?ltimas noticias sobre la bestia de G¨¦vaudan
DESDE LA IRRUPCI?N de los tel¨¦fonos inteligentes en nuestras vidas, vivimos en un mundo hiperconectado: recibimos una lluvia de mensajes, consultamos las noticias en cualquier momento y lugar. Sin embargo, las informaciones, de una forma u otra, siempre han viajado a gran velocidad, antes de la era de Internet, de la radio o la televisi¨®n. En su libro, 1927. El verano que cambi¨® el mundo?(RBA), el siempre ingenioso Bill Bryson cuenta c¨®mo los estadounidenses se manten¨ªan al tanto de la gran pasi¨®n nacional: el b¨¦isbol. ¡°Para los grandes acontecimientos, como la Serie Mundial, los peri¨®dicos de todas las ciudades importantes montaban tableros de resultados gigantes junto a las puertas de las oficinas y atra¨ªan a grandes multitudes. En muchas ciudades, los empresarios alquilaban teatros u otros locales de dimensiones considerables (el jard¨ªn del Madison Square Garden, por ejemplo) para ofrecer partidos simulados a los espectadores que pagaban por verlos. Un presentador relataba desde el escenario lo que ocurr¨ªa en un campo de b¨¦isbol lejano a partir de informaci¨®n fragmentada que proporcionaban los teletipos¡±, escribe Bryson.
Pero incluso antes del tel¨¦grafo, que en el siglo XIX cambi¨® por completo las comunicaciones (un invento que revolucion¨® la prensa de una forma bastante similar a lo que a finales del siglo XX ocurri¨® con Internet), las noticias llegaban a una velocidad incre¨ªble. La historia de un lobo terrible, la bestia de G¨¦vaudan, que devor¨® a decenas de personas en el sur de Francia en el siglo XVIII, puede servir para ilustrar la rapidez de la informaci¨®n en tiempos muy anteriores a la tecnolog¨ªa. Sobre aquellos sucesos que ocurrieron en una regi¨®n monta?osa situada en lo que hoy corresponde a Loz¨¨re, que es todav¨ªa el departamento menos poblado de Francia, se rodaron dos pel¨ªculas, la mejor de ellas fue El pacto de los lobos, que ofrec¨ªa una visi¨®n medio fant¨¢stica, medio pol¨ªtica de la historia con Vincent Cassel y Monica Bellucci. Pero la realidad es mucho m¨¢s impresionante porque nunca logr¨® aclararse el misterio de la bestia.
En menos de 24 horas, un muerto en el coraz¨®n rural y despoblado de francia ocupaba la primera plana en un diario brit¨¢nico.
En 1764, Francia comienza a padecer los asaltos de un extra?o animal, parecido a un lobo, pero con mucha m¨¢s fuerza y m¨¢s grande, que durante tres a?os mata a cerca de 100 personas en salvajes ataques, casi siempre ni?os y mujeres que estaban solos. Era un momento muy delicado para el pa¨ªs porque la nobleza se enfrentaba a un creciente malestar popular por el hambre, la pobreza y la injusticia, que acabar¨ªa estallando en la revoluci¨®n de 1789. Se abatieron varios lobos especialmente imponentes, pero los ataques continuaron hasta que un extra?o personaje, Jean Chastel, acab¨® con una criatura en junio de 1767. Solo entonces las muertes se detuvieron. Sin embargo, Chastel ten¨ªa fama de pertenecer a una familia de brujos, acusada a su vez de diferentes cr¨ªmenes y, sobre todo, de ejercer poderes sobre animales para azuzarlos contra los hombres. ?Era ¨¦l en el fondo el responsable de la bestia? Nunca lo sabremos. El animal muerto fue trasladado a Par¨ªs, pero apestaba tanto que el rey mand¨® que fuese incinerado antes de que Buffon, el naturalista m¨¢s famoso de su tiempo (y del nuestro), pudiese examinarlo (otras versiones dicen que s¨ª lo hizo, aunque no dej¨® documento alguno de la autopsia).
Pero la historia va mucho m¨¢s all¨¢ de la magia. Alcanz¨® una enorme relevancia pol¨ªtica porque la caza de la bestia se convirti¨® en un asunto de Estado. Luis XV, que rein¨® durante casi medio siglo, viv¨ªa un momento de crisis despu¨¦s de la guerra con Inglaterra por los territorios franceses de ultramar. Los enemigos de Francia, sobre todo Londres, aprovecharon la incapacidad de los ej¨¦rcitos reales para acabar con la bestia para ilustrar la debilidad del monarca. Por ese motivo, las noticias de cada ataque eran publicadas al d¨ªa siguiente por diarios europeos: en menos de 24 horas, un muerto en el coraz¨®n rural y despoblado de Francia ocupaba la primera plana de un peri¨®dico de la capital brit¨¢nica.
¡°Las noticias viajaban a gran velocidad a trav¨¦s del servicio de correos¡±, explica el historiador franc¨¦s Michel Pastoureau. ¡°Se dice muy pocas veces, pero el servicio postal se organiz¨® muy pronto y muy bien a partir del siglo XVI, las noticias circulaban muy r¨¢pidamente en Europa, en forma de informes, con peri¨®dicos impresos a toda prisa. Hay postas en todas partes. Es lo que m¨¢s me choc¨® en esta historia, que en el siglo XVIII ocurriera algo en el coraz¨®n de Francia y en Londres se conociera solo 24 horas m¨¢s tarde¡±. Nunca sabremos qu¨¦ hab¨ªa detr¨¢s de aquella bestia, salvo que fue la primera historia de terror de un mundo que empezaba a caminar hacia la globalizaci¨®n.
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