A partir de ahora, no le dar¨¢n susto las ara?as
La mayor¨ªa de ellas son incapaces de atravesar la piel humana con sus mordiscos. Pero comen mosquitos como nadie¡
Ya le contamos que las picaduras de medusa no se alivian con orina, ni los tiburones son los predadores desalmados que nos muestran las pel¨ªculas de terror. Muchas de las certezas que tenemos asumidas con respecto a los animales son falsas y, en ocasiones, pueden resultar tan perjudiciales para ellos como para nosotros: creer a pies juntillas en la agresividad de los escualos es un impulso igual de err¨®neo que confiar en la bondad de una vaca. En esta segunda entrega de mitos animales, le presentamos a la falsa ara?a m¨¢s peligrosa del mundo y desmitificamos algunas de las creencias asociadas a la serpiente: este misterioso reptil acumula muchas de las leyendas m¨¢s inquietantes y extendidas en el imaginario colectivo. ?Sabe qu¨¦ hacer si le atacan abejas? No, no se meta en el agua. Siga leyendo.
Osos: el olor de la regla no les vuelve agresivos
El olfato de un oso es cien veces superior al del ser humano y mejor que el de cualquier sabueso de rastreo, as¨ª que puede rastrear casi cualquier olor, por muy d¨¦bil que sea. Pero, ?esa extraordinaria capacidad es motivo para atacar a humanos? En 1967, en el Estado de Montana (EE UU), dos mujeres murieron por el ataque de dos osos grizzlies en el Parque Nacional Glacier. Los investigadores concluyeron que el hecho de que una de ellas estuviera menstruando origin¨® el suceso. Tras la tragedia, recogida por el periodista Jack Olsen en su libro Night of the Grizzlies, el Servicio de Parques y otras agencias advirtieron a las mujeres de que la sangre del periodo podr¨ªa atraer a los osos y desencadenar un ataque. Sin embargo, no exist¨ªan precedentes ni evidencias cient¨ªficas que respaldasen esa teor¨ªa.
¡°Tras realizar estudios en 1991 con osos negros (Ursus americanus), la especie m¨¢s com¨²n en Estados Unidos, e investigaciones en 1985 con osos pardos (Ursus arctos), donde se analizaron cientos de ataques, incluyendo el de 1967, no se encontr¨® ninguna vinculaci¨®n con la menstruaci¨®n¡±, explica el bi¨®logo y fot¨®grafo ?ngel M. S¨¢nchez. Los dos osos implicados en el famoso ataque estaban condicionados por la comida, seg¨²n relata el libro Backcountry Bear Basics (Mountaineers Books, 2006), de Dave Smith, donde se explica que, como habituales consumidores de basura, los osos hab¨ªan aprendido a relacionar la comida con los seres humanos, un error fatal para sus v¨ªctimas y para ellos mismos. ¡°Aunque un informe del Parque Nacional Yellowstone (EE UU) concluy¨® que no hab¨ªa ninguna evidencia, el Servicio de Parques recomienda a las mujeres el uso de tampones en lugar de compresas y productos menstruales sin perfume para reducir el nivel de est¨ªmulo oloroso¡±, apunta S¨¢nchez.
"Ante una mordedura de serpiente, calme a la v¨ªctima, mantenga la zona de la mordedura inmovilizada por debajo del nivel del coraz¨®n y vaya lo antes posible a un hospital¡± (Fernando Mateos, bi¨®logo)
?Hay algo de verdad en el mito? ¡°Un estudio de 1983 con osos polares (Ursus maritimus) en cautiverio demostr¨® que, expuestos a una serie de est¨ªmulos olorosos, respondieron fuertemente solo a los olores derivados de la foca y los tampones usados. Sin embargo, las pruebas se limitaron a una muestra de cuatro osos y doce encuentros en vivo con mujeres menstruando. Comparativamente, los osos estuvieron mucho menos interesados en los olores de la sangre menstrual que en los de cualquier tipo de alimento¡±, se?ala este experto en vida salvaje.
Serpientes: no atacan a mujeres lactantes
Las serpientes est¨¢n entre la fauna que m¨¢s falsas creencias ha generado a lo largo de la historia: que las hay con pelo, que clavan la cabeza en el suelo y dan latigazos o que hipnotizan a sus presas con la mirada. La culebra bastarda protagoniza una de las leyendas m¨¢s arraigadas en Espa?a, encarnando la popular bicha. Extendida por buena parte de nuestra geograf¨ªa, la historia de la serpiente que bebe del seno de la mujer lactante cuando se queda dormida es una escena mitol¨®gica que ha quedado grabada en nuestra Historia del arte (est¨¢n representadas, por ejemplo, en los capiteles de iglesias de Burgos, Huesca o Asturias) y en nuestra literatura, como en la obra de Camilo Jos¨¦ Cela Mazurca para dos muertos (1984). ¡°En algunos sitios se dice que para que los beb¨¦s no lloren y despierten a la madre, la serpiente le pone la cola en la boca como si fuera un chupete. Tambi¨¦n existe el mito de que las culebras entran en las cuadras para mamar de las vacas. No tiene fundamento real: ni beben leche ni tienen la boca preparada para succionarla, de una mujer o de cualquier otro mam¨ªfero¡±, indica el bi¨®logo David ?lvarez.
Tan ficticio es esto como pensar que sus mordeduras se solucionan emulando a los western, donde el h¨¦roe, cuchillo en mano, hace un corte en la herida de la v¨ªctima y succiona el veneno del ofidio, que luego escupe en un gesto de orgullosa dureza. ¡°No solo no servir¨ªa para eliminar el veneno, sino que aumentar¨ªa el estr¨¦s de la persona atacada, acelerar¨ªa su ritmo cardiaco y el veneno har¨ªa efecto antes, con el riesgo de producir una infecci¨®n de peores efectos que la propia mordedura¡±, alerta ?lvarez.
Para Fernando Mateos, doctor en ecolog¨ªa del comportamiento y miembro de la Sociedad Espa?ola de Etolog¨ªa y Ecolog¨ªa Evolutiva, el conocido m¨¦todo de las pel¨ªculas provocar¨ªa tambi¨¦n el envenenamiento del succionador, al absorber el veneno a trav¨¦s de la mucosa bucal. ¡°Un estudio de la Universidad de California (EE UU) confirm¨® que ni siquiera usando un equipo de extracci¨®n se sacar¨ªa algo de veneno: los colmillos de, por ejemplo, una v¨ªbora de Russell, miden casi dos cent¨ªmetros de largo y una incisi¨®n efectiva seccionar¨ªa arterias, m¨²sculos y nervios. En casi todas las situaciones, lo recomendado es calmar a la v¨ªctima, manteniendo la zona de la mordedura inmovilizada por debajo del nivel del coraz¨®n y desplazarse lo antes posible a un hospital¡±, aconseja este experto.
¡°Si se mete en el agua y no se ha alejado lo suficiente, las abejas seguir¨¢n atac¨¢ndole cada vez que salga a respirar" (Mateos)
En caso de que en su camino se cruce con una serpiente y esta le llegue a morder, no se haga el valiente: ¡°Siempre hay que tranquilizarse y acudir a un centro de salud¡±, se?ala ?lvarez. La mayor¨ªa de las serpientes de la Pen¨ªnsula ib¨¦rica no son venenosas, solo cinco lo son y, de ellas, tres podr¨ªan entra?ar alg¨²n peligro, si sus mordeduras no fueran tratadas. En muy pocas ocasiones llegan a ser fatales, menos de un 1% de todos los casos ocurridos entre 1997 y 2006. ¡°Tambi¨¦n son venenosas las culebras bastardas, pero inoculan el veneno con los dientes posteriores, por tanto, no lo hacen al morder, sino al tragar la presa¡±, advierte este bi¨®logo.
Aunque no le acaben de gustar, recuerde que la mayor¨ªa de las serpientes son inofensivas. Si se encuentra una, d¨¦jela tranquila, nunca le perseguir¨¢ ni intentar¨¢ morderle de no sentirse amenazada. ¡°En pocas ocasiones, los ataques se deben a accidentes al mover rocas o al pisar involuntariamente a la serpiente. La mayor¨ªa de las mordeduras se dan cuando se intenta manipular o matar al animal. Cuando se acorrala a una serpiente venenosa, tratar¨¢ de escapar e, incluso si nos muerde, lo puede hacer sin inyectar veneno. Lo m¨¢s normal es que las serpientes huyan de usted al detectarle, y ni las vea¡±, asegura el bi¨®logo Mateos.
Murci¨¦lagos: no auguran el mal de amores
Los murci¨¦lagos no solo inspiraron los c¨®mics de Batman. En muchos pa¨ªses se ha extendido la creencia de que los quir¨®pteros aterrizan y se enmara?an en el pelo de las personas de forma voluntaria. ¡°Por ejemplo, en Francia se cree que cuando un murci¨¦lago se enreda en el pelo de una mujer es una se?al que indica que la relaci¨®n amorosa va a fracasar, y en algunas zonas de Estados Unidos se dice que el pelo se vuelve gris y da mala suerte¡±, relata David ?lvarez, quien confirma que no hay ning¨²n peligro real.
¡°Es muy dif¨ªcil que un murci¨¦lago se llegue a enredar en el pelo de alguien, a no ser que sea por casualidad al entrar en una cueva o una casa abandonada donde habite un gran n¨²mero, y al volar acaben tropezando y enred¨¢ndose al pelo. Como en muchos otros mitos, la imaginaci¨®n y la exageraci¨®n de un hecho casual han dado lugar a esta falsa creencia¡±, sostiene este especialista.
Ara?as: la m¨¢s venenosa del mundo no es una ara?a
Las ara?as muerden con quel¨ªceros, unas piezas especiales que tienen en la boca, ¡°sin embargo, muy pocas especies pueden hacer da?o. En la mayor¨ªa de los casos, ni siquiera pueden atravesar nuestra piel con este ¨®rgano¡±, llama a la calma Mateos. Adem¨¢s, no todo aquello a lo que llamamos "ara?a" en realidad lo es, como ocurre con el opili¨®n, visitante frecuente de nuestras casas. ¡°Un mito arraigado en Estados Unidos lo llega a considerar como la ara?a m¨¢s venenosa del mundo. Sin embargo, son inofensivos, ya que no tienen gl¨¢ndulas venenosas¡±, recuerda el experto. Su aspecto es el de la imagen que est¨¢ bajo estas l¨ªneas. ?Se ha encontrado con alguno? Pues no huya.
Pero, ?qu¨¦ hacer si encuentra una ara?a recorriendo las paredes de su casa? ¡°Una opci¨®n es dejarla estar y que se coma los mosquitos. Si prefiere no tenerla cerca, no use violencia innecesaria ni perfume su casa con veneno que acabe en su comida. La soluci¨®n es simple: use la t¨¦cnica del papel y el vaso. Cubra la ara?a con un vaso y deslice el papel bajo la ara?a, atrap¨¢ndola. As¨ª puede liberarla en el jard¨ªn o el balc¨®n, para que siga ayudando a deshacerse de los mosquitos¡±, aconseja el bi¨®logo: ¡°Si busca en la Red videos de ara?as del g¨¦nero Maratus, no pasar¨¢ miedo, sino que empezar¨¢ a ver a estos seres con ojos m¨¢s amables¡±.
Por alarma del inquietante virus Zika, los mosquitos se han puesto de moda en la escala de alerta animal. Y como pasaba con los ar¨¢cnidos, otros insectos similares en apariencia a los mosquitos cargan injustamente con los mismos prejuicios. ¡°Proliferan las noticias preocupantes y nos sugestionamos colectivamente viendo peligros donde no existen. Un ejemplo es confundir a las inofensivas t¨ªpulas con mosquitos gigantes. Alguna vez se las puede ver revolotear torpemente alrededor de alguna farola. Parecen mosquitos vigor¨¦xicos, capaces de dejarte seco de un sorbo, pero en realidad son inofensivos. Sus larvas, en algunas especies, depredan a los verdaderos mosquitos. En fase adulta (imago) se alimentan de n¨¦ctar, o directamente no comen y se dedican solo al amor¡±, explica este bi¨®logo.
Abejas: no paran de picarle porque se meta en el agua
¡°En Espa?a, hasta hace poco, no nos preocup¨¢bamos mucho por las garrapatas y se las relacionaba m¨¢s con las mascotas. Pero la situaci¨®n est¨¢ cambiando a causa de factores como el calentamiento global y los cambios en la gesti¨®n de h¨¢bitats, que hacen aumentar su distribuci¨®n y sus poblaciones¡±, explica Fernando Mateos. La manera de extraerlas suscita abundantes mitos. M¨¦todos que emplean algunos propietarios de mascotas como el fuego, la gasolina, la acetona, el barniz o en frotar con sal, hay que descartarlos. ¡°Lo correcto es usar unas pinzas finas para sujetar la cabeza de la garrapata, y tirar hacia fuera hasta sacarla, sin retorcerla ni presionar el cuerpo. Hay que evitar que la garrapata regurgite dentro de nuestra piel, lo que ocurrir¨ªa si la apretamos, ahogamos o matamos antes de sacarla. Una vez fuera, mejor guardarla en un botecito con alcohol. Si en los d¨ªas siguientes se enrojece la zona de la picadura o aparecen s¨ªntomas de gripe, se recomienda ir al m¨¦dico con la garrapata extra¨ªda¡±, aconseja este bi¨®logo.
?Camina pl¨¢cidamente por el bosque y se ha topado con abejas? Corra sin mirar atr¨¢s y no pare hasta encontrar refugio en un veh¨ªculo o en una casa. Y, aunque lo haya escuchado, nunca salte al agua para escapar. ¡°Si no se ha alejado lo suficiente, estos animales? seguir¨¢n atac¨¢ndole cada vez que salga a respirar. No se entretenga en sacudirlas o matarlas, ya que sus movimientos le facilitan su localizaci¨®n. Cuando las abejas extienden el aguij¨®n, o cuando lo dejan clavado en su objetivo, segregan feromonas de alarma que atraen a m¨¢s abejas, que a su vez seguir¨¢n atacando hasta que se marche o deje de moverse. C¨²brase la cara, aunque sea con una camiseta, para proteger la visi¨®n: si le empiezan a picar cerca de los ojos, le ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil orientarte¡±, recomienda Mateos.
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