De peste a peste y erradico aunque me cueste
Todo lo aprendido al acabar con la bovina puede servir para otras. Pero faltan fondos y visibilidad
Negra y muy solemne, es como una l¨¢pida en siete idiomas. Pero es una de esas que no dan pena. Porque cuando viv¨ªa, el desaparecido solo trajo problemas. Hace cinco a?os, el 25 de junio de 2011, en la entrada de la sede de la agencia de Naciones Unidas para la Alimentaci¨®n y la Agricultura se descubr¨ªa este cenotafio, una vez certificada la muerte de la peste bovina. Como lo fue la viruela a finales de los setenta respecto a las dolencias que afectan a humanos, esta enfermedad viral altamente contagiosa y mortal que atacaba al ganado y al b¨²falo dom¨¦stico se convert¨ªa en la primera de animales en ser oficialmente erradicada. Y las lecciones aprendidas sirven hoy para luchar contra la que puede ser la pr¨®xima en caer, la peste de los peque?os rumiantes (PPR).
La pr¨®xima de la lista
La erradicaci¨®n de otra enfermedad animal puede estar al caer. Tras la peste bovina, una campa?a mundial busca acabar con otra dolencia de la misma familia, la peste de los peque?os rumiantes (PPR), para 2030.
Las agencias y organizaciones que dirigen la lucha contra la PPR cuentan con la ventaja de las lecciones aprendidas y con el hecho de que, como con la bovina, baste con una sola vacuna.
El senegal¨¦s Bouna Diop est¨¢ en la vanguardia de la batalla contra el virus que se ceba en ovejas, cabras, y otros peque?os rumiantes. "Esta enfermedad tiene impacto directo en comunidades pobres de varias regiones y en sus medios de vida, y por eso es una prioridad", argumenta Diop.
Pero hay muchas prioridades en el mundo. Y como, en efecto, ¡ªquitando Nueva Zelanda, Australia y algunos paises del sur de Europa¡ª la PPR afecta sobre todo a pa¨ªses en desarrollo, no resulta f¨¢cil conseguir los fondos para su erradicaci¨®n. "Pero, entre otras cosas, invertir en que agricultores y ganaderos de esas regiones no pierdan los animales que les dan de comer es una forma de evitar crisis migratorias como la que vivimos ahora", opina Diop.
Aunque no solo se trata de conseguir fondos de donantes. El experto considera que los pa¨ªses afectados tambi¨¦n deben implicarse y mejorar la forma de trabajar. Diop cree que una lecci¨®n aprendida de la peste bovina es que se en lugar de vacunar en masa, se puede ahorrar obteniendo mejor informaci¨®n sobre las zonas afectadas. "Pero tampoco se trata de gastar un dinero todos los a?os para vacunar solo al 20% de la poblaci¨®n animal, como ocurre en pa¨ªses como Senegal. Porque eso tampoco es efectivo".
El plan es acabar con ella para 2030, y ahora finaliza el primer programa de cinco a?os contra la enfermedad. Los resultados hasta ahora son esperanzadores, pero a¨²n hay que avanzar mucho. "La parte t¨¦cnica (vacunas, diagn¨®stico y estrategia) est¨¢ bien situada. Necesitamos la voluntad pol¨ªtica y los fondos", sentencia Juan Lubroth, veterinario jefe de FAO.
En realidad, lo que la Organizaci¨®n Mundial de Salud Animal (OIE, por las siglas de su nombre original) y la FAO hab¨ªan hecho en mayo de ese a?o era b¨¢sicamente certificar la desaparici¨®n. Porque el ¨²ltimo brote de esta peste?¡ªque a finales del XIX acab¨® con el 90% del ganado en algunas zonas de ?frica¡ª se hab¨ªa detectado 10 a?os antes, en 2001, en Kenia. Las campa?as de vacunaci¨®n, y el hecho de que solo haya un serotipo (la misma vacuna sirve en ?frica o en Asia, por ejemplo) hab¨ªan facilitado la labor. La mayor¨ªa de pa¨ªses desarrollados estaban oficialmente libres del virus, y en el resto no era ya un peligro presente y palpable. Eso supuso un reto a la hora de erradicarla totalmente.
"Ya no se ve¨ªa el problema, no se ve¨ªa el riesgo, y fue dif¨ªcil conseguir financiaci¨®n para ese ¨²ltimo cubo de agua que apagara el fuego por completo. Por eso tambi¨¦n tardamos 10 a?os en hacerlo", recuerda Juan Lubroth, jefe de Salud Animal de la FAO. "Hubo que hacer muchos an¨¢lisis hasta tener la confianza para declararla erradicada". Adem¨¢s de tomar miles de muestras en animales j¨®venes no vacunados, los t¨¦cnicos de las organizaciones veterinarias recorr¨ªan aldeas y comunidades en un proceso de "epidemiolog¨ªa participativa".
"Eso requiere entrar en una comunidad, pero no con cuestionarios, sino dispuesto a sentarse bajo un ¨¢rbol y escuchar", explica Lubroth. Los expertos dibujan, hablan, describen s¨ªntomas, y se interesan por todo. "Si me dicen que vieron lagrimeo, diarrea y mortalidad s¨²bita en el ganado, pienso en la peste", ilustra el veterinario jefe. Despu¨¦s les preguntan cu¨¢ndo fue la ¨²ltima vez que aparecieron esos s¨ªntomas en la zona. "A veces te dicen 'fue cuando muri¨® la madre del jefe'. ?Y eso cu¨¢ndo fue? 'Durante la ¨²ltima sequ¨ªa'. Y entonces sabes que la ¨²ltima sequ¨ªa en la zona fue en el 96, y tienes una referencia de la ¨²ltima noticia de la peste en ese ¨¢rea", explica.
Un proceso largo en el que tambi¨¦n particip¨® el senegal¨¦s Bouna Diop, que en esa ¨¦poca trabajaba? en un proyecto de la Uni¨®n Africana para acabar con la enfermedad. "Los servicios veterinarios en ?frica no siempre est¨¢n bien entrenados y equipados. Y la campa?a contra la peste bovina fue una oportunidad para mejorarlos", destaca.
Porque aquella declaraci¨®n de 2011 no tuvo realmente un gran efecto sobre la seguridad alimentaria de los pa¨ªses en desarrollo, que en la pr¨¢ctica hac¨ªa m¨¢s de una d¨¦cada que no sufr¨ªan los embates de la peste. Pero s¨ª sirvi¨® para que los gobiernos se sintieran orgullosos de la labor de sus veterinarios y reconocieran la importancia de fortalecerlos y financiarlos adecuadamente, destaca Diop. "Dio visibilidad a los departamentos y abri¨® la puerta al desarrollo del sector", sostiene. Y adem¨¢s, gener¨® oportunidades para el comercio. La certificaci¨®n de pa¨ªs libre permiti¨® a muchas naciones exportar carne que antes era rechazada. Solo en los a?os posteriores a la erradicaci¨®n, Chad atribuy¨® a esta un aumento del 3% de su PIB, y los hogares de Etiop¨ªa los hogares percibieron ingresos extra por valor de 38,1 millones de euros.
Pero la placa funeraria descubierta hace cinco a?os en Roma no es un sepulcro, pues no guarda los restos del finado. Las vacunas y muestras del virus se conservan a¨²n en unos 30 laboratorios de cerca de 24 pa¨ªses, seg¨²n indica Lubroth. Y ese es el principal reto que a¨²n presenta la peste bovina un lustro despu¨¦s. Asegurar que los restos est¨¢n seguros. Que no haya escapes ni se pueda utilizar como arma biol¨®gica. De hecho, la leyenda cuenta que la peste bovina fue la primera de la historia cuando el conquistador mongol Gengis Kan introdujo ganado infectado en los reba?os de sus enemigos para atacar su fuente de alimentos. "Para evitar cualquier peligro, pretendemos que solo se guarden en un pu?ado de laboratorios certificados por la OIE y la FAO", explica el experto. "Pero no es f¨¢cil, hay pa¨ªses que lo ven como patrimonio nacional".
Aunque te¨®ricamente bajo, el riesgo existe. Hay laboratorios y pa¨ªses que pueden ser seguros hoy, y ma?ana verse afectados por desastres o ¡ªnada raro en regiones inestables¡ª a conflictos que pongan en riesgo la custodia del virus. Por eso, mientras se trata de asegurar las muestras con esfuerzos sobre todo pol¨ªticos, el otro desaf¨ªo es mantenerse alerta, aun con la enfermedad oficialmente erradicada. Por lo que pueda pasar. "Los veterinarios que se licenciaron despu¨¦s de 2001 no han visto la peste bovina y no saben c¨®mo es", apunta Lubroth, que insiste en la necesidad de formarse y estar preparados en cualquier caso. "Yo siempre digo: la ¨²ltima sospecha fue ayer. Y la pr¨®xima ser¨¢ ma?ana".
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