1 miligramo de 'Asieslavidix': la pildorita que va a solucionar lo suyo
El Colegio de M¨¦dicos de Vizcaya lanza una campa?a para recordar qu¨¦ cosas no son motivo de consulta m¨¦dica
?Se est¨¢ quedando calvo como su padre, su abuelo y todos sus t¨ªos? Seguramente no sea la respuesta capilar a ninguna patolog¨ªa, sino la gen¨¦tica, que es implacable. ?Es mujer de unos 50 a?os? Si de pronto le azota un enorme acaloramiento, no se asuste, es m¨¢s normal que corresponda a la menopausia que a un principio de infarto ?Muri¨® hace poco un ser querido y desde entonces se siente abatido? Pensar en depresi¨®n no deber¨ªa ser su primera opci¨®n, lo que siente, probablemente, es parte normal del duelo. La lista de dolencias que llevan a un paciente angustiado a la consulta del m¨¦dico es alargada y no siempre responden a un cuadro cl¨ªnico que se resuelva con un tratamiento. ¡°Muchos interpretan como patol¨®gico algo que es fruto de envejecer o de enfrentarse a la adversidad. La medicina no puede dar respuesta a situaciones que no son m¨¦dicas, sino sociales, profesionales o de las relaciones interpersonales. Pretenderlo lleva a la medicalizaci¨®n de la vida cotidiana", sentencia el doctor Cosme Naveda, presidente del Colegio de M¨¦dicos de Vizcaya.
Para concienciar al ciudadano de que se lo piense dos veces antes de plantarse en la consulta, este colectivo lanz¨® recientemente la campa?a As¨ª es la Vida (v¨ªdeo, sobre estas l¨ªneas), en la que explican cantando que la aparici¨®n de ciertos s¨ªntomas es el precio que se paga por estar vivo. como que te deje la novia: "Tengo mareo, visi¨®n borrosa y un bajonazo que no me tengo".
Por supuesto, en ning¨²n caso se intenta disuadir de buscar atenci¨®n sanitaria en casos necesarios. No hay cifras sobre el terreno que avalen el nivel de sobremedicalizaci¨®n, ¡°pero basta con echar un vistazo a la enorme cantidad de anuncios sobre medicamentos o suplementos que suplen supuestos estados carenciales para hacerse una idea de su alcance¡±, afirma. Tampoco se trata de buscar culpables a este fen¨®meno: ¡°Hay una responsabilidad conjunta de los propios m¨¦dicos, los pacientes, la industria farmac¨¦utica y alimentaria, las administraciones p¨²blicas, los pol¨ªticos y los medios de comunicaci¨®n¡±, comenta el experto.
El primer mundo vive la paradoja de la salud: a mayor situaci¨®n objetiva de bienestar, m¨¢s personas se sienten enfermas
La publicidad farmac¨¦utica, m¨¢s que informar nos despista. Hace falta ser un anacoreta para no estar expuesto a ella en la calle, medios de comunicaci¨®n, supermercados o escaparates de las farmacias. Esta desorientaci¨®n provoca que cuando uno percibe que su salud renquea no lo achaca a haber cumplido unos a?os o a trabajar mucho y dormir poco, sino que aceptamos como normal lo que sucede con las parejas de los anuncios: mediana edad, con trabajos extenuantes y ni?os juguetones y que a¨²n sacan fuerzas los fines de semana para vivir intensamente la experiencia de un parque de aventuras sin perder la sonrisa. De este modo, si usted llega al viernes arrastrado, considerar¨¢ echarse en brazos de aquel milagro de botica que le otorgue superpoderes.
¡°En los pa¨ªses pobres la prioridad es asegurarse los recursos m¨¢s b¨¢sicos. En el primer mundo, en cambio, vivimos la denominada paradoja de la salud: a mejor situaci¨®n sanitaria objetiva y m¨¢s recursos empleados, mayor es la proporci¨®n de personas que se sienten enfermas. Nos han convencido de que todo se cura con una pastilla o de que vamos a estar m¨¢s sanos si tomamos vitaminas que, por otro lado, ya obtenemos de forma natural con nuestra alimentaci¨®n diaria¡±, reflexiona Naveda. ¡°Nadie duda de que la ciencia ha dado pasos de gigante en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Hoy disponemos de cura para muchas enfermedades que hasta hace poco era impensable tratar y mucho menos curar. Pero una cosa es la medicina y otra, el negocio que la rodea¡±.
La sabidur¨ªa de Internet frente a la masificaci¨®n de las consultas
Todo esto se ha agravado con la democratizaci¨®n de Internet. ¡°Hay que alabar los avances en el acceso a la informaci¨®n. Lo malo es que los resultados en Google no se rigen por su rigor, su utilidad o su veracidad, sino por unos algoritmos que priman otros par¨¢metros. Y unos datos inexactos aumentan la desaz¨®n del paciente¡±, advierte el doctor Salvador Casado, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria y con cerca de 20.000 seguidores en Twitter. Entre la ingente cantidad de publicaciones de la Red, tambi¨¦n hay rigor, pero, ?c¨®mo saber si vamos por el buen camino al buscar los porqu¨¦s, por ejemplo, respecto a algo tan habitual como una diarrea o un catarro? ¡°Rastreando en los blogs de hospitales, de cl¨ªnicas de reconocida solvencia o de m¨¦dicos de confianza¡±, aconseja el especialista. Aun as¨ª, Naveda opina que incluso la informaci¨®n m¨¢s valiosa puede volverse una amenaza en manos inexpertas. ¡°Si no se tiene una formaci¨®n sanitaria suficiente, se puede llegar a conclusiones err¨®neas¡±. Hacerle caso ciego a Internet o a la televisi¨®n ¡°genera angustia, autodiagn¨®sticos equivocados y, en ocasiones, lleva a solicitar tratamientos concretos inapropiados¡±, expone.
"Buscar s¨ªntomas en internet genera angustia y? autodiagn¨®sticos equivocados", Cosme Naveda (Presidente del Colegio de M¨¦dicos de Vizcaya)
La idea es que existiendo el elixir del bienestar al alcance de la mano, nadie quiere sufrir por gusto. Casado recuerda que ¡°a veces tenemos el f¨¢rmaco que alivia los s¨ªntomas. Pero eso solo es un parche, la causa no siempre tiene soluci¨®n m¨¦dica. Por ejemplo, muchos dolores de espalda son producto del sedentarismo: puedo recetar analg¨¦sicos o sugerir que haga deporte¡±. Reconoce que para ser honesto es imprescindible ¡°buscar un equilibrio entre la ciencia y el alivio de la angustia de nuestro interlocutor. No podemos soltar a bocajarro que ese dolor se soluciona mejor en un gimnasio o en un psic¨®logo. Hay que generar un ambiente de confianza en la consulta para que todo vaya fluido y el paciente no interprete que no se le toma en serio. Y para eso hace falta tiempo que, por desgracia, no abunda en la sanidad de este pa¨ªs. Pero eso es ya otro debate¡±.
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