El golfo P¨¦rsico pide auxilio
Desalinizadoras, vertidos de crudo y actividades militares amenazan la flora y la fauna de sus aguas
Las plantas desalinizadoras, el vertido de crudo y la intensa presencia militar est¨¢n poniendo en peligro la vida del golfo P¨¦rsico, uno de los ecosistemas m¨¢s j¨®venes del mundo. ¡±Su salinidad ya es 1,5 veces m¨¢s alta que hace dos d¨¦cadas (¡) y su temperatura ha aumentado casi 2? C en el mismo periodo¡±, ha advertido recientemente Parvin Farshch¨ª, vicedirectora del departamento de Medio Ambiente Marino de Ir¨¢n.?Farshch¨ª atribuye a esos factores el deterioro de la fauna y la flora de sus aguas.
El golfo P¨¦rsico, con una profundidad media de 35 metros, es uno de los lugares m¨¢s c¨¢lidos del planeta. Su temperatura llega a alcanzar los 50? C durante verano. Por eso tiene un nivel muy alto de evaporaci¨®n, lo que junto a su escaso intercambio acu¨¢tico con el resto de los oc¨¦anos ¡ªcon los que se comunica a trav¨¦s del estrecho de Ormuz¡ª hace que el h¨¢bitat de esta masa de agua sea muy sensible a la intervenci¨®n humana.
A pesar de ello, en este golfo peque?o, c¨¢lido y de poca profundidad, se desalan a diario 11 millones de toneladas de agua, casi la mitad del total de agua dulce producida en todo el mundo mediante ese proceso. Pero en vez de proteger esta fuente de vida, ¡°los pa¨ªses ribere?os vierten 2,1 millones de barriles de crudo al a?o¡± en sus aguas y las del vecino mar de Om¨¢n, seg¨²n Farshch¨ª.
La responsable de la pol¨ªtica medioambiental marina iran¨ª propone en consecuencia que el Gobierno de su pa¨ªs promueva el reciclaje de aguas residuales en lugar de desarrollar la red de desalinizadoras. Como ella misma admite, ¡°el problema es que no se hacen los estudios medioambientales pertinentes antes de establecer ese tipo de plantas¡±.
Hay por lo menos 55 desalinizadoras activas en los pa¨ªses costeros del golfo P¨¦rsico, con Arabia Saud¨ª, Emiratos ?rabes Unidos (EAU) y Kuwait a la cabeza. Arabia Saud¨ª constituye el mayor mercado de la industria de desalinizaci¨®n, con un volumen de 14.000 millones de d¨®lares (12.300 millones de euros) que se ha triplicado en los ¨²ltimos diez a?os hasta superar a Estados Unidos. Pero la mayor¨ªa de estas plantas devuelve el agua caliente y m¨¢s salada al golfo, en detrimento del equilibrio bioqu¨ªmico del ecosistema marino.
Las costas del lado persa sufren una menor presi¨®n en este sentido, ya que la cantidad de agua que desala Ir¨¢n no llega al nivel de pa¨ªses mucho m¨¢s peque?os como Qatar o Bahr¨¦in. Aun as¨ª, la Rep¨²blica Isl¨¢mica ha construido la central nuclear de Bushehr, que dispone de dos desalinizadoras con una capacidad de 100.000 metros c¨²bicos al d¨ªa.
En una regi¨®n marcada por las disputas y rivalidades entre Teher¨¢n y sus vecinos ¨¢rabes, esas ambiciones nucleares han desatado una nueva carrera. EAU est¨¢ construyendo la central nuclear de Barakah, cuya puesta en marcha ha anunciado para el a?o que viene. Con tecnolog¨ªa coreana y casi seis veces mayor que la de Bushehr, esta planta tambi¨¦n usa el agua del golfo para su sistema de enfriamiento, lo que a?ade presi¨®n t¨¦rmica, en especial sobre los arrecifes coralinos. Arabia Saud¨ª tambi¨¦n tiene planes para construir centrales nucleares.
Otro factor no despreciable que da?a el ecosistema es el vertido de combustible. Aunque hace un a?o el Gobierno de Hassan Rohan¨ª subi¨® el precio de gasolina y otros carburantes, su importe (0,26 euros por litro) sigue siendo menor que el de producci¨®n en la zona (en torno a 0,45 euros), algo que alienta el contrabando con los pa¨ªses vecinos. Cada vez que la guardia costera iran¨ª detiene a alguna de las embarcaciones que lo practican, sus ocupantes arrojan por la borda su cargamento, generalmente di¨¦sel, para eliminar las pruebas.
Desde hace varias d¨¦cadas, Ir¨¢n y los pa¨ªses ¨¢rabes mantienen una disputa sobre la denominaci¨®n correcta de esta v¨ªa de agua. Los ¨¢rabes la llaman golfo Ar¨¢bigo; las autoridades iran¨ªes?¡ªque tachan de ¡°falso¡± ese nombre¡ª insisten en que debe utilizarse el hist¨®rico de golfo P¨¦rsico. M¨¢s all¨¢ de ese empe?o por apropiarse el t¨¦rmino, da la impresi¨®n de que a ninguno de los pa¨ªses ribere?os le importa realmente el destino de un ecosistema que, se llame como se llame, est¨¢ en peligro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.