Mam¨¢ no fuma, mam¨¢ no bebe, mam¨¢ se cuida¡ ?y qu¨¦ hace pap¨¢?
Los h¨¢bitos del padre tambi¨¦n son cruciales para la salud del v¨¢stago
La mujer ya no es la ¨²nica que debe cortar con los malos h¨¢bitos antes y durante el embarazo para una prole sana. Un reciente estudio en animales llevado a cabo por el equipo del investigador asociado Jerome Jullien en la Universidad de Cambridge confirma por primera vez algo que la comunidad cient¨ªfica ya ven¨ªa sospechando desde hace tiempo: que la mala alimentaci¨®n, el estr¨¦s, el tabaco o el abuso del alcohol y drogas por parte del padre antes de concebir a sus hijos tambi¨¦n afectar¨¢n a la salud de su descendencia.
Desde que el genoma humano fue secuenciado, la epigen¨¦tica ha adquirido un gran inter¨¦s, ya que nos hemos dado cuenta de que somos mucho m¨¢s que la suma de nuestros genes. El t¨¦rmino se refiere a los cambios en la expresi¨®n gen¨¦tica que no implican una modificaci¨®n de la secuencia de nuestro ADN y que, a pesar de ser reversibles, pueden mantenerse en el tiempo a trav¨¦s de la memoria celular o transferirse de una generaci¨®n a otra. ¡°Esto significa que el ambiente que respiramos y nuestro estilo de vida influyen en la expresi¨®n de nuestros genes, cualquier est¨ªmulo de nuestro entorno tiene la capacidad de influir en la forma que tienen las c¨¦lulas de activarlos o desactivarlos¡±, explica el doctor Carlos Rom¨¢ Mateo, investigador de la Plataforma de Investigaci¨®n en Epigen¨¦tica y profesor de la Universidad de Valencia. Estas activaciones y desactivaciones pueden quedar fijadas fuertemente, tanto como para transmitirse a una nueva generaci¨®n de c¨¦lulas cuando estas se reproducen.
El esperma es poderoso
Este estudio de la Universidad de Cambridge, realizado en un tipo de sapo muy utilizado en investigaci¨®n llamado Xenopus Laevis, demuestra que algunas marcas epigen¨¦ticas mediadas por prote¨ªnas llamadas histonas deben permanecer en el espermatozoide en el momento de la fertilizaci¨®n para regular genes concretos en los futuros embriones. ¡±Este es un hecho muy relevante, puesto que hasta el momento se ten¨ªa asumido que durante la maduraci¨®n de los espermatozoides se produc¨ªa un reemplazo de estas histonas por prote¨ªnas de otro tipo, pero este nuevo trabajo parece demostrar que las histonas remanentes en el embri¨®n atesoran marcas epigen¨¦ticas que influyen en el desarrollo del nuevo organismo¡±, explica el doctor Jos¨¦ Luis Garc¨ªa Gim¨¦nez, profesor de la Universidad de Valencia e investigador del Centro de Investigaci¨®n Biom¨¦dica en Red (CIBER?ISCIII). En este sentido, queda patente que ciertas marcas epigen¨¦ticas en el esperma del padre son transmitidas a la siguiente generaci¨®n.
Ahora bien, los investigadores advierten de que no hay que extrapolar mensajes y, si bien es cierto que el ambiente, la alimentaci¨®n y el estilo de vida pueden alterar la expresi¨®n de los genes, hablar de consecuencias transgeneracionales ?son palabras mayores. Aunque hay experimentos que demuestran que ocurre as¨ª con animales, en humanos todav¨ªa no hay suficientes evidencias cient¨ªficas que lo confirmen con rotundidad. Efectos como el estr¨¦s, el entorno contaminante o la alimentaci¨®n han demostrado tener un efecto en la generaci¨®n siguiente (epigen¨¦tica intergeneracional) y, por lo tanto, un cambio epigen¨¦tico ser¨ªa heredable hasta la siguiente generaci¨®n. ¡°Sin embargo, todav¨ªa se han de realizar muchos experimentos bien dise?ados que permitan aseverar que los cambios epigen¨¦ticos pueden mantenerse tras m¨²ltiples generaciones¡±, matiza el profesor Garc¨ªa Gim¨¦nez.
"Te regalo mi obesidad"
Para el doctor Jos¨¦ Miguel Garc¨ªa Sagredo, asesor de Gen¨¦tica de Ginefiv y acad¨¦mico de la Real Academia Nacional de Medicina (RANM), ¡°la mayor parte de la obesidad se debe a h¨¢bitos propios del individuo obeso: una gran ingesta de alimentos y poco ejercicio f¨ªsico. Una peque?a parte se debe a las alteraciones gen¨¦ticas y, actualmente, se est¨¢n observando alteraciones metab¨®licas que facilitan la obesidad y que vendr¨ªan propiciadas por la epigen¨¦tica¡±.
Precisamente, un estudio recientemente publicado en Nature Genetics y realizado con ratones confirma que los efectos de una mala alimentaci¨®n de los padres se pueden transmitir a los futuros hijos a trav¨¦s de los ¨®vulos y espermatozoides sin la necesidad de mutaciones en el ADN. ?Cu¨¢l es el factor determinante para que un ni?o herede la obesidad o la diabetes? Esa es gran inc¨®gnita que se plantean los investigadores. ?Se produce por el comportamiento de la madre durante el embarazo y los h¨¢bitos alimenticios de los hijos durante su infancia o son los cambios epigen¨¦ticos que se producen antes de concebir a ese hijo los causantes de esta herencia? Para resolver la duda, los investigadores del Centro Alem¨¢n de Investigaci¨®n de Salud Ambiental de Neuherberg, liderados por el cient¨ªfico Peter Huypens, alimentaron a ratones gen¨¦ticamente iguales con una de las tres siguientes dietas durante seis semanas: una rica en grasas, otra baja en grasas y otra est¨¢ndar de laboratorio. Los animales alimentados con la primera dieta se volvieron obesos y desarrollaron diabetes tipo 2. A continuaci¨®n, el equipo de cient¨ªficos us¨® los ¨®vulos y los espermatozoides de cada uno de los tres grupos de ratones para realizar fecundaciones in vitro e implantaron los embriones resultantes en madres sanas. La intenci¨®n era que si se observaba obesidad en la descendencia, esta solo podr¨ªa haber sido transmitida a trav¨¦s de los ¨®vulos y espermatozoides. Cuando esta descendencia de ratones creci¨®, se les aliment¨® de nuevo con una dieta alta en grasas. El resultado fue que aquellos ratones de padres y madres obesos aumentaron m¨¢s de peso y fueron m¨¢s propensos a padecer intolerancia a la glucosa (especialmente si ambos progenitores eran obesos), mientras que los descendientes de los ratones delgados ganaron poco peso. Una conclusi¨®n que viene a decir que los efectos de la dieta de la madre y del padre antes de concebir se suman a la hora de transmitir riesgos sobre la salud del hijo.
Hay esperanza para el descendiente
La buena noticia es que la herencia epigen¨¦tica es reversible. Otro estudio publicado en Cell Metabolism y dirigido por el profesor Romain Barr¨¨s, del Centro para la Investigaci¨®n B¨¢sica Metab¨®lica de la Fundaci¨®n Novo Nordisk (Dinamarca), arroja un poquito m¨¢s de luz sobre c¨®mo una p¨¦rdida de peso en el hombre pueden influir en la salud de sus futuros hijos. Para ello analizaron el esperma de seis varones un a?o antes y uno despu¨¦s de someterse a la cirug¨ªa de bypass g¨¢strico (t¨¦cnica quir¨²rgica con la que se trata la obesidad m¨®rbida) con el objetivo de averiguar si esta operaci¨®n hab¨ªa cambiado algo la informaci¨®n epigen¨¦tica contenida en sus espermatozoides. Y lo hab¨ªa hecho. En total, llegaron a observar una media de 4.000 cambios estructurales en el ADN de c¨¦lulas de esperma desde el momento de la cirug¨ªa.
Por ello, el investigador de la Universidad de Valencia, Carlos Rom¨¢ Mateo, asegura que ¡°afortunadamente, los cambios epigen¨¦ticos son din¨¢micos y no precondicionan como lo pueden hacer las mutaciones gen¨¦ticas. Gracias a ello, el estilo de vida y la nutrici¨®n pueden afectar tanto nuestro epigenoma como el de nuestros descendientes. Todo esto quiere decir que ante el hipot¨¦tico caso de que transmiti¨¦ramos una memoria epigen¨¦tica a nuestros descendientes que los precondicionara a ser obsesos, nuestros hijos tambi¨¦n podr¨ªan adoptar h¨¢bitos de vida saludables que evitaran ese destino¡±. Entonces, con una dieta saludable, ejercicio y vida sana, ?podemos cambiar nuestra gen¨¦tica? ¡°No", contesta el doctor Jos¨¦ Miguel Garc¨ªa Sagredo: "Lo que podemos cambiar es la expresi¨®n de nuestros genes¡±.
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