Los lime?os ocupan su calle
El movimiento Ocupa Tu Calle trata de recuperar el espacio p¨²blico en Lima a partir de materiales baratos y sostenibles
Lima la horrible. El t¨ªtulo de un ensayo del poeta y dramaturgo Sebasti¨¢n Salazar Bondy se ha fijado en el ¨²ltimo medio siglo como sobrenombre fat¨ªdico a la otrora Ciudad de los Reyes, capital del Virreinato del Per¨², que se extend¨ªa desde el istmo de Panam¨¢ hasta la Tierra del Fuego. ¡°Una tregua en el arenal¡±, escrib¨ªa el autor, en la que millones de personas ¡°se dan de manotazos, en medio de bocinas, radios salvajes, congestiones humanas y otras demencias contempor¨¢neas, para sobrevivir¡±, y donde ¡°las barriadas populares chorrean paralelas al r¨ªo desde los cerros eriazos y melanc¨®licos el terral de su miseria, y cercan por otros puntos la urbe con su polvo, su precariedad y su tristeza¡±.
Salazar Bondy muri¨® en 1965, pero sus palabras no solo han conservado su vigencia sino que se han visto reforzadas con el paso del tiempo: la migraci¨®n procedente del interior del pa¨ªs ha ido asent¨¢ndose ca¨®ticamente en los cerros que rodean la urbe, ganando terreno al desierto, sin que la autoridad municipal pensara siquiera en instaurar un orden. Lima se ha convertido una megal¨®polis de m¨¢s nueve millones de habitantes en la que un n¨²cleo urbano se ha visto cercado, en tres de los cuatro puntos cardinales, por gigantescos asentamientos humanos que empiezan su andadura sin luz, agua o servicio b¨¢sico alguno. Y en el cuarto punto, el oeste, se mantiene, impert¨¦rrito, el oc¨¦ano Pac¨ªfico.
¡°Lima es una de las pocas ciudades de Am¨¦rica Latina que ha tenido un crecimiento urbano informal explosivo en los ¨²ltimos 60 a?os¡±, explica el arquitecto y urbanista Enrique Cort¨¦s. ¡°Aproximadamente, las tres cuartas partes del suelo urbano de la ciudad han tenido una ocupaci¨®n ilegal, con un proceso de consolidaci¨®n bastante lento¡±. Durante d¨¦cadas, miles y miles de personas procedentes de la selva y la monta?a se han trasladado a la capital en busca de un futuro mejor, construyendo sus casas en terrenos des¨¦rticos con algunos ladrillos y, con suerte, una capa de pintura. ¡°Este fen¨®meno sigue d¨¢ndose hasta el d¨ªa de hoy¡±, afirma se?alando que las sucesivas legislaciones ¡°fomentan este crecimiento¡±, lo que ha generado ¡°costos alt¨ªsimos en desarrollar redes de servicios p¨²blicos, como por ejemplo el agua y el desag¨¹e¡±.
La masificaci¨®n, la escasez de recursos y la falta de planificaci¨®n han impedido la creaci¨®n de espacios p¨²blicos que creen un tejido social y transformen un asentamiento en un barrio y a sus pobladores en vecinos. A muchos de ellos se les sigue denominando con la palabra "invasores".
A pesar de ser una tierra tan distinguida, en Leticia el espacio p¨²blico brilla por su ausencia
Ante la falta de inter¨¦s o de presupuesto de los gobiernos municipales, un buen grupo de personas ha decidido revertir esa situaci¨®n organiz¨¢ndose en movimientos que buscan juntar la pericia profesional, el voluntariado y la experiencia vecinal. Es el caso de Ocupa Tu Calle, una estrategia promovida por el observatorio ciudadano Lima C¨®mo Vamos (que forma parte de una red de m¨¢s de 70 ciudades latinoamericanas) que interviene zonas en desuso para recuperar el espacio p¨²blico. En su poco m¨¢s de a?o y medio de andadura ya ha realizado m¨¢s de una decena de intervenciones en distritos tan dispares como Miraflores y Villa Mar¨ªa del Triunfo: si el presupuesto por cada vecino del primero son 2.193 soles (609 euros), el del segundo baja hasta los 132 (36,7 euros), seg¨²n el ¨²ltimo informe anual de Lima C¨®mo Vamos.
¡°Este mes estamos haciendo tres intervenciones¡±, comenta Bel¨¦n Desmaison, coordinadora de Ocupa Tu Calle, arquitecta urbanista y docente en la Pontificia Universidad Cat¨®lica del Per¨². ¡°Cuando Ocupa Tu Calle estaba comenzando, nos acerc¨¢bamos a los lugares donde pod¨ªamos intervenir y contact¨¢bamos con los actores sociales¡±, explica mientras supervisa, plano en mano, una de las ¨²ltimas acciones de la iniciativa, en el distrito del R¨ªmac, muy cerca de las Cinco Esquinas donde Mario Vargas Llosa se ha inspirado para titular su ¨²ltima novela y ejemplo de la paradoja lime?a: edificios hist¨®ricos se yerguen entre zonas m¨¢s o menos planificadas y otras directamente invadidas, con calles de tierra que ni siquiera reciben un nombre.
¡°Ahora es m¨¢s bien al rev¨¦s¡±, contin¨²a Desmaison. ¡°Hay municipalidades, empresas privadas y vecinos que nos contactan¡±. La intervenci¨®n en el R¨ªmac se realiza en el asentamiento de Leticia, a escasos metros del r¨ªo R¨ªmac, que da nombre al distrito y, de paso, a la propia ciudad de Lima. A partir de los a?os 50, la inmigraci¨®n comenz¨® a asentarse en las faldas del Cerro de San Crist¨®bal, considerado apu (divinidad de la monta?a) de la ciudad en sus or¨ªgenes incas y conquistado por Francisco Pizarro en 1536, que hizo construir una capilla y una cruz en su cumbre.
Iniciativas como Ocupa Tu Calle tienen la ventaja de que son baratas y r¨¢pidas de implantar, frente a los proyectos oficiales
A pesar de ser una tierra tan distinguida, en Leticia el espacio p¨²blico brilla por su ausencia: las casas se acumulan en las laderas del cerro sin soluci¨®n de continuidad. Los mototaxis solo pueden circular por algunas calles asfaltadas y otras de tierra, pero no pueden meterse por callejones creados a ra¨ªz del descontrol. Las aceras son un lujo y las farolas una excepci¨®n.
Los obreros de la municipalidad est¨¢n trabajando en un peque?o espacio junto a una pista de f¨²tbol. Una de las escasas calzadas asfaltadas, por un lado, y un peque?o terrapl¨¦n, por el otro, cierran este tri¨¢ngulo donde hasta ahora solo hab¨ªa tierra y un par de ¨¢rboles. ¡°Primero nos sentamos y hacemos un conteo de qu¨¦ actividades pasan a lo largo de una semana t¨ªpica¡±, explica la coordinadora de Ocupa Tu Calle. ¡°Tambi¨¦n preguntamos a la gente y hacemos encuestas¡±. La pista solo sirve para los hombres que juegan al f¨²tbol y los vecinos echaban en falta sitios para que las mujeres pudieran practicar voleibol, o divertirse los ni?os. Con la intervenci¨®n, las mujeres tienen un espacio donde tener ocio ¡°mientras cuidan a los ni?os que juegan en la zona¡±.
A partir de ah¨ª, proponen un dise?o a la municipalidad y los vecinos. Los materiales son donados por empresas: neum¨¢ticos, pal¨¦s, tablones de madera, grava, etc¨¦tera. Los voluntarios los acondicionan (por ejemplo, lijando y pintando la madera de los pal¨¦s) y los implantan junto a los vecinos. De la parte m¨¢s necesitada de mano experta, como el uso de hormig¨®n, se encargan alba?iles contratados por la municipalidad.
¡°Hacemos una medici¨®n posterior. Preguntamos a la gente qu¨¦ piensa del lugar, qu¨¦ les falt¨® o c¨®mo mejor¨®, uno o dos meses despu¨¦s¡±, contin¨²a Desmaison. ¡°Sabemos que es un proceso que no termina nunca: precisamente porque utilizamos materiales reciclados, se pueden dar mejor¨ªas¡±.
Las reticencias de los vecinos por el uso de materiales reciclados y las negociaciones con los comerciantes son los principales escollos en cada intervenci¨®n
Una plaza para los libreros
El pasado enero, uno de los puntos m¨¢s bohemios de Lima sufri¨® un serio rev¨¦s. En el jir¨®n Quilca, calle que nace en la c¨¦ntrica Plaza de San Mart¨ªn y muere seis manzanas m¨¢s all¨¢ en la Avenida Alfonso Ugarte, se encuentran desde tiendas de objetos y revistas antiguas hasta establecimientos especializados en DVD piratas de pel¨ªculas inencontrables, pero sobre todo una gran cantidad de librer¨ªas de todo tipo y condici¨®n. Muchas de estas ¨²ltimas llevaban casi 20 a?os en unos terrenos que pertenec¨ªan al Arzobispado de Lima, que los desaloj¨® a principios de a?o, en lo que fue uno de los mayores golpes a la cultura local.
Tres meses despu¨¦s se inauguraba la Plazoleta de la Integraci¨®n, tan nueva que los polic¨ªas desconocen su ubicaci¨®n si les preguntas por ella. Hasta el pasado abril solo se trataba de un trozo de tierra junto al r¨ªo, desde donde se pod¨ªa ver el Palacio de Gobierno, justo en la otra orilla. Se trata de una intervenci¨®n de Ocupa Tu Calle con el apoyo de la Municipalidad de R¨ªmac. Neum¨¢ticos y carretillas transformados en macetas, pal¨¦s convertidos en bancos, bobinas de madera haciendo de mesas, y un gigantesco mural del artista local Elliot T¨²pac. El distrito lleg¨® a un acuerdo con los libreros desahuciados de Quilca para que pudieran usar la plaza. Ahora, una serie de casetas pintadas de blanco se abren llenas de libros a este lugar junto al puente que cruza el r¨ªo.
¡°Las municipalidades en principio eran un poco reacias¡±, advierte la coordinadora de Ocupa Tu Calle. "Incluso los vecinos dudan de c¨®mo van a quedar las cosas con materiales reciclados, piensan que son desperdicios". Una vez que ven el resultado, cambian de opini¨®n. ¡°La idea es que los vecinos lo gestionen, se encarguen de reemplazar una de las llantas, al ser un material barato y f¨¢cil de conseguir y de realizar el mantenimiento. La primera dificultad es el cambio de chip de las personas¡±.
Aparte de la desconfianza en los materiales, hay otros escollos. ¡°Hemos trabajado delante de comercios y les hemos quitado su estacionamiento¡±, se?ala Desmaison. ¡°Pero este mismo tipo de espacio es el que luego es ocupado por el cliente que compra los productos y los comerciantes acaban normalmente por encargarse de mantener esos lugares porque son conscientes de que mejora la imagen de la zona¡±.
Lo verde, un lujo
Iniciativas como Ocupa Tu Calle tienen la ventaja de que son baratas y r¨¢pidas de implantar, frente a los proyectos oficiales. ¡°Normalmente, los proyectos de mejora de los espacios p¨²blicos son car¨ªsimos, un proyecto peque?o como un parque necesita de una aprobaci¨®n que se puede demorar hasta cuatro o cinco a?os¡±, lamenta la arquitecta. ¡°Los nuestros tienen un promedio de entre mes y medio a cuatro meses, y adem¨¢s son microintervenciones: no necesitamos hacer un parque gigante, lo que es inviable en muchas partes de Lima¡±.
La capital de Per¨² est¨¢ en medio de un desierto ¡ªes la segunda ciudad m¨¢s grande del mundo en uno, tras El Cairo¡ª y eso hace que las ¨¢reas verdes ¡°requieran un coste de mantenimiento alt¨ªsimo, insostenible y que muchas veces desemboca en el abandono¡±, advierte Desmaison. Por eso, ellos se centran en materiales ¡°secos¡±. Su colega Enrique Cort¨¦s tambi¨¦n apunta al problema de financiaci¨®n, ¡°en muchos de estos parques se tiene que cobrar una cantidad de dinero para entrar y usar sus instalaciones¡±. Adem¨¢s, la principal fuente de agua que abastece la ciudad, el propio r¨ªo R¨ªmac, ¡°va reduciendo su caudal a?o a a?o debido a la desglaciaci¨®n de las cumbres andinas producto del cambio clim¨¢tico¡±. Algo que prioriza otros usos m¨¢s esenciales que las zonas verdes.
Cort¨¦s destaca la gran cantidad de iniciativas, promovidas por ONG, colectivos de estudiantes de arquitectura y las propias universidades ¡°proponiendo proyectos pilotos de mejora de espacios p¨²blicos, sobre todo en las laderas de los cerros¡±. Y con una participaci¨®n vecinal importante. ¡°Lamentablemente, muchos tienen que ser financiados por organizaciones internacionales ya que los recursos de los municipios son escasos y a veces el apoyo del Estado es bastante reducido¡±. Proyectos sostenibles, responsabilidad municipal y colaboraci¨®n vecinal son los ingredientes para el ¨¦xito urbano en un entorno fr¨¢gil e hist¨®rico como el de la Ciudad de los Reyes.
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