¦ticos, culturales y experiencias previas que hacen que cada cual lo perciba de manera diferente¡±, explica P¨¦rez. ¡°Incluso uno mismo, sentir¨¢ m¨¢s o menos dolor seg¨²n el momento, y como el dolor es una experiencia a la que le a?adimos un componente subjetivo y emocional, casi siempre ser¨¢ una emoci¨®n desagradable¡±. Nuestras hormonas tambi¨¦n tienen su cuota de responsabilidad, y ¡°aunque los factores hormonales no est¨¢n bien descritos, lo cierto es que la prevalencia del dolor cr¨®nico es mayor en las mujeres que en los hombres. Sin embargo, esas diferencias entre sexos no se dan en la infancia ni en los ancianos¡±, a?ade.
Del quejica al sujeto de hierro
?Qui¨¦n no conoce a un quejica profesional, al que siempre le duele algo y con m¨¢s intensidad que al resto? La falta de un ¡®dolor¨ªmetro¡¯ objetivo, que muestre la intensidad verdadera del dolor, hace dif¨ªcil conocer el alcance del mal. La herramienta m¨¢s eficaz que tienen los facultativos es la escala anal¨®gica visual del dolor (EVA), en la que el ¡°el paciente marca de 1 a 10 la intensidad del dolor que siente, y aunque la puntuaci¨®n es subjetiva, lo objetivo es que el individuo siempre repite la puntuaci¨®n, aunque hagamos la medici¨®n en otro momento¡±, asegura Emilio Casariego, presidente de la Sociedad Espa?ola de Medicina Interna.
Lo positivo es que nuestro organismo viene dotado de serie de unos analg¨¦sicos naturales, las endorfinas, que reducen el dolor y son responsables de que en los minutos siguientes a habernos hecho da?o, en caliente, nos duela menos. ¡°Cuando hacemos una actividad que requiere un esfuerzo f¨ªsico liberamos endorfinas, y esta es la raz¨®n por la que muchos deportistas no se detienen aunque se hayan lesionado durante la competici¨®n¡±, contin¨²a el especialista.
Tampoco es lo mismo el dolor agudo, que aparece de forma espor¨¢dica y por una causa puntual, que el cr¨®nico (que afecta a m¨¢s del 17% de la poblaci¨®n espa?ola, sin contar el dolor asociado a c¨¢ncer, recoge un estudio realizado por la plataforma internacional Change Pain. Seg¨²n Casariego, ¡°el dolor es el s¨ªntoma principal en el 17% de nuestras consultas. El dolor agudo es un s¨ªntoma y, por lo tanto, no es una enfermedad¡±, pero s¨ª que hay que estudiarlo porque es una alarma de que algo sucede. ¡°Un dolor en el pecho, que no se ha sentido nunca, acompa?ado de sudoraci¨®n y ahogo lo asociamos a un problema cardiaco y hay que consultarlo de forma urgente con un m¨¦dico¡±, mientras que, ¡°una persona con dolor cr¨®nico que tenga variaciones en intensidad o presentaci¨®n del dolor, probablemente, no es conveniente que pida consulta urgente con un m¨¦dico que no sea el suyo¡±. En el caso de tener un dolor ya conocido, como el de cabeza, la recomendaci¨®n es tomar el analg¨¦sico que sepamos que nos funciona bien.
Otro aspecto recurrente es apuntar a un dolor concreto como el m¨¢s intenso de todos, algo que hacemos los profanos en la materia y reh¨²yen los especialistas. Con frecuencia se pone al parto a la cabeza de las situaciones m¨¢s dolorosas, pero la portavoz de la SED desmonta la creencia con el argumento de que el fin ¨Ctener un hijo¨C es placentero y lo justifica; y Casariego coloca por encima ¡°el dolor agudo sobrevenido y devastador de la disecci¨®n de la aorta; o el que desgarra una v¨ªscera, como en el infarto, y que adem¨¢s se acompa?a de la sensaci¨®n de muerte y angustia¡±, sin olvidar otros, como las temidas neuralgia del trig¨¦mino ¨Cnervio facial que puede afectar al ojo, el labio superior o el cuello¨C y postherp¨¦tica (irritabilidad del nervio que queda en ocasiones despu¨¦s de tener un herpes z¨®ster).
Sea cual sea el dolor, ¡°hay que atajarlo para evitar que se intensifique o se haga cr¨®nico¡±, insisten los doctores, y para ello se recurre tanto a los medicamentos como a terapias complementarias, como la electroestimulaci¨®n, la hipnosis y otras t¨¦cnicas de relajaci¨®n. Para el internista, ¡°centrarlo todo ¨²nicamente en la pastilla es un error¡±.
Hay dolores que se asocian a ciertos alimentos (el vino tinto y los quesos fermentados pueden dar dolor de cabeza y el picante est¨¢ desaconsejado en problemas del esf¨ªnter anal), actividades (la jaqueca sexual benigna) o incluso a horarios (la cefalea en racimos es t¨ªpica de las 6 de la ma?ana, problemas cardiovasculares de madrugada y dolor de est¨®mago una hora despu¨¦s de comer), por lo que est¨¢ en nuestras manos prevenirlos. Lo importante, insiste P¨¦rez, ¡°es que el paciente tenga una actitud proactiva en el manejo de su dolor¡±.
Cuando siempre duele
El reto para los m¨¦dicos, y tambi¨¦n para enfermos y sus familiares, es el dolor cr¨®nico. Concha Ruiz, que dirige la Unidad del Dolor del Hospital de la Princesa, reconoce que en estas situaciones ¡°no curamos, pero buscamos el alivio y el paciente mejora¡±. Al contrario que el dolor agudo, ¡°la Organizaci¨®n Mundial de la Salud reconoce el dolor cr¨®nico como una enfermedad y su alivio como un derecho humano¡±. M¨¦dicos y pacientes insisten en que el dolor cr¨®nico reduce extraordinariamente la calidad de vida de quienes lo sufren, e impacta en ¨¢reas tan importantes como la laboral, ya que ¡°en muchos casos se sienten incomprendidos y desprotegidos en las mutuas laborales y entran en un bucle que les conduce a depresi¨®n y estados de irritabilidad¡±, detalla Ana V¨¢zquez, presidenta de la Liga Reumatoloxica Galega: ¡°No existe apoyo psicol¨®gico en muchos casos, salvo el de las asociaciones de pacientes¡±. ?C¨®mo se vive el dolor cr¨®nico? ¡°El dolor es algo que no se ve. Se siente, y demostrarlo es muy dif¨ªcil, casi un acto de fe¡±, subraya la afectada, que reconoce que muchos, "para no aburrir con sus quejas", acaban aisl¨¢ndose. V¨¢zquez recomienda una actitud positiva para saltar los obst¨¢culos, que son muchos, pero, con ayuda de la ciencia, no siempre ser¨¢n insalvables.
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