El negro que puso el primer pie en el polo norte
Se cumplen 150 a?os del nacimiento de Matthew Henson, miembro de la expedici¨®n de 1909
¡°Creo que soy el primer hombre que se sienta en la cima del mundo¡±, celebr¨® Matthew Henson el 6 de abril de 1909. Estaba en el ?rtico, cubierto de hielo, y se lo comunicaba a Robert Peary, el jefe de la expedici¨®n que intentaba conquistar por primera vez el polo norte. Hab¨ªa llegado 45 minutos antes que Peary, un capit¨¢n de fragata conocido por su despotismo y su falta de escr¨²pulos. Henson, un hu¨¦rfano de familia pobre que hab¨ªa aprendido a leer con 12 a?os, se hab¨ªa adelantado a un militar de alta graduaci¨®n. Y adem¨¢s era negro.
¡°Peary ech¨® chispas¡±, record¨® a?os despu¨¦s Henson. Sin embargo, el blanco pas¨® a la historia como conquistador del polo norte y fue enterrado con honores bajo un impresionante monumento en el Cementerio Nacional de Arlington, en 1920. El negro, como los cuatro esquimales que acompa?aban a ambos, fue r¨¢pidamente olvidado. Encontr¨® un empleo en la Oficina de Aduanas, tras trabajar en un garaje, y acab¨® enterrado de mala manera en 1955 en un cementerio del Bronx de Nueva York.
¡°Creo que soy el primer hombre que se sienta en la cima del mundo¡±, celebr¨® Matthew Henson el 6 de abril de 1909
El 6 de agosto se cumplir¨¢n 150 a?os del nacimiento de Matthew Henson, para muchos el primer ser humano que puso un pie en el polo norte. Naci¨® en Maryland en 1866, un a?o despu¨¦s de la abolici¨®n de la esclavitud de los negros en EEUU. A los 12 a?os, hu¨¦rfano y sin haber pisado jam¨¢s una escuela, camin¨® hasta un buque mercante del puerto de Baltimore y, seg¨²n su biograf¨ªa oficial Compa?ero oscuro (de 1947), le espet¨® al capit¨¢n: ¡°Me llamo Matthew Alexander Henson y quiero ir al mar¡±.
En aquel barco, el ni?o aprendi¨® a leer y a escribir. Prosper¨®. Se las apa?¨® para conseguir un modesto trabajo en una tienda de Washington. Y all¨ª, en 1889, conoci¨® a Robert Peary, que ya hab¨ªa dirigido expediciones para explorar Groenlandia sobre trineos tirados por perros. Naci¨® una amistad. Un a?o m¨¢s tarde, Henson, con 24 a?os, se uni¨® a su primera misi¨®n, por el norte de la isla danesa. En la siguiente d¨¦cada, juntos recorrieron en diferentes expediciones unos 15.000 kil¨®metros sobre el hielo de Groenlandia y Canad¨¢, seg¨²n el recuento de National Geographic. Era el calentamiento para su conquista del polo norte, que algunos investigadores ponen hoy en duda.
Los ind¨ªgenas inuit que los acompa?aban aplaud¨ªan las habilidades de Henson para cazar, dirigir a los perros y chapurrear su idioma. ¡°Era m¨¢s esquimal que algunos de ellos¡±, brome¨® Peary. En su autobiograf¨ªa, Un explorador negro en el polo norte (1912), Henson alab¨® el sentido del humor de los esquimales y su capacidad de trabajo. ¡°Es cierto que los esquimales son de poco valor para el mundo comercial, debido probablemente a su aislamiento geogr¨¢fico, pero estas mismas personas iletradas y sin civilizar han prestado una valiosa ayuda en el descubrimiento del polo norte¡±, escribi¨®. Y a?adi¨®: ¡°La limpieza de los esquimales deja espacio para muchas mejoras¡±.
La supuesta suciedad de los inuit no deb¨ªa de ser tan exagerada. En 1986, el investigador estadounidense Allen Counter viaj¨® a Groenlandia en una misi¨®n cient¨ªfica y se top¨® con dos esquimales octogenarios y mestizos. Uno era mezcla con blanco y otro con negro. Aquellos dos ancianos eran los dos hijos que Peary y Henson tuvieron furtivamente con dos mujeres esquimales. Counter, profesor de la Universidad de Harvard, anunci¨® al mundo la existencia de Anaukaq Henson y Kali Peary. Y se los llev¨® en mayo de 1987 a cumplir su sue?o: conocer el lugar de nacimiento de sus padres y visitar sus tumbas.
Counter, tambi¨¦n explorador negro, tiene una biograf¨ªa ¨¦pica. En 1993, descubri¨® la ¨²nica comunidad de descendientes de esclavos africanos que pervive en Los Andes ecuatorianos. Como profesor de neurolog¨ªa de Harvard, ha recorrido los pueblos ind¨ªgenas de Am¨¦rica Latina para investigar los efectos de las intoxicaciones por plomo y mercurio en los ni?os que trabajan en las minas de oro o reciclan bater¨ªas de coche.
El Departamento de Defensa de EE UU afirma que Henson fue el primero en pisar el polo norte
En 1988, Counter utiliz¨® su carisma para conseguir que el presidente de EE UU, Ronald Reagan, accediera a trasladar los restos de Henson al Cementerio Nacional de Arlington, junto a los de Peary y otros h¨¦roes de la historia de EE UU, como los siete astronautas fallecidos en el accidente del transbordador Challenger un a?o antes. ¡°En aquel d¨ªa hist¨®rico [el 6 de abril 1909], fue Henson, un afroamericano, el primero que lleg¨® al polo y plant¨® la bandera estadounidense¡±, reza su biograf¨ªa en el cementerio del Departamento de Defensa de EE UU.
Sin embargo, existen dudas de que Henson, Peary y los cuatro esquimales ¡ªllamados Ootah, Egingwah, Seegloo y Ookeah¡ª realmente llegaran al polo norte. La organizaci¨®n Guinness World Records recuerda que la Royal Geographical Society respald¨® durante el siglo XX la victoria de la expedici¨®n de Peary frente a la del tambi¨¦n explorador estadounidense Frederick Cook, que asegur¨® con tufo de fraude haber llegado un a?o antes. Sin embargo, la Royal Geographical Society ya no apoya ni a Peary ni a Cook.
La National Geographic Society patrocin¨® la expedici¨®n de Peary, pero en 1989 concluy¨®, tras analizar documentos y las sombras de las fotograf¨ªas, que se hab¨ªan quedado a unos ocho kil¨®metros del polo norte. La velocidad del equipo en su regreso, endiablada comparada con la ida, tambi¨¦n despierta sospechas, aunque en 2005 los aventureros Tom Avery y Matty McNair repitieron el viaje de Peary y Henson en el mismo tiempo, sugiriendo que era posible, pese a las diferencias entre las expediciones.
Probablemente, nunca se sabr¨¢ si Henson, un negro que roz¨® la era de la esclavitud, fue realmente el primer ser humano que pis¨® el polo norte. Pero, en cualquier caso, su vida merece reconocimiento. En el a?o 2000, Henson fue galardonado, a t¨ªtulo p¨®stumo, con la medalla Hubbard, el mayor premio de la National Geographic Society, reservado a los h¨¦roes de la exploraci¨®n. Las manos blancas de Robert Peary hab¨ªan recogido la misma medalla en 1906. Casi un siglo antes.
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