Mam¨¢, tengo un abus¨®n en el m¨®vil
Aunque suene pol¨ªticamente incorrecto, cotillea su WhatsApp, su Instagram, su Hangouts¡ lo que use
Cuando yo era ni?a, los abusones estaban en el colegio, en el patio, en la calle, en el parque, se met¨ªan conmigo y con otros ni?os por estar gorditos, por ser torpes en deportes, por sacar buenas notas, por no llevar ropa de marca, por necesitar gafas o por lo que fuera. Pero los abusones se quedaban ah¨ª, al menos en la intimidad del hogar los ni?os est¨¢bamos seguros, lejos de los insultos y vejaciones de los acosadores, una lacra con datos estremecedores. Uno de cada 10 chavales de entre 12 y 16 a?os ha sido v¨ªctima de acoso y un tercio reconoce haber agredido f¨ªsicamente a otro compa?ero, seg¨²n un informe de Save the Children. Y las secuelas duran toda la vida.
Hoy la situaci¨®n, en principio, no es muy diferente, cualquier signo de diferencia es motivo de acoso: si al ni?o no le gusta jugar al f¨²tbol, malo, si a la ni?a s¨ª le gusta jugar al f¨²tbol, tambi¨¦n malo; si sacas malas notas y has repetido curso, lo tienes crudo, pero es que si sacas muy buenas notas tambi¨¦n te las puedes ver canutas. ?Lo mejor? Ser mediocre, invisible, del mont¨®n¡ qu¨¦ triste. La diversidad no est¨¢ tolerada. ?Y de d¨®nde sacar¨¢n los chicos estas ideas? ?Ser¨¢n un reflejo de lo que oyen o ven en casa? ?En los atascos de tr¨¢fico? ?En los partidos de f¨²tbol? ?En la televisi¨®n?
El f¨²tbol es sin duda uno de los mayores focos de generaci¨®n de conflictos. Los ni?os m¨¢s dulces y educados se pueden transformar en aut¨¦nticos energ¨²menos cuando se ponen a jugar un partido. Pero es que sus padres o madres no son menos. ¡°?Hijo!, no dejes que te robe el bal¨®n una chica¡±. As¨ª bramaba un padre a su ni?o en un partido entre dos equipos infantiles, en uno de los cuales jugaba mi hija, la misma que le estaba robando el bal¨®n a su hijo. Por suerte a¨²n era peque?a, no ten¨ªa m¨®vil ni ella ni el resto de chavales, porque si no, no s¨¦ qu¨¦ podr¨ªa haber pasado. La cosa se qued¨® ah¨ª, no trascendi¨®.
La cantidad de insultos, palabrotas y aberraciones ling¨¹¨ªsticas que un ni?o de 6? puede soltar en un WhatsApp es desmesurada
Unos cuantos a?os m¨¢s tarde, llegaron los m¨®viles a nuestras vidas, en plural, porque ser familia numerosa tiene esas consecuencias, que todo va en plural, por triplicado en mi caso. Adem¨¢s, siendo tan forofos de la tecnolog¨ªa como somos los padres, no cab¨ªa esperar otra situaci¨®n que a mis hijos tambi¨¦n les gustaran las pantallas. La edad t¨ªpica a la que un ni?o tiene su primer smartphone es a los 12 a?os, con el paso a la secundaria, tal y como apuntan algunos expertos, pero algunos ni?os lo tienen antes, puesto que se ha popularizado, por incre¨ªble que suene, como regalo de la primera comuni¨®n.
Y con todo esto, casi sin darnos cuenta, los abusones se han metido en mi casa. Ojal¨¢ los hijos nos dijeran ¡°?Mam¨¢, tengo un abus¨®n en el m¨®vil!¡± y pudi¨¦ramos actuar siempre r¨¢pido. Pero lo cierto es que no es as¨ª, no todos lo cuentan, con lo que la situaci¨®n a veces se convierte en insostenible sin que los padres tengamos conocimiento de ello.
La cantidad de insultos, palabrotas, aberraciones ling¨¹¨ªsticas, barbaridades y obscenidades que un ni?o de sexto de primaria puede soltar en un WhatsApp, hablado o escrito, es desmesurada. Si supieran la misma cantidad de palabras cultas que de disparates ser¨ªan catedr¨¢ticos de la lengua. Pero, a la vez, son tan ingenuos. Aunque algunos adultos tambi¨¦n lo son, lo cual es a¨²n peor. ?C¨®mo se pueden dejar pruebas escritas de tantas burradas? Pues s¨ª, adultos y ni?os caen en la trampa, se sienten liberados escribiendo lo m¨¢s explosivo que les pasa por la cabeza y solt¨¢ndolo en la red, como si fuera a perderse en la inmensidad del oc¨¦ano y nada fuera a pasar.
Dejar a un chico menor de edad usar un m¨®vil sin control adulto es una negligencia
Como madre no s¨¦ que debe doler m¨¢s, que acosen a tu hijo o que sea un acosador. Creo que lo segundo, pero que el ni?o sea un espectador pasivo tambi¨¦n es indignante. Y es tan complicado hablar con el padre o la madre del que acosa y explicarle lo ocurrido, tan doloroso. Espero no verme nunca en esa situaci¨®n, porque lo que tenemos que saber todos, es que el acosado se convierte en abus¨®n en un gran porcentaje de ocasiones. As¨ª que tenemos que estar dispuestos a o¨ªr lo que sea, por mucho que nos fastidie. Sin caer tampoco en la acusaci¨®n inmediata y el castigo f¨¢cil. El tema tiene mucha miga y habr¨¢ que llegar a la ra¨ªz del problema.
Por suerte la ingenuidad de la que hablaba antes es una aliada en esta cuesti¨®n. Si le has comprado un smartphone a tu chaval, debes ser un poco malo, un poco cotilla, por muy pol¨ªticamente incorrecto que suene. Cotillea su WhatsApp, su Instagram, su Hangouts¡ lo que use. Inter¨¦sate por sus amigos, por sus contactos. Adem¨¢s de sorprenderte leyendo el vocabulario que usa con sus amigos, detectar¨¢s si acosa, le acosan y deja pasar situaciones de acoso, o bullying, que es como se suele llamar desde que la jerga anglosajona nos ha invadido.
Dejar a un chico menor de edad usar un m¨®vil sin control adulto es una negligencia. La mayor¨ªa de servicios de internet, como las aplicaciones de mensajer¨ªa, no son aptos para ser usados por menores de 14 a?os, por lo que los padres tenemos una responsabilidad total si les permitimos usarlos. Nuestra responsabilidad es doble: tenemos que ser un modelo para ellos en el d¨ªa a d¨ªa, en nuestra vida; no tratar con desprecio a nadie; no hacer comentarios que ellos puedan copiar para acosar a alguien; ser respetuosos siempre con todo el mundo, no desearle mal a nadie y por supuesto, generar el clima de confianza necesario para que nos cuenten si les acosan, o si saben que est¨¢n acosando a alguien, para que nos dejen ver su m¨®vil y sobre todo que no se conviertan ellos mismos en abusones. As¨ª que atentos, porque los problemas crecen; los pa?ales, los biberones, las noches de mocos, pasan pronto, la adolescencia llega cada vez antes, y ahora adem¨¢s, gracias a internet, viene con servicio 24x7.
Eva Bail¨¦n es ingeniera en Telecomunicaciones y autora del blog todoeldiaconectados.com sobre nuevas tecnolog¨ªas para ni?os. Inici¨® la campa?a de Change.org "por unos deberes escolares justos".
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