Construir la patria
Errej¨®n defiende en un mitin que la cultura debe servir al proyecto pol¨ªtico de Unidos Podemos
En unas elecciones donde hay preocupaciones m¨¢s urgentes, la cultura apenas ha sido un tema, ni en la derecha ni en la izquierda. Por eso result¨® llamativo que Unidos Podemos decidiera celebrar hace unos d¨ªas un acto sobre la cultura en campa?a. El mitin, que se puede ver en YouTube, fue interrumpido por unos ultraderechistas.
La campa?a electoral es, como ha escrito V¨ªctor Lapuente, una fiesta narcisista: para los partidos pol¨ªticos pero sobre todo para los ciudadanos, que son objeto del cortejo de quienes buscan su voto. Algunos de los movimientos que han servido de inspiraci¨®n a los fundadores de Podemos han intentado crear alianzas con los trabajadores de la cultura. Para profesionales a menudo de izquierda, especialmente dependientes de la atenci¨®n de un p¨²blico escaso y distra¨ªdo, pertenecientes a un sector castigado por la crisis y perjudicados por unas pol¨ªticas del Partido Popular que han mostrado a veces insensibilidad y a veces ineptitud, la atenci¨®n de Unidos Podemos puede resultar especialmente seductora.
Sin embargo, una segunda mirada produce cierta extra?eza. En el mitin ??igo Errej¨®n, n¨²mero dos de Podemos, habl¨® de la importancia de la cultura para ¡°construir una patria¡±. La victoria electoral es una tarea imprescindible a corto plazo, pero debe ir acompa?ada de una tarea m¨¢s pausada, de creaci¨®n y articulaci¨®n de nuevos s¨ªmbolos, como canciones que ¡°nos emocionen juntos¡±, novelas que cuenten el cambio pol¨ªtico o, pasmosamente, exposiciones fotogr¨¢ficas que retraten c¨®mo se multiplica la creatividad en las asociaciones de vecinos.
Es una tarea, dec¨ªa, ¡°irreversible¡±, y uno de sus componentes esenciales es la configuraci¨®n de una nueva memoria. Tenemos que crear nuestros mitos, porque si no otros lo har¨¢n por nosotros. Errej¨®n, que en su alocuci¨®n no cit¨® ninguna obra ni abord¨® los problemas del sector, matizaba que esa actividad no deb¨ªa ser (solo) para apoyar un hipot¨¦tico Gobierno de Podemos, sino tambi¨¦n para dialogar y criticar, pero contribuyendo a esa refundaci¨®n de un nuevo pa¨ªs. Todo con el cambio, pero nada fuera del cambio.
El reto es halagador, y tiene un componente que podr¨ªa enlazar con el resentimiento
Como ocurre con muchas intervenciones de Errej¨®n, no es f¨¢cil saber que quer¨ªa decir exactamente. Pero el reto es halagador, y tiene un componente que podr¨ªa enlazar con el resentimiento, una fuerza que no hay que desde?ar y que a veces produce buenos resultados art¨ªsticos. Parte del rechazo a la cultura de la Transici¨®n tiene que ver con el cl¨¢sico ¡°qu¨ªtate t¨², que me pongo yo¡±. Otra parte muestra cierta nostalgia de la hegemon¨ªa y la capacidad de llegar a amplios sectores que en otro momento tuvieron ciertos productos culturales. Ha habido otras fragmentaciones: los escritores espa?oles de mi generaci¨®n, por muchas razones, no tenemos el p¨²blico que tuvieron los autores de otra ¨¦poca. Al menos, de aquellos a los que les iba bien, que es de los que solemos acordarnos. Pero es muy probable que quien tenga un inter¨¦s por la cultura, quien disfrute de ella como espectador y quien se alegre de la facilidad para comunicarse con su p¨²blico celebre la fragmentaci¨®n y la variedad, aunque planteen otros problemas.
El discurso de Errej¨®n recordaba al de Pablo Iglesias, que ha escrito sobre cine y ha se?alado m¨¢s de una vez su afici¨®n a la lectura. Iglesias ha reivindicado la capacidad del cine para crear un relato, para popularizar una visi¨®n de la historia. Ha criticado pel¨ªculas como La vaquilla o Soldados de Salamina porque presentaban la Guerra Civil como una tragedia entre espa?oles y no como un enfrentamiento entre buenos y malos. Recientemente dec¨ªa que el cine de Luis Bu?uel no le interesaba porque ya no le parec¨ªa ¡°v¨¢lido¡± en una sociedad secularizada. Transmite una concepci¨®n maniquea del arte, con un aire de morality play, que reduce el valor de las obras a su eficacia como veh¨ªculo ideol¨®gico.
Unidos Podemos tiene equipos que sabr¨¢n darle un aire de sofisticaci¨®n a estas ideas, que conocen el sector y sus mec¨¢nicas, y no hay que exagerar la capacidad de la formaci¨®n para imponer esa visi¨®n propagand¨ªstica de la cultura. Pero representa una manera antigua y empobrecedora de entender la creaci¨®n art¨ªstica, y conocemos suficientes ejemplos hist¨®ricos como para tomarnos ese supuesto unanimismo con mucha cautela. Quiz¨¢ las pel¨ªculas y los libros pueden ser la expresi¨®n del pueblo o el cambio ¨Cque tienden a ser ambiguos y casi siempre necesitan int¨¦rpretes, como ocurre con Dios-, o el despliegue program¨¢tico de unos s¨ªmbolos, pero pueden ser muchas otras cosas. Ser¨ªa menos preocupante si esa visi¨®n no viniera acompa?ada de tics antipluralistas, como los que ha mostrado ante periodistas Pablo Iglesias, que en m¨¢s de una ocasi¨®n ha dado a entender que le corresponde a ¨¦l fiscalizar a la prensa y no al rev¨¦s, o el rechazo a obras que no coinciden con sus tesis.
Por otra parte, aunque muchas veces sea el producto del trabajo en equipo, aunque recoja la herencia de muchas tradiciones, reciba la influencia del contexto y aunque tenga una funci¨®n social, lo que resulta m¨¢s interesante del arte es que constituye la expresi¨®n de una visi¨®n individual, la exploraci¨®n libre de la existencia. ¡°Los libros que t¨² no escribas no los va a escribir nadie¡±, dec¨ªa F¨¦lix Romeo. Esa certeza es lo m¨¢s valioso que tenemos.
?Daniel Gasc¨®n es escritor y editor de Letras Libres Espa?a.
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