11 hombres brutalmente honestos: "As¨ª fue estar en el parto de mi pareja"
Todo lo que no cuentan los padres de la experiencia en el quir¨®fano: a veces no es tan bonita, pero vale la pena
"Si no fuera porque tiene un componente emotivo, ser¨ªa algo desagradable". As¨ª de claro es Antonio Mar¨ªa Ruiz de Adana, profesor de 37 a?os, al hablar sobre los nacimientos de sus hijas, acontecimientos a los que, por otro lado, no dud¨® en asistir. Cuando naci¨® la mayor, Marina, que ahora tiene 6 a?os, todo fue relativamente bien. Con Berta, de 2, fue diferente: la pareja acudi¨® tranquila y por segunda vez al mismo hospital de Ja¨¦n para un parto programado, que acab¨® complic¨¢ndose. El beb¨¦ se qued¨® encajado y le faltaba ox¨ªgeno por lo que hab¨ªa que intervenir de forma urgente. Unos f¨®rceps introducidos al rev¨¦s sirvieron para hacer espacio en la mujer y sacar a la peque?a. "Me dijeron solo qu¨ªtate, y me dejaron all¨ª", y vivi¨® el procedimiento desde la esquina de un paritorio en el que cada vez iba entrando m¨¢s gente y donde la sangre se convirti¨® en un elemento protagonista. Al pasillo lo mandaron con el beb¨¦ reci¨¦n nacido envuelto en una toalla mientras dentro cos¨ªan a su mujer. Tard¨® varios meses en olvidar el impacto.
"Una situaci¨®n as¨ª puede llegar a ser traum¨¢tica", considera Jos¨¦ ?ngel Moreno, otro de los padres decididos a acompa?ar a su pareja en el alumbramiento. Su experiencia, sin embargo, fue mucho m¨¢s tranquila. Este consultor inform¨¢tico de 37 a?os reconoce que solo en una ocasi¨®n, cuando la matrona se dipuso a ampliar el hueco por donde ten¨ªa que salir el peque?o "con unas tijeras gigantes", apart¨® la vista de lo que all¨ª estaba pasando. Un parto, el de Marco, que recuerda "incluso divertido" porque su mujer, preocupada por si estaba haci¨¦ndolo bien, paraba de cuando en cuando su labor, apretar, y preguntaba sobre si as¨ª era c¨®mo deb¨ªa proceder. Cuando el ni?o finalmente sali¨®, se lo pusieron a su madre y "nos dejaron solos durante dos horas. Ese fue el momento m¨¢s bonito".
Pens¨® que ser¨ªa igual cuando lleg¨® la hora de que el menor, Mart¨ªn, de 3 a?os, naciera en Majadahonda (Madrid). Pero no fue as¨ª. Ya en el hospital, los m¨¦dicos decidieron practicarle una ces¨¢rea de urgencia a la madre. "Fue de repente. Empezaron a llegar al paritorio y se llevaron a mi mujer. Fue un momento de agobio en el que me sent¨ª solo y no sab¨ªa qu¨¦ esaba pasando en el quir¨®fano".
El protocolo
Es el proceder habitual. Si se trata de una intervenci¨®n quir¨²rgica, el padre, como cualquier otra persona ajena al servicio sanitario, debe permanecer fuera. Si todo va seg¨²n lo previsto, tiene la puerta abierta. Seg¨²n la Gu¨ªa para padres y madres. Iniciativa parto normal publicada por la Federaci¨®n de Asociaciones de Matronas de Espa?a (FAME) en 2011, entre el 87 y el 96% de las mujeres est¨¢n acompa?adas por sus parejas en el parto. "La mayor¨ªa [de ellos] refiere la vivencia como agradable y se siente satisfecha con su labor de acompa?ante".
"Si no fuera porque tiene un componente emotivo, ser¨ªa algo desagradable", Antonio Mar¨ªa Ruiz de Adana
La OMS recomienda su presencia, igual que el Ministerio de Sanidad, que promueve su participaci¨®n en los hospitales. La Gu¨ªa de pr¨¢ctica cl¨ªnica sobre la atenci¨®n al parto normal consensuada por todas las comunidades aut¨®nomas recoge que "el acompa?amiento por parte de la pareja", o de quien la mujer prefiera (no tiene por qu¨¦ asistir el c¨®nyuge, puede hacerlo un familiar o un amigo), "aumenta su bienestar y parece mejorar los resultados del parto".
Hay voces en contra, como es el caso del conocido obstetra franc¨¦s afincado en Reino Unido y precursor del parto natural, Michel Odent, que publicaba en 2011 que la presencia del hombre (en general, no solo el padre) en el parto puede ser negativa porque provoca que la mujer genere adrenalina, algo que puede inhibir la liberaci¨®n de oxitocina, una hormona necesaria para que se produzcan las contracciones.
El sentir general va, no obstante, en sentido contrario. "Est¨¢ incluso mal visto no asistir al parto", reconocen estos padres, conocedores de casos en los que el progenitor ha preferido mantenerse al margen, quiz¨¢ por no sentirse con suficientes fuerzas o por el temor de complicar la tarea si al final ten¨ªan que atenderle a ¨¦l, y no solo a la madre, cuando llegara la hora.
Cuando la matrona se subi¨® encima de la barriga de la mujer de Alberto Gonz¨¢lez, abogado de 43 a?os, y "le introdujeron una especie de calzador" pens¨® que aquello "ten¨ªa una parte truculenta. Se asemeja a un matadero, y eso que no te dejan ver todo", contin¨²a relatando el parto de su primera hija, Julia, en el que pudo, incluso, hacer fotos. Cuando naci¨® la segunda, Violeta, "fue todo m¨¢s as¨¦ptico y con un ambiente m¨¢s r¨ªgido. No me atrev¨ª a sacar la c¨¢mara para capturar el despliegue que se monta para traer una vida al mundo".
En el paritorio de C¨®rdoba en el que recientemente naci¨® Rosa, la hija de Curro Ju¨¢rez, comerciante de 33 a?os, "el personal sanitario hablaba de sus cosas" mientras la criatura se asomaba al mundo por primera vez. Acompa?aba a su pareja pero, "entre las s¨¢banas que tapaban parte del cuerpo de mi mujer y que fue muy r¨¢pido, apenas 15 minutos y dos empujones, vi poco de lo que pasaba". Su papel fue principalmente de acompa?amiento. "Vi la cabecita cuando sal¨ªa y a la ni?a cuando se la pusieron a la madre", como si tuvieran prisa, porque aquel beb¨¦ de m¨¢s de 4 kilos y medio comenzara la vida junto a sus padres con la mayor brevedad posible.
El acompa?amiento
Las narraciones de estos hombres tienen muchos puntos en com¨²n. "Hay dolores, pero es un momento alegre", como lo ve Christian Nievas, responsable de desarrollo de negocio de 41 a?os. Hace 2 a?os que naci¨® Emma y ¨¦l, al recordarlo, de lo que habla es de c¨®mo evolucion¨® el rostro de su mujer pasando del esfuerzo, al dolor y a la sensaci¨®n de alivio, descanso y emoci¨®n cuando ya tiene a la peque?a en brazos y por fin pudo decir: "?Qu¨¦ bonita es!".
"Nuestro papel es acompa?ar a la persona que quieres en un proceso natural, que sigue sus tiempos", Christian Nievas
Este padre opina que ese era precisamente su papel, "acompa?ar a la persona que quieres en un proceso natural, que sigue sus tiempos". A su mujer la ingresaron a las diez de la noche de un d¨ªa y dio a luz casi 24 horas despu¨¦s, su presencia hizo que, aun as¨ª, estuviera tranquila dentro de lo que cabe. Esa sensaci¨®n, sin embargo, no anim¨® al marido a curiosear sobre lo que hac¨ªa la matrona con la madre y la ni?a: "Pens¨¦ que no iba a aportarme nada a nivel emocional".
?ngel David Toribio, encargado de mantenimiento de telecomunicaciones de 37 a?os, trat¨® de?no molestar cuando su mujer trajo al mundo?a ?ngel y Rodrigo, en And¨²jar, Ja¨¦n, de 7 y 4 a?os, respectivamente. ?l lo que quer¨ªa era acompa?arla. "No vi demasiado ni quise saber m¨¢s de lo que hab¨ªa all¨ª". Considera que eso no tiene "nada que ver con involucrarse en la paternidad".
De la misma opini¨®n Alan Gran¨¦, redactor publicitario de 39 a?os, que quiso ser el "brazo en que se agarraba" su mujer cuando lleg¨® la hora de que nacieran Mario y Alicia, hace 5 y 3 a?os. Adopt¨® la posici¨®n "menos gore", evitando saber "lo que sale o lo que cae".
Felicidad y nervios
"En los dos sitios", quiso estar Javier Valenzuela, con su mujer y con su hija, Elsa, que acaba de cumplir un mes. Vio la cabecita cuando empezaba a salir y no se le olvidar¨¢ la primera vez que la ni?a cogi¨® aire y empez¨® a respirar y a querer llorar. Porque lo de la palmadita en el culo para que el reci¨¦n nacido grite es algo queda para las pel¨ªculas. Su peque?a "naci¨® muy limpia y con un olor desconocido que te hace sentir bien. En ese momento todo tu cuerpo siente felicidad". Y nervios. A este alba?il de 35 a?os le temblaban las manos cuando le propusieron cortar el cord¨®n umbilical. Lo consigui¨® tras varios intentos.
El acompa?amiento por parte de la pareja, o de quien la mujer prefiera, aumenta su bienestar y parece mejorar los resultados del parto
Hay veces en las que, sin embargo, los padres tienen que dejar los nervios y los miedos a un lado y ser tan fuertes como sus mujeres, a las que no les queda m¨¢s remedio que estar all¨ª. La "alegr¨ªa desbord¨®" a V¨ªctor Ver¨®n Dezza cuando naci¨® Tom¨¢s, ahora con 9 a?os, en Torrelodones (Madrid). Un momento en "que la emoci¨®n te hace olvidar lo menos bonito" de un proceso que para ¨¦l fue muy especial. Para todos los hombres que han participado en este reportaje lo fue, pero puede que algo m¨¢s para este argentino, camarero de 43 a?os, que lleg¨® a sufrir los s¨ªntomas del embarazo de su mujer durante los primeros siete meses de gestaci¨®n. Un fen¨®meno conocido como S¨ªndrome de Couvade.
Los sentimientos cuando naci¨® Alexia, de 5 a?os, no tuvieron absolutamente nada que ver. A su mujer le hab¨ªan recomendado abortar por el riesgo que sufr¨ªa tanto el feto como ella por el grave hipertiroidismo diagnosticado en el embarazo. Con cinco meses, naci¨® la ni?a. "No ten¨ªa nariz y le faltaba parte de la oreja", describe el shock que sufri¨® nada m¨¢s verla en el paritorio. "Cuando mi mujer vio mi cara me dijo que no me preocupase que con cirug¨ªa hasta yo pod¨ªa ser guapo", bromea pasado el mal trago. "Ten¨ªa la emoci¨®n contenida, fue un nacimiento que no disfrutamos".
Necesarios en el parto natural
Por motivos distintos, la mujer de Emilio Flores no se siti¨® a gusto con el alumbramiento de su primera hija, Carlota de 4 a?os, y para el segundo decidi¨® que parir¨ªa a Greta en casa. Fue en la Nochevieja de 2013 y ¨¦l no fue el ¨²nico acompa?ante del parto. A Greta la vieron nacer su padre y su hermana sentados en el sof¨¢ del sal¨®n. Fue algo "salvaje en el sentido m¨¢s natural. Es un momento en el que nos retrotraemos, en el que conectamos con la esencia del ser humano", rememora este madrile?o de 43 a?os dedicado a la cooperaci¨®n al desarrollo. Sin epidural y con dolores, ella se sinti¨® satisfecha y ¨¦l tambi¨¦n, sobre todo cuando la primera ma?ana del a?o nuevo se despertaron los cuatro en la cama y as¨ª, sin los sobresaltos de estar en un hospital o de llegar a casa con uno m¨¢s, continuaron con la vida como si nada extraordinario hubiera pasado. Hab¨ªa un nuevo miembro pero hab¨ªa llegado en casa y con un papel "m¨¢s activo" por parte del padre que en el hospital.
Gorka Villar reconoce que es "muy aprehensivo con la sangre y las agujas" y que lleg¨® a pensar que podr¨ªa marearse cuando el primero de sus tres hijos naci¨® hace 11 a?os. No ocurri¨®. "No s¨¦ si es el instinto o qu¨¦ pero me cambi¨® el chip". Superados sus temores iniciales, puede que animado por la atm¨®sfera del parto natural, cort¨® el cord¨®n umbilical y se sorprendi¨® cuando le mostraron la placenta "de un color rojo que no hab¨ªa visto nunca. Me sent¨ª primitivo. Fue m¨¢gico coger a Nicol¨¢s", su segundo hijo, que ya tiene 10 a?os.
Por norma general, incluso los padres que han visto sufrir a sus parejas y a sus hijos luchando por salir adelante, quieren estar all¨ª, acompa?ando, formando parte del nacimiento, porque su vida va a cambiar desde el instante en el que llega al mundo uno m¨¢s. Cada vez est¨¢ m¨¢s cerca de desaparecer esa figura del progenitor pasivo, afortunadamente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.